Wuilly Arteaga: un viol¨ªn torturado contra Maduro
El m¨²sico que toca en las protestas ha sido detenido y golpeado por las fuerzas de seguridad venezolanas y se encuentra en prisi¨®n
Un buen d¨ªa de abril, Wuilly Arteaga agarr¨® su viol¨ªn y una bandera de Venezuela para abrigarse y se fue de Ciudad Tablita a Caracas. Cambi¨® el barrio con casas de zinc de su infancia y juventud en Valencia (Estado de Carabobo) para luchar en la capital. Su arma era la m¨²sica. Pero no de destrucci¨®n, sino de construcci¨®n masiva. Se met¨ªa en medio, entre manifestantes y la guardia bolivariana, y tocaba una melod¨ªa: ¡°M¨¢s que nada para calmar los ¨¢nimos¡±, dice Alfredo Romero, su abogado. Pero hace tres semanas le lleg¨® un aviso. Apuntaron con una bomba lacrim¨®gena a su viol¨ªn y se lo destrozaron. Consigui¨® otro. Pero la siguiente fue a darle en la cara y ya despu¨¦s, el pasado 27 de julio, fue golpeado y detenido.
Nada le hac¨ªa quedarse en casa. O bueno, en el cuarto donde le hab¨ªan acogido en Caracas. ?l y Hazel Pinto, su novia, clarinetista, sal¨ªan a la calle y poco a poco, Wuilly, a sus 23 a?os, se fue convirtiendo en un curioso s¨ªmbolo. Tocaba en las aceras y plazas por la libertad en Venezuela. ¡°M¨²sica de la que nos emociona, canciones como Alma llanera o el himno del pa¨ªs¡±, comenta su novia. No le fue dif¨ªcil conseguir otro viol¨ªn. Tras destrozarle el suyo, le ofrecieron docenas en las calles. ¡°No ten¨ªa manos para tanto instrumento. Agarr¨® uno y sigui¨® en las protestas, tocando¡±. Hab¨ªa que darle un escarmiento. Tambi¨¦n se lo destrozaron, pero esta vez d¨¢ndole golpes con ¨¦l.
La ¨²ltima vez que Hazel lo encontr¨® fue a 100 metros, despu¨¦s de haberle visto irse unos d¨ªas atr¨¢s con la cara enmara?ada de puntos y hematomas: ¡°Estaba en la camioneta que lo traslad¨® al juzgado. Lo hab¨ªan retenido 96 horas sin comunicarle los cargos cuando lo legal, aqu¨ª, en Venezuela, son 48¡±, afirma. Al final, le hicieron saber por qu¨¦ lo retienen desde el 27 de julio, d¨ªa de su detenci¨®n, en El Para¨ªso, sede del destacamento 433 de la guardia nacional: ¡°Por instigaci¨®n p¨²blica y detenci¨®n de objetos incendiarios¡±, asegura Hazel Pinto. ¡°Nos preguntamos si la instigaci¨®n es la m¨²sica y el objeto incendiario, su viol¨ªn¡±.
No le permitieron m¨¢s defensa que un letrado p¨²blico pero Alfredo Romero ha conseguido convertirse en su abogado y acceder a verlo. Es director ejecutivo del foro penal de Venezuela, que atiende a presos pol¨ªticos. ¡°Desde que comenzaron las marchas se han producido 5.096 detenciones¡±, asegura. La de Wuilly es una m¨¢s contra opositores a Maduro. ¡°Su caso es tan emblem¨¢tico que, aunque en el foro llevamos cientos, he decidido ejercer como su defensor. Le he visto ya dos veces. La primera, con la misma ropa que lo detuvieron y me cont¨® que com¨ªa de las sobras asignadas a sus compa?eros de prisi¨®n. La segunda, ya me cont¨® algo m¨¢s. Que en la camioneta donde lo apilaron junto a varios detenidos, not¨® como encima suyo, los guardias violentaban a una mujer, introduci¨¦ndola los dedos por el ano¡±.
Casi le dejan sordo, entre otras cosas, atiz¨¢ndolo con los cascos. Tambi¨¦n que le han quemado el pelo y los bellos de las piernas con un mechero¡±, confirma su Alfredo Romero, su abogado
Evidencia y testimonio de torturas, el pan nuestro de cada d¨ªa hoy en Venezuela. A Wuilly, por su parte, no le permiten curarse ni tratarse bien las heridas que lleva en su rostro por los golpes que recibi¨® en uno de sus encuentros con los guardias. Casi le dejan sordo, entre otras cosas, atiz¨¢ndolo con los cascos. ¡°Tambi¨¦n que le han quemado el pelo y los bellos de las piernas con un mechero¡±, confirma su abogado.
Nadie sabe con certeza qu¨¦ le ocurrir¨¢. Lo que s¨ª est¨¢ claro es el camino que le ha llevado hasta all¨ª. Se form¨® en el Sistema de Orquestas de Venezuela. Dentro de uno de los n¨²cleos de su barri¨®, Ciudad Tablita, uno de los m¨¢s m¨ªseros de Valencia. Su madre mantiene a sus tres hijos con arreglos de ropa por el barrio. ¡°Nos conocimos hace cinco a?os en la escuela de m¨²sica del Sistema¡±, afirma Hazel. ¡°Pero tanto ¨¦l como yo, nos hemos salido. No quisimos sacarnos el carnet de la patria, que nos da acceso a prebendas y es una manera de controlar quien apoya al Gobierno y qui¨¦n no. Tampoco quisimos afiliarnos al partido en el poder, que nos hubiera facilitado las cosas dentro. La ¨²ltima vez que habl¨¦ con uno de los responsables, me dijo que no sali¨¦ramos a las marchas a tocar y que nuestros instrumentos no est¨¢n para guarimbear (protestar armando ruido)¡±, comenta Hazel.
De hecho, a los opositores en las calles, se les conoce, entre otras cosas, como guarimberos en Venezuela. "Tampoco nos extra?a, el Sistema vive hoy, principalmente, de los fondos p¨²blicos que le da el Gobierno". Es algo que lo est¨¢ partiendo por dentro desde que comenzaron las protestas, como buena muestra de lo que vive el pa¨ªs, sin que el prestigio internacional que ha logrado en los ¨²ltimos a?os pueda impedir la salida de muchos de sus miembros.
Wuilly no conoce apenas m¨¢s ciencia que la de su viol¨ªn. ¡°Lo toca de la ma?ana a la noche. No le importa si no come o no duerme lo suficiente¡±, asegura su novia. Tocar y luchar es uno de los lemas que daba nombre a un documental sobre el Sistema de Orquestas de Venezuela, creado por Jos¨¦ Antonio Abreu hace m¨¢s de 40 a?os y con m¨¢s de 600.000 miembros ahora en todo el pa¨ªs. A Wuilly, ese mandamiento se le ha grabado a fuego. Otros, parecen haberlo olvidado.
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