Una pintura formidable
Francis Bacon y Lucian Freud protagonizan en el Museo Picasso de M¨¢laga una abrumadora exposici¨®n que huye de las etiquetas y recuerda que solo existe arte bueno o malo
Cuentan los Annales ingleses la an¨¦cdota de que un cadente Winston Churchill, todav¨ªa inmerso en la pol¨ªtica hasta el extremo de su caricaturizado perfil con sombrero Homburg y habano, acept¨® a rega?adientes posar como modelo del pintor Graham Sutherland, a quien el Parlamento brit¨¢nico le hab¨ªa encargado un retrato para homenajearle en su 80? cumplea?os. El primer ministro habr¨ªa manifestado ciertas reticencias sobre la supuesta ¡°modernidad¡± del artista: ¡°?Un ingl¨¦s moderno?¡±, le espet¨® Churchill a su esposa. ¡°?No se puede confiar en ellos! ?Qu¨¦ iba a querer cambiar un ingl¨¦s? Preferir¨ªa un alem¨¢n, incluso un italiano. Ellos son los que verdaderamente tienen que volver a empezar¡±. Sutherland firm¨® el retrato despu¨¦s de largas jornadas de dibujos preparatorios y algunas discusiones con el pol¨ªtico ¡ªque era pintor aficionado en sus ratos libres¡ª. El ¨®leo se expuso en la C¨¢mara de los Lores, pero dur¨® muy poco. La esposa de Churchill, lady Clementine, arrampl¨® con ¨¦l, se lo llev¨® a su casa de campo y orden¨® al jardinero que lo quemara. Aquel retrato no le dignificaba; al contrario, era el de ¡°un monstruo¡± y no el del gran estadista que se hab¨ªa enfrentado a Hitler.
Sutherland consider¨® el suceso como un acto de vandalismo e hizo todo lo posible por esfumarse de la pol¨¦mica. Su inspiraci¨®n siempre hab¨ªa sido la realidad, las formas visibles y escondidas que la rodean: ¡°La forma ejerce un efecto sobre las emociones, pero son las emociones las que gobiernan la forma definitiva¡±, declar¨® en 1938 despu¨¦s de haber visto el Guernica, de Picasso. Conspicuo retratista, form¨® parte del consejo de direcci¨®n de la Tate Gallery, pero dimiti¨® en 1952 al discrepar sobre los criterios art¨ªsticos. Le sustituy¨® en popularidad Francis Bacon, ese pintor glacialmente ¡°moderno¡± que muy probablemente habr¨ªa retratado a Churchill como un pope aullador que se arrastra por la alfombra y no como el viejo bulldog asustado de Sutherland.
La muestra contradice esa visi¨®n del arte ingl¨¦s ligado a lo literario, lo provinciano y lo anecd¨®tico con una pintura de energ¨ªa formidable
Francis Bacon, con Lucian Freud, es el reclamo de la abrumadora Escuela de Londres, en el Museo Picasso de M¨¢laga, una muestra que, m¨¢s que hablarnos de etiquetas y pa¨ªses, nos habla de pintura ¡ª?y qu¨¦ pintura!¡ª, record¨¢ndonos de paso que solo existe arte bueno o malo y no simplemente dos tendencias art¨ªsticas condenadas a darse la espalda (Picasso versus Duchamp). Un centenar de obras seleccionadas de los fondos de la Tate se exhiben como una eleg¨ªa al peculiar ¨¦nfasis e intensidad de la visi¨®n natural y la fascinaci¨®n por el cuerpo humano de una generaci¨®n que germin¨® en una ¨¦poca de fortaleza art¨ªstica de Estados Unidos frente a una Europa deprimida y en reconstrucci¨®n.
La exposici¨®n contradice esa m¨ªsera visi¨®n del arte ingl¨¦s ligado a lo literario, lo provinciano y lo anecd¨®tico, al presentar una pintura de energ¨ªa formidable, casi tan potente y formalmente rigurosa como la revoluci¨®n industrial. No est¨¢n todos, ni Sutherland (que fue m¨¢s bien un artesano y fiel documentalista de la guerra europea), ni los abstractos (Bridget Riley, Ben Nicholson) ni los precursores de la cultura de masas (Paolozzi, Hamilton, Hockney), pero s¨ª aquellos ¡°modernos¡± de aqu¨ª y all¨¢ que dieron con sus huesos en Londres, muchos jud¨ªos errantes a los que Churchill seguramente despreciar¨ªa por mostrar sobre el lienzo la encarnizada franqueza del cuerpo humano con toda su ansiedad sexual.
El Museo Picasso es el marco id¨®neo para dar profundidad a un recorrido que tiene como protagonistas a los principales maestros David Bomberg y William Coldstream, quienes influyeron notablemente en el n¨²cleo duro de la escuela: Frank Auerbach, Leon Kossoff, Michael Andrews, ?Euan Uglow y Paula Rego. Francis Bacon, Lucian Freud y R.?B. Kitaj componen el triunvirato en el arte de representar figuras. Este ¨²ltimo fue el que mejor conect¨® con Picasso, por la apropiaci¨®n que hizo del mundo y de las posibilidades expresivas de la figura humana. La muestra es todo beneficio. El resto ya lo sabemos. Alemania e Italia volvieron a empezar mientras Inglaterra se regodeaba en la crisis del desnudo ideal.
Bacon, Freud y la Escuela de Londres. Museo Picasso M¨¢laga. Comisaria: Elena Crippa. Patrocinio: CaixaBank. Hasta el 17 de septiembre.
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