¡®Girls¡¯: historia de una neur¨®tica
La serie de Lena Dunham ha cambiado para siempre la manera de mostrar el sexo y los cuerpos en la televisi¨®n
Girls, que se despide este a?o despu¨¦s de seis temporadas, naci¨® consciente de las comparaciones con la otra serie sobre chicas en Nueva York: Sexo en Nueva York. Lena Dunham, guionista, productora, directora y actriz en la serie, prefiri¨® desactivar la comparaci¨®n en el primer cap¨ªtulo: cuando Jessa, la glamurosa y atractiva prima brit¨¢nica, llega a casa de Shoshana, que no para de hablar de la serie cuyo p¨®ster preside su cama.
Marnie y Jessa compiten por ser la mejor amiga de la protagonista: Hannah Horvarth. Tiene 24 a?os, quiere ser escritora y comparte piso con su mejor amiga, aunque son sus padres quienes pagan sus gastos. La serie empieza con el anuncio de los padres de Hannah de que van a dejar de mantenerla. Despu¨¦s de tomarse una infusi¨®n de opio, acude al hotel donde se alojan para pedirles m¨¢s dinero (1.100 d¨®lares al mes durante dos a?os m¨¢s) porque, dice, ¡°creo que soy la voz de mi generaci¨®n¡ o al menos una voz de una generaci¨®n¡±, se corrige en seguida. Inmediatamente despu¨¦s se desmaya. Hasta aqu¨ª, la trama parece el reverso humor¨ªstico de la primera pel¨ªcula de Lena Dunham, Tiny Furniture (2010), que se centraba en la angustia vital de una chica que vuelve de la universidad a casa de sus padres y busca el camino que la llevar¨¢ a hacerse adulta.
En Girls, los encuentros y desencuentros, que se van enredando cada vez m¨¢s, se equilibran con lo que funciona como motor de la serie: la b¨²squeda de lo que quieren ser los personajes. Todos est¨¢n perdidos y tratan de encontrar un camino que les lleve a su lugar en el mundo. La protagonista tiene una vocaci¨®n: es escritora, y lo es todo el tiempo. Lo es de manera inevitable: toma notas sobre su vida cotidiana ¨Calgo as¨ª como un diario al que no le gusta que sus amigos llamen diario porque le parece que le restan calidad literaria¨C y siempre est¨¢ buscando experiencias sobre las que escribir. Al mismo tiempo, necesita dejar de preocuparse por cosas mundanas como el trabajo o el alquiler, para ¡°centrarse¡± en su libro.
Al final de la primera temporada las cuatro chicas acuden a la fiesta de presentaci¨®n del libro de la que Hannah considera su ¡°n¨¦mesis¡±, una antigua compa?era de la facultad cuya novela surge tras el suicidio de su novio. Hannah envidia el estupendo material literario de esa experiencia. Jessa le consuela: ¡°T¨² mereces que tu novio se suicide¡±, le dice. Y Hannah responde: ¡°Gracias, pero s¨¦ que solo lo dices porque me quieres¡±.
En la segunda temporada acepta tomar coca¨ªna por primera vez para luego escribir una cr¨®nica sobre lo que ha sentido para una revista digital y termina recayendo en su trastorno obsesivo compulsivo por la ansiedad que le produce el bloqueo; la cuarta temporada transcurre, al menos una parte, en Iowa: Hannah ha sido admitida en el famoso programa de escritura creativa de esa universidad (por ah¨ª pasaron escritores como A. M. Homes, Joy Williams, John Irving, Flannery O¡¯Connor o Raymond Carver, que no lleg¨® a graduarse).
Los libros forman parte del paisaje de Girls tanto como la ciudad: se han visto amontonados junto a la cama de Adam, en las estanter¨ªas de Hannah, en las librer¨ªas a las que acuden los personajes o los que lee Ryan (de La dama de blanco a Tan poca vida), uno de los personajes m¨¢s lectores. Tambi¨¦n se citan escritores: Maya Angelou, E. E. Cummings o Philip Roth, que aparece mencionado en 'American bitch' ¨Cuno de los cap¨ªtulos m¨¢s redondos, es casi un relato aut¨®nomo dentro de la serie, como suced¨ªa con 'La basura de un hombre' o 'P¨¢nico en Central Park'¨C.
Por fin, la que ser¨¢ la ¨²ltima temporada de la serie se abre con el primer relato de Hannah Horvarth publicado en The New York Times. Eso le permite encadenar trabajos como freelance y ser la persona que quiere ser. Y eso incluye ser admitida por derecho propio en el club al que siempre ha querido pertenecer: el de los escritores. Aunque sea el de los que apenas consiguen encadenar encargos para revistas digitales que siempre incluyen una parte un poco humillante para ella, pero muy divertida para el espectador.
Como pasa con la serie de Larry David Curb Your Enthusiasm, o con la de Louis C. K. que lleva su nombre, por muy encari?ados que estemos con el protagonista, o precisamente por eso, sus comportamientos excesivos o fuera de lugar provocan una sensaci¨®n de verg¨¹enza, ternura y risa sin soluci¨®n de continuidad. En realidad, Girls y Hannah Horvarth tienen mucho que ver con esas dos series: con David comparte la total ausencia de reparos en dejar que los personajes lleven sus excesos hasta las ¨²ltimas consecuencias; con Louis C. K., la decisi¨®n de no poner pa?os calientes ni filtros absurdamente embellecedores. Los tres protagonistas son en ocasiones odiosos, sus peripecias forman parte de un retrato nada solemne de la condici¨®n humana en diferentes momentos de la vida. Y las tres series son un derroche de inteligencia, sentido del humor y capacidad para encontrar asuntos reconocibles en los detalles m¨¢s peque?os.
Las pel¨ªculas, escritas o dirigidas, de Nora Ephron tambi¨¦n son un buen modelo de comparaci¨®n de Girls: la propia Lena Dunham cont¨® que fue la primera pel¨ªcula dirigida por Ephron, Esta es mi vida, la que le hizo querer hacer pel¨ªculas. Las chicas de Girls se parecen m¨¢s a Sally, de Cuando Harry encontr¨® a Sally, que a cualquier personaje femenino de televisi¨®n. El orgasmo que fing¨ªa Meg Ryan en una cafeter¨ªa en la pel¨ªcula de Rob Reiner es una de las secuencias m¨¢s memorables del cine y logr¨® trascender el medio. Algo similar puede decirse de Girls: ha cambiado para siempre la manera de mostrar el sexo (torpe, divertido, violento, insatisfactorio) y los cuerpos en la televisi¨®n. Ha recordado que la perfecci¨®n, afortunadamente, no existe.
El ¨²ltimo cap¨ªtulo ha dejado la serie abierta (Dunham ha anunciado la posibilidad de retomar a los personajes dentro de alg¨²n tiempo). Es otra cosa que Dunham ha aprendido del cine y de la literatura: cuando los personajes son buenos, pasan a formar parte de la extra?a familia de seres ficticios que a veces son tan importantes, impertinentes e imperfectos como los reales.
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