La vida sin centro
El angosto recibidor de un piso de clase media en Bucarest es el mirador m¨¢s privilegiado para contemplar el mundo entero
SIERANEVADA
Direcci¨®n: Cristi Puiu.
Int¨¦rpretes: Mimi Branescu, Judith State, Bogdan Dumitrache, Dana Dogaru.
G¨¦nero: drama. Rumania, 2016
Duraci¨®n: 173 minutos.
Quiz¨¢ el angosto recibidor de un piso de clase media en Bucarest sea el mirador m¨¢s privilegiado para contemplar el mundo entero. Y diagnosticarlo. O a esa conclusi¨®n ha llegado el rumano Cristi Puiu -que se revel¨® con La muerte del se?or Lazarescu (2005)- en su monumental ¨²ltimo trabajo, Sieranevada, una comedia dram¨¢tica coral que dedica buena parte de sus casi tres horas de metraje a abandonar al espectador en medio de esa claustrof¨®bica zona de paso: una ubicaci¨®n abierta a una serie de habitaciones que parecen bullir de actividad durante la celebraci¨®n del memorial por la muerte reciente del cuestionado patriarca de la familia, pero, al mismo tiempo, precario palco desde el que asistir a un agresivo recital de m¨²sica concreta -contundentes portazos, crispaciones sociales, se¨ªsmos emocionales, ocultaciones-, y, a partir de ah¨ª, construir sentido, como el ser humano en un universo cada vez m¨¢s indescifrable. Aunque el demiurgo -Cristi Puiu- no haya facilitado manual de instrucciones.
Transmitir la esquiva naturaleza de una pel¨ªcula tan ambiciosa y radical como esta no es tarea f¨¢cil. Con todo, mucho m¨¢s dif¨ªcil tiene que haber sido construir una maravilla como esta: ?c¨®mo puede escribirse un guion para una pel¨ªcula as¨ª, en la que todo parece estar sucediendo sin estar pautado, sin haber sido construido? ?C¨®mo se rueda algo semejante, con esa coreograf¨ªa invisible de cuerpos tensos buscando un hueco en una domesticidad que parece hacerse m¨¢s opresiva a cada minuto, con cada nueva presencia? Sieranevada es un trabajo que enfrenta el espectador con la m¨¢s estimulante y descarnada especificidad del cine como lenguaje: con la aparente aleatoriedad ?posaltmaniana? de sus largos planos desplaz¨¢ndose de un centro de atenci¨®n a otro, con su lograda ilusi¨®n de tiempo real pese a la puntual inelegancia de algunos de sus cortes de plano, la pel¨ªcula de Puiu es muy dif¨ªcil de imaginar bajo otra forma, como, por ejemplo, novela o montaje teatral.
Una enervante discusi¨®n conyugal sobre disfraces de princesas Disney abre la espita del recital de incomodidades de este trabajo virtuoso que, s¨ª, indaga en el estado de la cuesti¨®n rumana ¨Ccon los ecos de Ceaucescu, la fobia a los gitanos, la religi¨®n- para elevarse a diagn¨®stico universal de un presente de individualidades sin referentes, abandonadas al consuelo de las versiones oficiales de los hechos o al est¨ªmulo de la paranoia y a las que quiz¨¢ s¨®lo les quede la risa pat¨¦tica como ¨²nica respuesta.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.