Bailando ¡®slows¡¯ en Camboya
La gran aportaci¨®n francesa a los temas estivales fue reconocer el ¡®slow¡¯ como elemento indispensable
Noviembre de 1967. Buena parte de la tropa de corresponsales ha cambiado Saigon por los encantos de Nom Pen. Los m¨¢s listos han convencido a sus jefes de que la capital de Camboya va a ser escenario de un acontecimiento digno de ser cubierto: la visita de La Viuda al templo de Angkor Wat. La viuda es Jacqueline Kennedy. Aqu¨ª hay algo m¨¢s que un capricho. Primero, Camboya y EE?UU rompieron relaciones diplom¨¢ticas en 1965. Segundo, Jackie llega en un avi¨®n de la United States Air Force. Tercero, es el tipo de jugada sinuosa que encanta al presidente Johnson: ganar un aliado en Indochina y fastidiar a la familia Kennedy.
Aparte, conviene escaparse de Saigon. Tras la temporada de las lluvias, la ciudad muestra todo su horror: la peste de la basura, los millones de refugiados que ocupan cualquier espacio libre, la degradaci¨®n moral de una guerra donde ambos bandos justifican como "ejecuciones selectivas" lo que no son m¨¢s que masacres.
En contraste, Nom Pen mantiene sus hechuras de ciudad de provincia, con avenidas arboladas por donde circulan m¨¢s bicicletas que coches. La suya es una pobreza digna: han renunciado a la cornucopia estadounidense pero gozan de una paz aceptable, apenas rota por refriegas y bombardeos en la frontera.
Entre los corresponsales, tambi¨¦n cuenta el anfitri¨®n. El admirable pr¨ªncipe Norodom Sihanouk ha mantenido la neutralidad camboyana, a pesar de que en su territorio operan guerrillas como los Jemeres Serei, a sueldo de la CIA, y unos invisibles Jemeres Rojos. Ante la perplejidad de Washington, lo mismo monta un recibimiento multitudinario al presidente yugoslavo Tito (gran estrella del movimiento de pa¨ªses no alineados) que denuncia a Mao por "imperialista".
Sihanouk hace malabarismos sin red, emparedado entre vecinos hostiles y belicosos (Tailandia, Vietnam). Se trata de un bon vivant tan seguro de su carisma que se ausenta de Camboya para tomarse largas vacaciones en Europa. M¨²sico amateur, ha grabado un disco con sus composiciones y patrocina concursos de voces nuevas. Simpatiza con el jazz, tolera el pop que viene de Francia, la antigua potencia colonial.
Sin embargo, el pr¨ªncipe no juega con las cosas de comer. Imposible penetrar los anillos de seguridad que rodean a la que fuera Primera Dama: los militares camboyanos sonr¨ªen pero mantienen a distancia a los enviados especiales. Que solo pueden contar banalidades: que Jackie aliment¨® a los elefantes reales, que inaugur¨® el John F. Kennedy Boulevard en Sihanoukville, que repos¨® en Ochheuteal¡vaya, hasta eso es especulaci¨®n: ni modo de aproximarse a la residencia de Norodom, primera l¨ªnea de playa.
Soluci¨®n a la desesperada: conseguir, mediante sobornos, habitaciones en el hotel Le Royal, donde se alojan los forasteros. Tiene una bo?te y dicen que un d¨ªa baj¨® Jackie con sus amigas. Los nativos m¨¢s fantasiosos insisten en que ?bailaron al estilo yey¨¦!
Toma ya, eso s¨ª que ser¨ªa una exclusiva: codearse con Jackie, extraer alguna informaci¨®n sobre sus conversaciones con el Pr¨ªncipe. As¨ª que, a la noche siguiente, una manada de lobos (y una loba: Elizabeth Dudman, del Washington Post) se presenta all¨ª, con su mejor ropa.
No hay actuaciones: "esto es una discoth¨¨que, se?or". Y una discoth¨¨que pija: nada de Sinn Sisamouth, Yol Aularong y dem¨¢s estrellas del pop jemer. Todos los discos son internacionales. M¨¢s a¨²n, el pincha ha decidido hacer una sesi¨®n fin-del-verano: no paran de sonar les slows.
Es derecho inalienable de los adolescentes franceses tener al menos un amor veraniego, una relaci¨®n abrasadora¡que terminar¨¢ mal. Tal es el mensaje de los slows que llenan la pista de Le Royal: "Capri, c'est fini", de Herv¨¦ Vilard; "Aline", de Christophe. Por Dios, el dj quiere que nos cortemos las venas, protesta Vicente Moreno, el reportero espa?ol. Wilfred Barnett, del Guardian, ha desaparecido rumbo al casino que suelen visitar los ministros de Sihanouk.
De repente, una r¨¢faga de emoci¨®n desnuda en los altavoces: "When a man loves a woman", de Percy Sledge. Desesperaci¨®n de amante abandonado, acompa?amiento m¨ªnimo de ¨®rgano y guitarra. G¨¦rard Decornoy, de Le Monde, saca a bailar a una belleza jemer. Tiene suerte: sigue un torrente de slows de soul. Un inesperado oasis, belleza pura en p¨ªldoras de tres minutos. Inimaginable que, a 150 kil¨®metros, se est¨¦n matando reclutas, militantes, mercenarios.
No volvemos a ver a G¨¦rard hasta el viaje de vuelta a Saigon. Est¨¢ radiante: "voy a pedir el traslado a Nom Pen." Muchas carcajadas: "est¨¢s loco, en Camboya nunca pasa nada. Norodom Sihanouk lo controla todo." No pod¨ªamos estar m¨¢s equivocados.
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Artistas: Percy Sledge.
Sello: Warner Music Spain (1997).
Formato: mp3, CD de audio y disco de vinilo.
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