As¨ª naci¨® la ciencia-ficci¨®n moderna en el cine
Se estrena restaurado el filme checoslovaco ¡®Ikarie XB-1¡¯, pagado por el Partido Comunista en 1963 para alabar las haza?as espaciales de la URSS, y que inspir¨® ¡®2001¡¯, 'Solaris' y ¡®Star Trek¡¯
La moderna ciencia-ficci¨®n en el cine naci¨® gracias a las ganas de hacer m¨¦ritos ideol¨®gicos de alg¨²n preboste del gobierno checoslovaco. Ikarie XB-1 (1963) naci¨® como un filme de propaganda comunista y fracas¨® en ese objetivo, pero en cambio el filme influy¨® en 2001: una odisea del espacio, en Solaris y en Star Trek, convirti¨¦ndose con el paso del tiempo en un t¨ªtulo de culto. Durante d¨¦cadas su visionado fue casi imposible, hasta que en 2016 el festival de Cannes estren¨® una copia restaurada digitalmente por los archivos nacionales de cine de Praga y Budapest, y esa nueva versi¨®n es la que se estrena hoy en Espa?a.
Ikarie XB-1 protagoniza un cap¨ªtulo tan fascinante como rocambolesco de la historia del cine. A finales de los a?os cincuenta y principios de los sesenta la URSS encabezaba la carrera espacial: suyos fueron el primer sat¨¦lite en ¨®rbita y el primer ser vivo en el espacio (la perra Laika). Para dar m¨¢s resonancia a estas haza?as, el KSC, el Partido Comunista de Checoslovaquia, decidi¨® producir en 1959 una pel¨ªcula sobre el espacio que alabara adem¨¢s el sistema socialista. Para ello contrataron al mejor director joven posible, Jindr?ich Polak, que ya hab¨ªa realizado filmes de aventuras y colaborado en un gran ¨¦xito previo de la ciencia-ficci¨®n, Krakatit. De presupuesto, seis millones de coronas, el triple de lo habitual. Y para que no hubiera dudas del poso ideol¨®gico, los jerifaltes del partido tambi¨¦n seleccionaron la historia: El cometa de plata, su primer t¨ªtulo provisional, adaptar¨ªa La nube de Magallanes (1955), del polaco Stanislaw Lem.
El proyecto se hizo p¨²blico en 1961, rebautizado como Finales de junio de dentro de 200 a?os, en coincidencia con el viaje de Yuri Gagarin, el primer ser humano en dar una ¨®rbita alrededor de la Tierra (su vuelo especial solo dur¨® 108 minutos). Y la pel¨ªcula se estren¨® el 26 de julio de 1963, titulada ahora Ikarie XB-1, nombre de la nave espacial en la que viajan, en la segunda mitad del siglo XXII, una tripulaci¨®n multinacional -formada por 40 cient¨ªficos- que se dirige hacia la constelaci¨®n Alfa Centauri para buscar una nueva forma de vida extraterrestre. En su camino se cruzar¨¢n una nave estadounidense del siglo XX y una estrella negra que desestabiliza la salud de los cosmonautas. En su cogollo, se mantiene la pausa y la filosof¨ªa de la obra de Lem, lo que la aboca a un estreno desastroso: el p¨²blico la rehuye.
Que no falte ni un artista
El KSC, el Partido Comunista Checoslovaco, no se anduvo con remilgos y emple¨® en Ikarie XB-1 a los mejores artistas de la ¨¦poca. por ejemplo, para el dise?o de las armas contrataron a Josef Istler, uno de los grandes pintores de su pa¨ªs, l¨ªder del surrealismo checoslovaco. El cohete principal surgi¨® de la imaginaci¨®n de Jan Zazvorka, que era hijo del principal arquitecto de los monumentos comunistas checoslovacos. En realidad, excepto Milos Forman y Jiri Menzel, el resto de los grandes nombres que formaron parte de la Nueva Ola del cine checo ¡ªdecoradores, guionistas, actores, dise?adores de vestuario¡ª participaron en Ikarie XB-1.
As¨ª comienza la segunda parte de la vida de Ikarie XB-1, porque la pel¨ªcula logra un eco inesperado en Europa y Estados Unidos. En julio de ese a?o, en el Festival de Trieste, comparte el premio a mejor pel¨ªcula junto a otro mito de la ciencia-ficci¨®n, La Jet¨¦e, de Chris Marker. En el jurado, entre otros, el escritor Kingsley Amis y el corresponsal de Corriere della Sera, un semi¨®logo llamado Umberto Eco que la alabar¨¢ en su cr¨®nica. El diario brit¨¢nico Financial Times la define, en su estreno en Reino Unido, como "la obra cinematogr¨¢fica de ciencia ficci¨®n m¨¢s importante desde el final de la guerra". En Estados Unidos la compra para su distribuci¨®n American International Pictures, que la bautiza como Viaje al fin del universo, la remonta y la recorta, sustituye los t¨ªtulos de cr¨¦dito con nombres angl¨®filos (Jindr?ich Pola?k se convierte en Jack Pollack) y le var¨ªan el final: si en la versi¨®n checoslovaca en el ¨²ltimo plano se ve la superficie de un planeta industrializado, en la estadounidense se peg¨® un plano con tomas a¨¦reas de Manhattan y la Estatua de la Libertad, un cierre que cuatro a?os despu¨¦s se repetir¨ªa en El planeta de los simios.
Anthony Frewin, el ayudante de Stanley Kubrick durante d¨¦cadas, contaba que el cineasta vio Ikarie XB-1 antes de afrontar 2001, una odisea del espacio. Y efectivamente, existen elementos comunes: un ordenador con voz que funciona como personaje secundario, la b¨²squeda de otras inteligencias, los largos pasillos hexagonales en la nave que lucen visualmente en planos secuencias. Para rematar las coincidencias, el primer t¨ªtulo de trabajo de 2001 fue exactamente Viaje al fin del universo.
Ikarie XB-1 inspir¨® tambi¨¦n a Gene Roddenberry, quien recuper¨® esa idea de un grupo de viajeros espaciales de sexos y nacionalidades distintas que trabajan juntos en armon¨ªa para Star Trek, una serie que present¨® a Paramount y que empez¨® a emitirse en 1966. Y por supuesto, queda su paralelismo con Solaris, de Andr¨¦i Tarkovski, ya que ambas nacen de sendas novelas de Lem.
La pel¨ªcula desapareci¨® durante d¨¦cadas en la historia del cine, hasta su restauraci¨®n. Ahora, tras su paso por varios festivales, se estrena en salas. En Madrid presentar¨¢ algunos de sus pases otro fan del filme, Alex de la Iglesia. El vuelo de la Ikarie XB-1 llega, por fin, a buen puerto.
Babelia
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