Boxeadores, nazis, peronistas y curas en el estadio argentino Luna Park
Un libro recorre la historia del palacio de deportes, testigo privilegiado de la historia de Buenos Aires en el siglo XX
El 4 de septiembre de 1965, 25.000 espectadores piden sangre en el estadio Luna Park de Buenos Aires. Esa noche "pelean un sanjuanino humilde, enriquecido y consagrado, contra un porte?o pobre pero altanero. Pelean el ¨ªdolo y el villano. Pelean, se?ores, Gregorio Goyo Peralta y Oscar Ringo Bonavena", relatan los periodistas Guido Carelli Lynch y Juan Manuel Bord¨®n en el reci¨¦n publicado Luna Park. El estadio del pueblo, el ring del poder (Sudamericana). El libro arranca con la cr¨®nica de ese combate de boxeo, que nadie se quiso perder. Estrellas del deporte y la pol¨ªtica coparon las butacas m¨¢s exclusivas, mientras que los aficionados los alentaban euf¨®ricos desde las gradas y 5.000 personas permanec¨ªan en las inmediaciones, sin poder entrar.
El boxeo en Argentina es indisociable del Luna Park, pero el m¨ªtico estadio ha sido adem¨¢s un testigo privilegiado de la historia del pa¨ªs austral en el siglo XX. En esa sala multitudinaria, Buenos Aires llor¨® al tanguero Carlos Gardel, all¨ª se realiz¨® la celebraci¨®n nazi m¨¢s grande fuera de Alemania y fue el escenario en el que se conocieron el general Juan Domingo Per¨®n y Evita, donde se cas¨® Diego Armando Maradona y actu¨® Frank Sinatra en su ¨²nica visita a Argentina. A trav¨¦s de entrevistas y material de archivo recopilado durante casi cuatro a?os, los periodistas trasladan al lector a los grandes hitos deportivos y pol¨ªticos del lugar, mientras narran la novela familiar de sus due?os hasta la actualidad.
El primer Luna Park naci¨® en 1916 en los terrenos que ahora ocupa el Obelisco, no muy lejos de la segunda sede del Buenos Aires Boxing Club, lugar de entrenamiento de hijos de las ¨¦lites porte?as de d¨ªa y sede de peleas clandestinas de noche. En su ring se form¨® Jos¨¦ Lectoure, quien anticip¨® la legalizaci¨®n de ese deporte marginal y su transformaci¨®n en un fen¨®meno de masas en los a?os 20. En la d¨¦cada siguiente, Lectoure puso sobre la mesa su conocimiento de este deporte e Ismael Pace, su amigo de la infancia, el dominio de los negocios, para asociarse y cofundar el segundo y definitivo Luna Park, en el inicio de la avenida Corrientes, a espaldas del R¨ªo de la Plata.
Entre uno y otro se celebr¨® "la pelea del siglo" en Nueva York, que enfrent¨® al campe¨®n mundial de todos los pesos, el estadounidense Jack Dempsey, y el argentino Luis ?ngel Firpo. "Dempsey demostr¨® hasta qu¨¦ punto era capaz de resistir el doble efecto de un uppercut seguido de un viaje de ida y vuelta al ring side, y empez¨® a demoler la pared de ladrillos hasta no dejar m¨¢s que un montoncito en el suelo junto con quince millones de argentinos retorci¨¦ndose en diversas posturas y pidiendo entre otras cosas la ruptura de relaciones, la declaraci¨®n de guerra y el incendio de la embajada de los Estados Unidos. Fue nuestra noche triste; yo, con mis nueve a?os, llor¨¦ abrazado a mi t¨ªo y a varios vecinos ultrajados en su fibra patria", escribi¨® Julio Cort¨¢zar sobre el combate en La vuelta al d¨ªa en 80 mundos.
Firpo pele¨® m¨¢s tarde en el Luna Park, igual que tambi¨¦n lo hicieron sus numerosos sucesores: Justo Su¨¢rez, Alfredo Prada, Jos¨¦ Gatica, Oscar Bonavena, Gregorio Peralta, Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Carlos Monz¨®n y V¨ªctor Gal¨ªndez, entre muchos m¨¢s.
En paralelo al boxeo, el acto m¨¢s masivo de sus primeros a?os fue el velatorio de Gardel, fallecido en un accidente a¨¦reo en Medell¨ªn el 24 de jumio de 1935. El centro porte?o colaps¨® por la multitud que se acerc¨® hasta el Luna Park para despedirse del cantor. Al cambiarlo de f¨¦retro, los fan¨¢ticos se apoderaron del ata¨²d vac¨ªo. "Lo desintegraron como si fueran termitas y se llevaron el trofeo en miles de astillas", escriben Carelli y Bord¨®n. Otro ¨ªdolo de la cultura popular argentina, Diego Maradona, celebr¨® all¨ª en 1989 su fastuosa boda con Claudia Villafa?e ante 1.200 invitados, con un pastel que escond¨ªa cien anillos de oro y uno coronado con brillantes.
El car¨¢cter vers¨¢til del recinto incluy¨® tambi¨¦n los m¨¢s variopintos actos pol¨ªticos. El 10 de abril de 1938, mientras Adolf Hitler votaba a favor del Anschluss (la anexi¨®n de Austria a Alemania) en un plebiscito manipulado, en el Luna Park m¨¢s de 15.000 asistentes bramaban "Heil Hitler" en un escenario decorado con grandes cruces esv¨¢sticas. En 1944, en cambio, un enorme retrato de Josef Stalin presidi¨® el palacio de los deportes para un encuentro organizado por el Partido Comunista y a partir de la llegada de Per¨®n a la Presidencia argentina, en 1946, el general y su esposa, Eva Duarte de Per¨®n, se convirtieron en los grandes protagonistas.
A excepci¨®n de Evita, las grandes figuras que brillaron en el escenario del Luna Park fueron hombres, pero no ocurr¨ªa lo mismo puertas adentro. "El Luna Park era la catedral del boxeo y un gran centro de testosterona, pero en 1956 qued¨® en manos de dos viudas y en especial de Ernestina Devecchi, que es finalmente quien se va a quedar con todo", dice Carelli. "Ella tomaba las decisiones y hac¨ªa los n¨²meros", agrega sobre la verdadera due?a del Luna Park, mucho menos conocida que su sobrino y amante, Tito Lectoure, la cara visible del complejo.
Pol¨ªticos de todos los signos han pisado el Luna Park, pero el peronismo se lo apropi¨® como ninguno y lo integr¨® en su iconograf¨ªa. Tras 12 a?os consecutivos en el poder, el peronista Daniel Scioli eligi¨® el estadio como b¨²nker electoral para el 25 de octubre de 2015 y lo convirti¨® en el escaparate de una de las derrotas m¨¢s amargas del movimiento. El peronismo perdi¨® por primera vez su gran feudo electoral, la provincia de Buenos Aires, y Scioli gan¨® por la m¨ªnima a Mauricio Macri, lo que forz¨® una segunda vuelta entre ambos en la que cay¨®.
El declive del boxeo, la aparici¨®n de otros estadios cubiertos en Buenos Aires y la muerte de Devecchi en 2013 -que lo entreg¨® a la Iglesia cat¨®lica en su testamento- han restado brillo al estadio pese a su ubicaci¨®n privilegiada. El valor de los terrenos asciende a unos 30 millones de d¨®lares, pero la declaraci¨®n de Monumento Hist¨®rico Nacional hace una d¨¦cada garantiza la preservaci¨®n de este s¨ªmbolo porte?o.
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