Simpleza sobre la creatividad

Una pel¨ªcula tan creativa como El d¨ªa de la bestia no merec¨ªa un documental retrospectivo tan poco creativo como Herederos de la bestia.

Obra fundamental en la eclosi¨®n del cine de g¨¦nero en la Espa?a de los a?os noventa, la sensacional obra de ?lex de la Iglesia, estrenada el 20 de octubre de 1995, sigue tan joven, gamberra y clarividente como entonces, pero Diego L¨®pez y David Pizarro, los bienintencionados documentalistas que han querido rememorar el evento, lo hacen con un trabajo infinitamente m¨¢s a?ejo que el material glosado. Han preguntado a la gente correcta: cineastas como Jaume Balaguer¨®, Paco Plaza y Enrique Urbizu; directores de festivales especializados como ?ngel Sala; cr¨ªticos como Quim Casas; adem¨¢s de buena parte de los creadores de aquella sensaci¨®n, De la Iglesia, Jorge Guerricaechevarr¨ªa, Santiago Segura, Arrizabalaga y Biaffra, C¨¦sar Strawberry... Pero han ordenado su material de un modo obvio, simple, acad¨¦mico, sin sustancia. En estos tiempos en los que los documentales musicales y cinematogr¨¢ficos, deportivos y sociales, han dado un espectacular salto en materia de ritmo y de montaje, de inventiva no enfrentada con el rigor, la pel¨ªcula se convierte en una sucesi¨®n de bustos parlantes que, aunque digan cosas interesantes, no le hacen honor al s¨ªmbolo que tienen entre manos. Todo ello acompa?ado de una serie de planos de apoyo que van poco m¨¢s all¨¢ de unas bobinas de celuloide en movimiento.

Sobre los entresijos de El d¨ªa de la bestia y la labor de De la Iglesia se han escrito libros tan documentados como La bestia anda suelta, de Marcos Ord¨®?ez, y Freaks en acci¨®n, ?lex de la Iglesia o el cine como fuga, de Jordi S¨¢nchez Navarro, pero una pel¨ªcula es otra cosa. Y se supone que Herederos de la bestia es cine, y debe aportar algo m¨¢s que opini¨®n retrospectiva y an¨¢lisis. El remate es que ni siquiera hay secuencias de la pel¨ªcula en s¨ª, y solo se incluye material de rodaje. Es probable que las condiciones de guerrilla del documental imposibilitaran a sus responsables pagar los derechos de las im¨¢genes de El d¨ªa de la bestia, pero es que, siendo as¨ª, simplemente no hab¨ªa pel¨ªcula o hab¨ªa que dar un giro de 360 grados a la metodolog¨ªa.

Como esos programas deportivos que no tienen los derechos del evento del que informan, y se dedican a poner fotos de los goles o de las canastas mientras te cuentan c¨®mo fueron los partidos, la pel¨ªcula es un mustio relato de algo realmente portentoso.