¡°No me permito la vanidad¡±
Su vida es la Fundaci¨®n Manantial desde que su hijo sufriera un brote psic¨®tico. El objetivo es integrar a estos enfermos
Dedicada al mundo asegurador y financiero, la existencia de Francisco Sardina se vio dram¨¢ticamente agitada en 1991, a?o en que su hijo de 18 a?os tuvo un brote psic¨®tico. Cuando aquello ocurri¨®, hizo ¡°una parada biol¨®gica¡±, dej¨® de trabajar y se fue con el chico al campo. A partir de aquel retiro busc¨® las mil maneras de poder ayudarlo. Hoy, preside la Fundaci¨®n Manantial, que elabora proyectos y ayuda para la integraci¨®n de personas con sufrimiento mental en la vida social y comunitaria. Durante toda la conversaci¨®n, Francisco, escrupuloso y modesto, trata de eludir lo personal y sus m¨¦ritos, pero intentamos convencerle de que su actitud comprometida puede servir de inspiraci¨®n a otros familiares que se vean sacudidos por el mismo problema.
¡ª El comportamiento de mi hijo comenz¨® a salirse poco a poco de la normalidad. No fue algo en un principio muy notorio, sino de esto que alguien empieza a aislarse en su cuarto, a no participar en nada, a tener horarios alterados, a vivir de noche y dormir de d¨ªa. Un desorden que no te explicas bien. Entonces, acudes a todo tipo de gente que te pueda orientar, pero das palos de ciego. No es algo que est¨¦ bien resuelto y menos entonces.
¡ª Tampoco era f¨¢cil porque ¨¦l no se dejaba ayudar, no se trataba de un adolescente sino de un joven que deseaba tener su propia autonom¨ªa. No es sencillo para un padre decir, vamos al m¨¦dico. A un chaval de 12 a?os lo llevas quiera o no quiera.
¡ª Fui a un psiquiatra y a un psic¨®logo, y ni uno ni otro me dieron soluci¨®n. La entrevista con el psiquiatra fue frustrante, no hubo conexi¨®n alguna con mi hijo, y el psic¨®logo cl¨ªnico me dec¨ªa que ten¨ªa que esperar a que se manifestaran los s¨ªntomas, o sea, ese tipo de demoras en las que vas perdiendo un tiempo precioso.
¡ª Me fui al campo con ¨¦l, los dos solos, despu¨¦s de un brote psic¨®tico serio que provocaba bastante miedo a todo nuestro entorno. Estuvimos casi dos a?os de retiro, aislados.
¡ª Recuerdo que le pregunt¨¦ a un psiquiatra entonces qu¨¦ era eso de la rehabilitaci¨®n psicosocial, y me dijo, mira, no te enga?es, eso es una cosa a la que se acoge alguien que ha delinquido para no cumplir penas, pero no es para tu hijo. Tu hijo no tiene soluci¨®n. Lo ¨²nico que puedes esperar en ¨¦l es un deterioro cognitivo: mental¨ªzate.
¡ª Tuvimos bastantes internamientos. Involuntarios, pero qu¨¦ ibas a hacer, no ve¨ªas otro modo de conectarle con la sanidad. Cuando ya lleg¨¢bamos a una situaci¨®n l¨ªmite, yo acud¨ªa al juzgado, ten¨ªamos que conseguir una orden, una ambulancia, que interviniera la polic¨ªa, un sinf¨ªn de historias de este tipo.
¡ª Acud¨ª a una asociaci¨®n y pregunt¨¦ qu¨¦ pod¨ªan hacer. A mi hijo no le sirvi¨® de mucho, porque era refractario a cualquier tipo de ayuda, pero a m¨ª me conect¨® con el movimiento asociativo, con otras familias. Eso es muy positivo, porque no te sientes un bicho raro, tu mal es el de otros. No te consuela, pero te da una cierta esperanza, empiezas a buscar caminos alternativos.
¡ª Empec¨¦ a tomar contacto con profesionales que son hoy pilares en nuestra tarea. En 1997 me hice cargo del patronato de la Fundaci¨®n Manantial. Yo ten¨ªa mi profesi¨®n, pero en una mesa de mi despacho, lo hac¨ªa todo: lo m¨ªo y el arrancar la entidad. Con un grupo de cuatro psic¨®logos voluntarios nos sent¨¢bamos en torno a una mesa y ah¨ª dise?¨¢bamos el proyecto.
¡ª Aprend¨ª mucho y hubo un gran entendimiento entre profesionales y familiares. Sent¨ªa que ten¨ªa un norte. Desde ah¨ª, cambiamos el paradigma, es decir, pensamos que exist¨ªa la esperanza de que trabajando con los enfermos en su rehabilitaci¨®n psicosocial se pudieran obtener otro tipo de resultados.
¡ª La rehabilitaci¨®n psicosocial se basa en tratar de recuperar las capacidades de una persona que como consecuencia de un sufrimiento emocional abrupto padece un colapso, pero eso no significa que sus capacidades intelectuales desaparezcan. De lo que se trata es de resucitar esas capacidades, trabajar con ellos para que recuperen el curso de su vida.
¡ª Todos los proyectos los hemos inventado nosotros y ahora hay un gran equipo profesional. A m¨ª s¨®lo me consultan los temas adversos. Filos¨®ficamente, por as¨ª decirlo, he llegado a la conclusi¨®n de que tengo casi todo hecho en la vida y que no tengo m¨¢s misi¨®n que este compromiso, esta es mi raz¨®n de ser. Yo podr¨ªa haberme tumbado en el suelo, haberme dejado ir, pero el motivo de mi existencia es la Fundaci¨®n. Puede sonar un poco cursi, pero es as¨ª.
¡ª ?Hace 11 a?os, mi hijo se quit¨® la vida, entonces decid¨ª duplicar el esfuerzo, estar a¨²n m¨¢s comprometido. Eso me ayud¨® en mi bache, bache que todav¨ªa no he superado porque yo me acuerdo de ¨¦l todos los d¨ªas, pero as¨ª es el dolor. Su recuerdo me da fuerzas para seguir luchando. Yo no es que haga mucho, pero impulso el equipo humano. Tenemos 500 individuos trabajando, sumando a los profesionales y a las personas con trastorno mental que hemos empleado. Eso es lo m¨¢s bonito. En la medida en que encontramos un nicho de empleo lo ponemos en marcha. Manantial Integra es empleo protegido, pero las empresas funcionan como cualquier centro de trabajo. Parec¨ªa imposible, pero conseguimos que 150 pacientes est¨¦n empaquetando medicamentos para laboratorios farmac¨¦uticos.
¡ª La persona con un problema mental que trabaja cambia diametralmente. Pasa de ser un enfermo a ser un trabajador: la autoestima aumenta, la propia familia lo ve de otra manera y tambi¨¦n su c¨ªrculo social. Interact¨²a, hace amigos o conoce una pareja. Tenemos gente en tareas de limpieza, llevando un chiringuito, en labores de jardiner¨ªa, como cortadores de jam¨®n.
¡ª No depende solo de nosotros c¨®mo la sociedad percibe al enfermo mental, depende mucho de las instituciones. En el Reino Unido hicieron una campa?a para combatir el estigma que dur¨® ?once a?os! Las cosas no se consiguen sin gastar dinero. El impacto nuestro es limitado. En cuanto a los medios de comunicaci¨®n, no me gusta culparles, no podemos satanizarles, se expresan seg¨²n su libertad leg¨ªtima y a las cosas las llaman por su nombre. Pero s¨ª que hay que crear respeto a las personas, porque es cierto que sacan siempre los hechos luctuosos, eso de ¡°parece que la persona ten¨ªa trastorno mental¡±. Yo siempre me preguntar¨ªa si la persona estaba o no en tratamiento. Cuando una persona llega a hacer da?o a otros en m¨¢s de un 90 por 100 ha interrumpido el tratamiento o no ha estado jam¨¢s dentro del sistema de salud. Pero los casos provocados por psic¨®ticos son m¨ªnimos. Nos gustar¨ªa tambi¨¦n entrar en el sistema penitenciario para darle un sentido asistencial y no solo punitivo. Es muy dif¨ªcil recuperar a una persona si se la tiene en una celda 12 horas seguidas.
¡ª En 20 a?os el mundo ha cambiado, afortunadamente. Hay un impulso promovido por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud de transformar el modelo, hacerlo m¨¢s humano. Y hay m¨¢s recursos, aunque estemos a mitad de camino.
¡ª ?Me sorprende que el modelo psiqui¨¢trico est¨¦ tan influido por la ideolog¨ªa personal. Es chocante para m¨ª. No pasa con una cardiopat¨ªa, pero s¨ª con la salud mental. Hay un enfoque u otro, y la persona puede tener suerte en funci¨®n del profesional con el que caiga y de su enfoque.
¡ª No me permito estar orgulloso de lo que hemos conseguido, me fustigo bastante con el tema de la vanidad. El d¨ªa en que caes en la vanidad (y es f¨¢cil porque todos somos d¨¦biles) te altera. Por supuesto que me gusta cuando las cosas prosperan, pero yo miro s¨®lo a lo que nos queda por recorrer.
¡ª Estamos volcados en la atenci¨®n temprana. Es fundamental hacerse cargo de un muchacho en la adolescencia, acometer cuando antes un tratamiento. Me gustar¨ªa que eso se extendiera en todos los servicios de salud mental. Es muy duro que te llame una madre y te diga, mira, tengo a mi chica con 17 a?os y no consigo entrar en vuestro dispositivo. Yes que lo nuestro es a¨²n una experiencia piloto, no cabe todo el mundo. Pero la atenci¨®n temprana es algo que est¨¢ en los pa¨ªses desarrollados desde hace 25 a?os. Se trata de acortar los procesos, evitar las reca¨ªdas y las hospitalizaciones, que el adolescente recupere el curso de su vida, que se reintegre al proceso formativo o laboral. Se llama temprana por la detecci¨®n precoz y por la edad, al final de la adolescencia.
¡ª Se pierde un tiempo enorme. Se pueden tardar 13 a?os desde que se hace un primer diagn¨®stico hasta que se deriva al afectado a un centro de rehabilitaci¨®n psicosocial. Con lo cual empezamos a trabajar con personas en la treintena. Es muy tarde.
¡ª Esto afecta a la familia, muchas familias se desmiembran. Hay padres que entran en una din¨¢mica de culparse el uno al otro. Nosotros atendemos a los padres tambi¨¦n y a grupos multifamiliares. Eso es lo que est¨¢ dando resultados.
¡ª Yo tengo perfectamente claro que no todo tiene que provenir del erario p¨²blico, esto ser¨ªa una utop¨ªa, pero la realidad te demuestra que el afectado es el que hace que las instituciones se muevan, en la medida en que nosotros ponemos en marcha leg¨ªtimas reivindicaciones. Motu propio la administraci¨®n no tiene la iniciativa.
¡ª Yo creo que he hablado mucho.
Es el campo donde Francisco se retir¨® con su hijo el lugar en el que encuentra hoy momentos de sosiego, aunque est¨¢ claro que la manera de apaciguar su p¨¦rdida es ayudando a otros a tener una vida no siempre marcada por el sufrimiento interior.
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