La evoluci¨®n l¨®gica del ser humano
El autor viaja a Erewhon, el pa¨ªs inventado por el escritor ingl¨¦s Samuel Butler, donde sostienen que traer hijos al mundo es un crimen
No es f¨¢cil llegar al pa¨ªs de Erewhon, pero es m¨¢s dif¨ªcil abandonarlo: hombres y mujeres son incre¨ªblemente bellos, las ciudades son magn¨ªficas, la comida es abundante. ?Por qu¨¦ marcharse? Una posible respuesta tal vez pueda ser derivada de ciertas pr¨¢cticas y costumbres de los habitantes del pa¨ªs: los erewhonianos consideran que estar enfermo es delito y que la comisi¨®n de un delito es una enfermedad (condenar¨¢n a trabajos forzosos a un t¨ªsico, pero compadecer¨¢n a quien haya desfalcado y le ofrecer¨¢n sus condolencias); sostienen que traer hijos al mundo es un crimen y s¨®lo lo toleran si el reci¨¦n nacido (o un adulto que se atreva a firmar por ¨¦l) exime de responsabilidad a los padres por escrito; afirman que es in¨²til instruir a los ni?os porque es posible que en el mundo haya m¨¢s cosas de las que ya se conocen, as¨ª que se limitan a introducirlos en la Hipot¨¦tica, una ciencia de la argumentaci¨®n en torno a situaciones que no se han producido. En Erewhon tambi¨¦n se considera un delito ser pobre, una secta propone que una semana gobiernen los mayores y otra los j¨®venes, toda persona est¨¢ obligada a pensar como las dem¨¢s y (lo que es m¨¢s importante) est¨¢n prohibidas las m¨¢quinas.
Samuel Butler naci¨® en 1835 en el condado ingl¨¦s de Nottingham y no tuvo suerte en pr¨¢cticamente nada de lo que se propuso, excepto en los negocios; de una estancia de 10 a?os en Nueva Zelanda (1859 a 1870), en la que se dedic¨® a la crianza de ovejas, se trajo un considerable patrimonio, as¨ª como los textos que reunir¨ªa en Erewhon, o al otro lado de las monta?as, que public¨® de forma an¨®nima en 1872 y result¨® un libro bastante exitoso hasta que el p¨²blico descubri¨® que hab¨ªa sido escrito por ¨¦l y no por Edward Bulwer-Lytton, el autor de Los ¨²ltimos d¨ªas de Pompeya. ¡°Erewhon¡± es el anagrama de la palabra inglesa ¡°nowhere¡± o ¡°ning¨²n lugar¡± y varias cosas no necesariamente opuestas: un relato de viajes, una s¨¢tira de la sociedad victoriana y una utop¨ªa que deviene distop¨ªa, posiblemente la primera que se haya escrito. Una parte considerable de su atractivo se deriva de lo exc¨¦ntricas que nos resultan las pr¨¢cticas de los erewhonianos; pero tambi¨¦n, y en especial, de la percepci¨®n de que ¨¦stas constituyen una versi¨®n s¨®lo un poco exagerada de una hipocres¨ªa y un af¨¢n de lucro que tendemos a asociar con la sociedad victoriana, pero m¨¢s bien constituyen lo que ¨¦sta nos ha dejado en herencia: en Erewhon ¡°cuando alguien genera una fortuna superior a 20.000 libras esterlinas al a?o se le exime de pagar impuestos, considerando que ha realizado una obra de arte¡±, y la funci¨®n de los profesores es asegurarse de que los alumnos ¡°piensen tal y como nosotros pensamos o, al menos, como consideramos oportuno decir que pensamos¡±, por ejemplo.
Samuel Butler naci¨® en 1835 en el condado ingl¨¦s de Nottingham y no tuvo suerte en pr¨¢cticamente nada de lo que se propuso, excepto en los negocios
A poco de haber llegado, el narrador de Erewhon descubre que lo que crey¨® una utop¨ªa es, de hecho, su contrario; pero lo que hay m¨¢s all¨¢ de las fronteras de este pa¨ªs imaginario (el lector lo sabe) no es mejor, y es esa constataci¨®n la que otorga al libro todo su inter¨¦s, as¨ª como el rechazo de los erewhonianos a las m¨¢quinas, que constituye la raz¨®n por la que el libro fue admirado por Aldous Huxley, George Orwell, William Gaddis y Gilles Deleuze, entre otros. Butler pone en boca de un profesor de Hipot¨¦tica un argumento que en realidad se articula en torno a (y discute con) la teor¨ªa evolutiva de Charles Darwin, con quien el autor tuvo una relaci¨®n complicada y finalmente hostil: ¡°No podemos esperar un desarrollo intelectual o f¨ªsico de la humanidad que contrarreste el avance mucho m¨¢s r¨¢pido al que las m¨¢quinas parecen destinadas¡±; se trata de detener ese avance antes de que sea demasiado tarde.
El argumento resuena poderosamente estos d¨ªas, en los que buena parte de nuestros intercambios personales, nuestras elecciones (tambi¨¦n) pol¨ªticas y los modos en que hacemos nuestro trabajo parecen ser m¨¢s un producto de alg¨²n algoritmo que de nuestros deseos y necesidades. ¡°Las m¨¢quinas se han cebado en la indigna debilidad que el hombre muestra por los beneficios materiales¡±, escribe Butler; la humanidad acepta ¡°cualquier trato que le proporcione mejor comida y ropa a precios m¨¢s baratos¡±, incluso si ¨¦ste supone adherir a su l¨®gica, adoptar su veleidad como ¨²nica regla de comportamiento, ser el ¨®rgano reproductor de la m¨¢quina.
John Osborne afirm¨® alguna vez que ¡°el ordenador es la evoluci¨®n l¨®gica del ser humano: una inteligencia sin moral¡±; los expertos sostienen que la ¨²nica variable no perfectible de la m¨¢quina es el hombre, lo que ha llevado a Paul Virilio a diagnosticar que ¡°el hombre empieza a estar de m¨¢s¡± en el mundo de la m¨¢quina y a Frank Schirrmacher a advertir que la cesi¨®n voluntaria de nuestras facultades intelectuales a los ordenadores conlleva una p¨¦rdida de libertad y autonom¨ªa que no s¨®lo supone cambios cognitivos e invierte las relaciones de subordinaci¨®n entre hombre y m¨¢quina, sino que tambi¨¦n puede estar en el origen de un nuevo totalitarismo. Samuel Butler dice en Erewhon que ¡°hubo un tiempo en que se dio una raza de hombres que conoc¨ªan mejor el futuro que el pasado y que murieron al cabo de un a?o a causa de la infelicidad producida por ese conocimiento¡±. ?l, sin embargo, vivi¨® bastante m¨¢s: muri¨® en 1902, a la edad de 66 a?os.
Erewhon, o al otro lado de las monta?as. Samuel Butler. Traducci¨®n de Andr¨¦s Cotarelo Jim¨¦nez. Pr¨®logo de Ram¨®n Cotarelo. Akal, 2012. 304 p¨¢ginas. 10,25 euros.
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