Los Uffizi, contra el turismo masivo

Planificar una visita al museo de los Uffizi se convierte en algo parecido a la reserva de un hotel. La galer¨ªa m¨¢s visitada de Italia, con sus joyas renacentistas, va a tener dos temporadas, una alta y una baja. Igual que los albergues. A partir de 2018, del 1 noviembre hasta finales de febrero la entrada costar¨¢ 12 euros, mientras habr¨¢ que pagar 20 euros de marzo a octubre. Son estos los meses m¨¢s calientes de la colecci¨®n florentina, cuando los soportales que cobijan sus puertas se atestan de visitantes y las obras en su interior se vislumbran solo alargando el cuello en medio de la muchedumbre. Se trata de un aumento considerable, ya que hasta ahora para admirar La Primavera de Botticelli o la Venus de Urbino de Tiziano se pagan ocho euros; 12,50 si hay una exposici¨®n temporal.

La subida de las tarifas es el ¨²ltimo golpe de efecto de Eike Schmidt (Friburgo, 1968), primer director extranjero del templo italiano, quien eligi¨® como misi¨®n personal la de repartir de forma m¨¢s racional los flujos de visitantes.

"De los dos millones de personas que acuden cada a?o a los Uffizi ¡ªcomenta Schmidt por tel¨¦fono desde su despacho en Florencia¡ª la gran mayor¨ªa se concentra en la t¨ªpica 'temporada alta' del turismo", que empieza con las Pascuas, la primavera y sigue en la ¨¦poca de las vacaciones de verano. El director tiene datos a la mano: "Un d¨ªa cualquiera de junio podemos llegar a emitir hasta 10.000 entradas. En cambio, en un martes de febrero entran menos de mil personas. Buscamos un equilibrio, para que todo visitante pueda gozar de una experiencia m¨¢s profunda y enriquecedora".

Ya con las antiguas tarifas, los Uffizi se llevan la palma del museo m¨¢s visitado y rentable de Italia: se autofinancia y cada a?o tiene que dar un 20% de sus beneficios al Ayuntamiento y otro 20% otros museos menos exitosos.

"No nos estamos aprovechando de nuestra posici¨®n ¡ªbromea Schmidt¡ª al rev¨¦s, el billete de 20 euros nos acerca a muchos otros grandes museos europeos, como el Louvre de Par¨ªs, el Prado en Madrid o el Rijksmuseum de Amsterdam". Y como muchas galer¨ªas en el mundo, a partir de septiembre tambi¨¦n la joya de Florencia (que forman parte del mismo circuito) tendr¨¢ abonos anuales. Casi como las tarjetas de fidelidad de las cadenas de prendas o muebles, permitir¨¢n entrar en cualquier momento del a?o. 365 d¨ªas pagados por adelantado y con precios muy convenientes: 70 euros para acceso ilimitado a los Uffizi, Palacio Pitti y los Jardines Boboli. "Queremos premiar la fruici¨®n virtuosa ¡ªdetalla el historiador del arte alem¨¢n¡ª No nos interesa aumentar la presencia de quien entra solo para hacerse un selfie delante de la Venus de Botticelli. Nos interesa crear un flujo de personas que aprenden a conocer el placer de una visita lenta, a lo mejor media hora un d¨ªa solo para sentarse frente a un lienzo nunca visto". Un turismo lento, una fruici¨®n pausada y repetida, son conceptos a los que el nuevo director no deja de dar vueltas. Tanto que adelanta otra peque?a gran revoluci¨®n: "Pronto vamos a instalar 109 bancos en las salas ¡ªanuncia orgulloso¡ª La gente podr¨¢ sentarse, relajarse, estudiar, debatir sobre el arte". Otro paso hacia el cambio, en un mundo de turismo rapaz y masivo.