¡®Room 104¡¯, coloc¨®n en una habitaci¨®n de hotel
Lo nuevo de HBO es un porro indescriptible, si bien uno suave que no llega a emocionar o sumergirte en otra dimensi¨®n
Juego de Tronos da al espectador lo que busca: sangre, sexo, conflicto entre personajes¡ Pero no todo en la programaci¨®n veraniega de HBO iba a ser una gran producci¨®n satisfactoria. El broche estrafalario y libre lo pone, desde el pasado s¨¢bado, una antolog¨ªa de caracter experimental heredera de La dimensi¨®n desconocida cuyos cap¨ªtulos solo comparten una habitaci¨®n de motel. Se llama Room 104 y es un porro indescriptible. Un porro suave, eso s¨ª, que no llega a emocionar o sumergirte en otra dimensi¨®n.
Los responsables del coloc¨®n son los hermanos Duplass, reyes del drama indie ¨ªntimo que buscan con este proyecto dar oportunidades a nuevos cineastas. Los autores, expertos en filmes con mucha alma, complicados personajes y cuidados di¨¢logos, reconocen que para crear la serie han reciclado ideas descartadas de su ¡°cementerio¡± de proyectos. Alguna en realidad no va m¨¢s all¨¢ de eso: imaginativas propuestas sin desarrollo, con resultados irregulares y casi siempre insatisfactorios. Quiz¨¢s deber¨ªan haberlas olvidado en el caj¨®n.
En los seis episodios ¡ªde 12¡ª ofrecidos a la prensa se atreven con todo: de una historia muda narrada con baile a una comedia sobre Internet, pasando por el terror¨ªfico drama de un ni?o con doble personalidad (el primero y tambi¨¦n el mejor). Al contrario que Black Mirror o La Dimensi¨®n desconocida, las historias no comparten g¨¦nero ni tem¨¢tica. Cada episodio es una sorpresa. Esperar a ver qu¨¦ cuenta es parte de su encanto.
La habitaci¨®n protagonista, sin embargo, constri?e su tem¨¢tica y efecto. Mientras que En terapia lograba maravillas en su limitado espacio, todo simplicidad y teatralidad, Room 104 quiere trascender universalmente en sus cuatro paredes. Quiere ser transgresora, imaginativa e inabarcable.
Pero en su teatro experimental falta una voz unitaria, una mirada cinematogr¨¢fica que haga sobresalir la obra m¨¢s all¨¢ del loable objetivo de dar una oportunidad a nuevas voces. Porque, por valientes que quieran ser, no todos esos autores j¨®venes y posmodernos tienen talento para acometerlo. No todos pueden ser David Lynch. Ni todas sus ideas son aptas para desarrollar un buen cap¨ªtulo de televisi¨®n. Quiz¨¢s el espectador necesite tambi¨¦n un coloc¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.