La cr¨®nica ten¨ªa un precio
Iv¨¢n Cerd¨¢n adapta a la escena un art¨ªculo de Marga Zambrana sobre los periodistas que informan de una guerra desde 1200 kil¨®metros de distancia
La informaci¨®n b¨¦lica, ?se atiene al principio ¨¦tico de objetividad o contribuye a crear un relato de parte? Esquilo, cronista teatral de la lucha contra los persas, dej¨® dicho que la primera v¨ªctima de la guerra es la verdad. W. R. Hearst y su todopoderoso grupo medi¨¢tico atribuyeron a Espa?a el hundimiento del Maine, sin indicio alguno, para atizar la entrada de su pa¨ªs en la guerra de Cuba. ¡°Yo fabrico las noticias¡±, era la m¨¢xima de Hearst.
LOS PIJOS ACABARON CON EL PERIODISMO
Dramaturgia y direcci¨®n: Iv¨¢n Cerd¨¢n, a partir de un art¨ªculo de Marga Zambrana. Int¨¦rpretes: Clemente Garc¨ªa, Laura Godoy y Maya Reyes. Ilustraciones proyecci¨®n: Cristina Segura Ramos. Coreograf¨ªa: Nuria P¨¦rez Matesanz. M¨²sica: Fz Valero & El Hombre de Barro. Ayudante direcci¨®n: Laura L¨®pez Ledesma. Luz: DJC. Escenograf¨ªa y vestuario: Itziar Hernando Urcullu.
Madrid. Teatro Nueve Norte, hasta el 28 de julio.
Para derrocar al gobierno reformista guatemalteco que plant¨® cara a la oligop¨®lica United Fruit, Edward Bernays, autor de Propaganda, orquest¨® en los a?os cincuenta una abrumadora campa?a medi¨¢tica de difamaci¨®n del presidente Jacobo ?rbenz, coronada por la invasi¨®n de un grupo paramilitar entrenado por la CIA, al que Bernays y la prensa estadounidense llamaron Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n. Tal procedimiento, prefigur¨® el que los EEUU aplicar¨ªan luego en Vietnam, Chile, etc.
El t¨ªtulo de Los pijos acabaron con el periodismo, pieza teatral basada en un art¨ªculo de opini¨®n cuasi hom¨®nimo de Marga Zambrana, yerra en el diagn¨®stico: si este oficio sobrevivi¨® al pastoreo de colosos como Hearst y Bernays, dudo que la situaci¨®n que la reportera espa?ola radicada en Estambul describe con exacto conocimiento de causa sea m¨¢s que un hito entre muchos de la pugna ancestral entre informadores con esp¨ªritu cr¨ªtico, que lo ponen todo perdido de preguntas inc¨®modas, y publicistas prestos a propalar lo que toque.
Los pijos¡ es un di¨¢logo moral entre dos figuras, que encarnan al profesional riguroso, enfocado a largo plazo, y al que busca el ¨¦xito inmediato, encarnado con sugestiva desenvoltura por Maya Reyes. No hay en el texto una reflexi¨®n de calado, pero s¨ª un retrato de la fauna period¨ªstica que puebla el aburguesado barrio de Cihangir desde donde, cuenta Zambrana, una pl¨¦yade de reporteros pretende dar cuenta de la guerra de Siria, a 1200 kil¨®metros, bas¨¢ndose en lo que activistas contrarios al Gobierno afirman a trav¨¦s de whatsapp.
Iv¨¢n Cerd¨¢n, autor de la versi¨®n, ha renunciado a poner el art¨ªculo original en boca de personajes de carne y hueso y a trenzar un verdadero conflicto dram¨¢tico: ambas elecciones al principio distancian al espectador, cuyo inter¨¦s encuentra donde asirse en cuanto Zambrana comienza a verter informaci¨®n fidedigna reveladora sobre condiciones laborales, clase social y ambiciones personales de sus colegas de Cihangir. Despu¨¦s de un baile pleno de sensualidad palpitante entre Laura Godoy y Clemente Garc¨ªa, la funci¨®n, que comenz¨® con cierta laxitud, se coloca en su sitio.
Los pijos¡ no es comedia, drama ni documental: m¨¢s parece uno de esos exempla con los que los moralistas medievales intentaban orientar ante los dilemas. Juan Carlos Vel¨¢zquez orquesta sutilmente la sinfon¨ªa de disparos de Kalashnikov, lanzacohetes Grad, misiles, ladridos, r¨¢fagas radiof¨®nicas, voces en ¨¢rabe y gritos de: ¡®Allahu Akbar¡¯ que abre la representaci¨®n.
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