Un Juli plet¨®rico corta tres orejas en Alicante en una tarde muy completa
Gran corrida de El Freixo, -al quinto toro se le dio la vuelta-, propiedad del torero madrile?o
La inclusi¨®n de Rivera Ord¨®?ez Paquirri por Roca Rey nadie la entendi¨® en Alicante, y se supone que en ning¨²n sitio. La coherencia y la sensatez, una vez m¨¢s, estuvieron ausentes en un momento en que j¨®venes toreros piden paso y triunfan en plazas como Madrid, ejemplo Juan del ?lamo. Todo el mundo en Alicante suspiraba por un sustituto de Roca a la altura de las circunstancias y el nombre de Del ?lamo circulaba como el torero preferido para ello. Por eso, la incredibilidad fue absoluta. Pero, claro, en esto de la tauromaquia ni los modernos productores son capaces de poner un gramo de sensatez a lo que hacen. As¨ª le va a la tauromaquia. As¨ª les va tambi¨¦n a ellos.
De la gran corrida de El Freixo (propiedad de El Juli), el quinto fue extraordinario. Casta?o de capa, 474 kilos, Tirachina de nombre, n¨²mero 18, y arm¨®nico de hechuras. Precioso de estampa. Grande de juego. Una vez fue al caballo, arrancado como una exhalaci¨®n. Pele¨® con bravura y sali¨® bien servido de la suerte. Alegre en banderillas. Y faltaba lo mejor, si acaso: la muleta. Incansable de embestida, con el hocico lamiendo la arena, largo en el remate de cada muletazo. Una joya de toro. Y un Juli plet¨®rico. Mano baja, profundidad en todos los muletazos y faena basada sobre la mano izquierda. Distancia, ritmo y un juego de t¨² a t¨² entre toro y torero sin guardar nada en el tintero. Faena larga. De tandas largas tambi¨¦n. Al final, muy al final, el toro amag¨® con irse a tablas, pero El Juli no dej¨® que manchara su corta y brillante historia en el ruedo. Pidieron el indulto, pero el torero no dud¨®. Se fue a por la espada, cuadr¨® y la dej¨® enterrada despu¨¦s de hacer la suerte con magisterio. Al toro le dieron la vuelta al ruedo en el arrastre; a El Juli, las dos orejas de tan bravo animal.
El Juli sac¨® un capote de paseo negro, de luto riguroso, cabos negros en el vestido azul pur¨ªsima y oro, y un cresp¨®n negro, como toda su cuadrilla, en el antebrazo derecho. Un homenaje al que fuera su profesor, Gregorio S¨¢nchez. Y sac¨® la raza de su car¨¢cter con el buen segundo toro. Ya con la capa, de salida por lances a la ver¨®nica, y en el quite, por chicuelinas a comp¨¢s abierto, puso orden en la sala. Sin apenas preparaci¨®n, con solo tres doblones muy toreros, el toro qued¨® fuera del tercio. Y ah¨ª, la faena entera. Respondi¨® el toro al toreo rectil¨ªneo de El Juli. En plenitud su capacidad, pero tambi¨¦n ligerito en algunas fases de la faena. Por la izquierda hubo menos entendimiento. Y el final, por circulares, envolvi¨¦ndose el toro a la cintura llev¨® casi el ¨¦xtasis a los tendidos. Cay¨® trasera la espada, necesit¨® un descabello y la gente se enfad¨® con el palco por no conceder la segunda oreja.
Paquirri tuvo un primer toro de incansable embestida. No fue un dechado de calidad, pero s¨ª tuvo suficiente motor como para aguantar una faena larga, de muchos pases, pero no de tanto contenido. Distra¨ªdo de salida, bien servido en varas, se puso a disposici¨®n de Paquirri sin condiciones. Mucha cantidad de muletazos, pero pocos para el recuerdo. No import¨® que la espada cayera baja para que la gente pidiera la oreja.
EL FREIXO/PAQUIRRI, EL JULI, URE?A
Toros de El Freixo, bien presentados y de muy buen juego, bravos en el caballo. El sexto, descompuesto, fue la oveja negra. Al quinto, gran toro, se le dio la vuelta al ruedo.
Paquirri: estocada baja (oreja); pinchazo y estocada trasera (saludos).
El Juli: estocada trasera y descabello (oreja); gran estocada (dos orejas),
Paco Ure?a: estocada trasera perdiendo la muleta _aviso_ (oreja); media tendida, pinchazo _aviso_ otro m¨¢s y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de Alicante, 23 de junio. 3? corrida de Hogueras. Casi tres cuartos de entrada. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del torero Gregorio S¨¢nchez.
El cuarto fue uno de esos toros que hizo de todo, bueno, regular y no tan bueno. Cambiante, en fin. Se defendi¨® a cabezazos bajo el peto, recibi¨® dos puyazos en regla, y manse¨® en el primero al salir suelto. Suelto y a su aire en banderillas, como si no quisiera saber nada del asunto. Luego, en la muleta, tuvo una impronta de toro obediente. De seguir la muleta casi sin condiciones. Paquirri se justific¨® en medio de una algarab¨ªa que no tuvo mucho sentido. Protestas y palmas se mezclaron mientras el matador lo pasaba sin grandes compromisos, pero tambi¨¦n con suficiencia. Los ¨²ltimos muletazos, mirando al tendido, tambi¨¦n dividieron al personal.
El tercero fue otro toro a destacar. Y tambi¨¦n su matador, Paco Ure?a. Ya de salida, con la capa, el murciano lo llev¨® por ver¨®nicas con la suerte cargada. El quite, un combinado de saltilleras, frente por detr¨¢s y revolera, encendi¨® el tendido. Listo para la muleta el toro, tras un buen puyazo. Sin pre¨¢mbulos tambi¨¦n, Ure?a lo salud¨® por estatuarios. En el platillo del ruedo, cerrando la primera entrega con el pase del desprecio y el de pecho. A partir de ah¨ª vino lo mejor: abierto el comp¨¢s, a veces incluso exagerado, Ure?a lo llev¨® largo. Con esa imagen de torero de otro tiempo, serio, sin concesiones f¨¢ciles. Pureza y buena concepci¨®n. Por el lado izquierdo ya no fue lo mismo. Hubo de ayudar al toro, que no ten¨ªa tanta entrega como por el otro pit¨®n. Lo fundamental estaba hecho. Faltaba el oropel: Bernardinas, la arrucina, el de pecho, y aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato. En los medios. Impresi¨®n de torero que crece.
El sexto toro fue la oveja negra de la familia. Impetuoso con el caballo, pero defensivo y descompuesto para la muleta. Ure?a mantuvo el pulso. Trat¨® de ganarle la partida y a medias lo consigui¨®. No se rindi¨® el toro, que se puso complicado a la hora de matar, y la cosa acab¨® en tablas.
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