Con Cannes lleg¨® el esc¨¢ndalo
Los 70 a?os de existencia del mayor festival de cine del mundo han estado marcados por numerosas pol¨¦micas y controversias. Un ciclo de pel¨ªculas recuerda las m¨¢s sonadas
Se desconoce cu¨¢l ser¨¢ el desenlace de la 70? edici¨®n del Festival de Cannes, que arranca este mi¨¦rcoles en la ciudad francesa. Pero, si se observa el patr¨®n definido por los 69 anteriores, se puede dar por seguro que el esc¨¢ndalo no brillar¨¢ por su ausencia. Desde su fundaci¨®n en 1939 y su posterior relanzamiento en 1946, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la pol¨¦mica se pasea por la Croisette a?o s¨ª y a?o tambi¨¦n. ¡°Las pel¨ªculas que han chocado o molestado a algunos, igual que las abucheadas y vilipendiadas por otros, tambi¨¦n forman parte de la mitolog¨ªa de Cannes¡±, sostiene el delegado general del festival, Thierry Fr¨¦maux, que las equipara a las que triunfaron en positivo. El director del festival ha tenido la idea de condensar las mayores controversias en los 70 a?os de existencia del certamen en un ciclo de pel¨ªculas que se proyecta en la Cinemateca de Par¨ªs hasta el 28 de mayo.
En la lista figuran 27 t¨ªtulos, que Fr¨¦maux divide en tres subapartados. De entrada, est¨¢n las pol¨¦micas de tipo est¨¦tico. ¡°En resumen, cuando la pel¨ªcula es aburrida, p¨¦sima e incomprensible¡±, ironiza Fr¨¦maux. En esa categor¨ªa entrar¨ªan La aventura, de Michelangelo Antonioni, o El dinero, de Robert Bresson, que toparon con la incomprensi¨®n del p¨²blico de Cannes. Pero tambi¨¦n La dolce vita de Federico Fellini, condenada por el Vaticano y que indign¨® a parte del p¨²blico de Cannes. En 1987, el director franc¨¦s Maurice Pialat, de personalidad volc¨¢nica, recibe la Palma de Oro por Bajo el sol de Sat¨¢n, que no ha gustado a los festivaleros. El cineasta recibe el premio bajo una lluvia de gritos y silbidos. ¡°Si no me quieren, puedo decirles que yo tampoco los quiero a ustedes¡±, responde Pialat con hieratismo. Entre los ejemplos m¨¢s recientes se encuentran The Brown Bunny, de Vincent Gallo, con su falta de elipsis y su escandalosa secuencia de felaci¨®n, pero tambi¨¦n El t¨ªo Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, de Apitchapong Weerasethakul, que alien¨® al p¨²blico menos versado al arte y ensayo, pero termin¨® premiada con la Palma de Oro.
En segundo lugar, Fr¨¦maux destaca los esc¨¢ndalos de tipo pol¨ªtico. Por ejemplo, Noche y niebla, el documental de Alain Resnais sobre los campos de concentraci¨®n, es retirado de la competici¨®n en 1955, a causa de presiones alemanas. Tres a?os m¨¢s tarde, Resnais volver¨¢ a ser v¨ªctima de la censura: Hiroshima mon amour tambi¨¦n ser¨¢ retirada de la competici¨®n, pero esta vez a petici¨®n de los estadounidenses. En mayo de 1968, Truffaut y Godard se unen a los manifestantes que levantan los adoquines en Par¨ªs y proponen suspender el certamen. Cannes terminar¨¢ cinco d¨ªas antes de lo previsto y sin entregar ning¨²n premio. Un a?o despu¨¦s, nace la Quincena de los Realizadores, una escisi¨®n del festival que se opone al control de la censura y a la propia idea de hacer competir las pel¨ªculas, abogando por un certamen ¡°sin limitaciones ideol¨®gicas y representativa de las cinematograf¨ªas del mundo¡±.
Por ¨²ltimo, Fr¨¦maux define una tercera categor¨ªa: la de los esc¨¢ndalos morales. En 1961, Luis Bu?uel despertar¨¢ acusaciones de blasfemia con Viridiana y sus escenas que al¨ªan religi¨®n y sexualidad, lo que no le impedir¨¢ llevarse la Palma de Oro. Una d¨¦cada despu¨¦s, Marco Ferrer dejar¨¢ estupefacto al p¨²blico de Cannes con La gran comilona, que terminar¨¢ con gritos, escupitajos y actrices en l¨¢grimas. Presente en el estreno, Catherine Deneuve, que acompa?aba a Marcelo Mastroianni, su protagonista, suele utilizarlo como ejemplo de lo cruel que puede llegar a ser este festival. Ese mismo a?o, la proyecci¨®n de un documental sobre el aborto (Histoire d¡¯A) provocar¨¢ incluso la intervenci¨®n de los antidisturbios. M¨¢s recientemente, el sadismo de Funny Games, que revel¨® a Michael Haneke, o la crudeza de Crash, de David Cronenberg, tampoco dejaron indiferente a la platea.
Esta ¨²ltima, protagonizada por una pareja que se excitaba mutuamente provocando accidentes de tr¨¢fico, gener¨® una ola de deserciones en la sala y numerosas acusaciones de depravaci¨®n. Pero termin¨® ganando el Premio Especial del Jurado, segundo premio oficioso, por ¡°su audacia e innovaci¨®n¡±. El peor de los tiempos recientes es el que protagoniz¨® Lars von Trier, al presentar Melancol¨ªa en 2011. El director dan¨¦s ser¨¢ declarado persona non grata por un desafortunado chiste sobre su empat¨ªa por Hitler, formulad durante una rueda de prensa que terminar¨¢ descarrilando. Desde entonces, Von Trier no ha vuelto a pasar por el festival que lo descubri¨® y encumbr¨®.
Olvidos pol¨¦micos
Cabr¨ªa a?adir una cuarta categor¨ªa: la de los olvidos. Pedro Almod¨®var, presidente del jurado de esta edici¨®n, ocupar¨ªa un lugar protagonista en la secci¨®n de las injusticias. En 1999, Todo sobre mi madre se convierte en la pel¨ªcula del festival. Pero el mismo Cronenberg, presidente del jurado, prefiere premiar la aridez de Rosetta, de los hermanos Dardenne, y conceder tres premios a otra pel¨ªcula incomprendida, L'humanit¨¦, del franc¨¦s Bruno Dumont. En 2011, Aki Kaurism?ki triunfa entre la cr¨ªtica con Le Havre, tal vez su pel¨ªcula m¨¢s emotiva. Pero Robert de Niro, presidente del jurado, hace que se vaya con las manos vac¨ªas. A¨²n se recuerda a Kaurism?ki ahogando sus penas en alcohol en un caf¨¦ de la parte vieja de Cannes, frente a una tapa de r¨¢banos crudos. En la ¨²ltima edici¨®n, ese rol lo ejerci¨® Toni Erdmann, de Maren Ade, gran revelaci¨®n de la competici¨®n que fue ignorada por el jurado, que prefiri¨® dar una segunda Palma de Oro a Ken Loach.
A modo de conclusi¨®n, el director art¨ªstico del certamen lamenta que el consenso sea ¡°m¨¢s dominante¡± ahora que en el pasado, tal vez por la influencia creciente de la correcci¨®n pol¨ªtica. ¡°?Qu¨¦ ser¨ªa Cannes sin las butacas abandonadas, sin la prensa peleona, sin los festivaleros exigentes? ?Y tambi¨¦n sin los errores del seleccionador?¡±, se pregunta Fr¨¦maux, con un ¨¢pice de autocr¨ªtica. ¡°Cannes es, al mismo nivel que un templo del glamour y el mercado m¨¢s floreciente del mundo, la m¨¢s bella tierra del cine. Y no lo ser¨ªa tanto si no fuera tambi¨¦n un lugar de grandes disputas y fuertes estruendos¡±, sentencia.
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