Libertinaje creativo para ni?os

Hablar de una narrativa fragmentada en la cr¨ªtica de una pel¨ªcula como Capit¨¢n Calzoncillos quiz¨¢ sea el colmo de la pretenciosidad, pero es lo que hay, y lo que mejor la define. Tambi¨¦n podr¨ªa decirse que sus autores meten sin orden ni concierto lo que les va viniendo en gana y c¨®mo les va viniendo en gana, lo que quiz¨¢ sea lo mismo, aunque con otro lenguaje. Pero lo cierto es que la adaptaci¨®n de la serie de libros infantiles escritos por el estadunidense Dav Pilkey desde el a?o 1997, compuesta por 14 entregas, es uno de los productos de animaci¨®n m¨¢s libres, en la forma y en el fondo, de los ¨²ltimos tiempos. Y eso siempre es bueno.

Como en ciertas series televisivas animadas actuales, con Bob Esponja y El asombroso mundo de Gumball a la cabeza, hay en la pel¨ªcula de David Soren una ruptura continua de la narrativa lineal con sucesivas digresiones de microrrelatos dentro del relato general, si es que este llega a existir en alg¨²n momento, que adem¨¢s se ven completadas por diversas variaciones del formato animado y de las texturas (o de las apariencias del formato animado y de las texturas). Porque, aunque en su mayor¨ªa se trate de animaci¨®n digital en 3D, hay secuencias narradas en un estilo que se aproxima al formato tradicional en 2D, e incluso alteraciones con simulacros de marionetas y de stop-motion.

Soren, director de la desigual Turbo (2013), y sus compinches, principalmente Nicholas Stoller, escritor de gamberradas juveniles como Todo sobre mi desmadre y adaptador de los libros originales de Pilkey, parecen hab¨¦rselo pasado tan en grande como los dos protagonistas de la pel¨ªcula: dos cr¨ªos aficionados a crear c¨®mics, uno al frente del dibujo, el otro de la historia, que convierten al memo director de su colegio, tras hipnotizarlo por error, en el Capit¨¢n Calzoncillos. Como un juego de ni?os que se va inventando mientras se practica, con reglas cambiantes, caprichosas y tronchantes, la pel¨ªcula avanza a trompicones y a un ritmo desenfrenado, al estilo de cualquier relato de un ni?o peque?o, lo que la hace m¨¢s aut¨¦ntica, desinhibida y, por qu¨¦ no, quiz¨¢ m¨¢s comprensible para ellos que para nosotros.

O puede que para todos en su justa medida y tiempo, porque la pel¨ªcula no deja de aglutinar ingentes cantidades de ingenuos gags de risa floja al estilo caca, culo, pedo, pis, con brillantes y extempor¨¢neas referencias cr¨ªticas acerca de la dejadez de nuestros gobiernos con la educaci¨®n y con los injustamente pagados profesores.