El dedo amputado de Crist¨®bal Col¨®n
Cada rinc¨®n del municipio catal¨¢n de L'Arbo? recuerda al indiano y empresario Jos¨¦ Gener
Crist¨®bal Col¨®n se levanta en posici¨®n de descubridor, orgulloso, por encima de la calle Mayor de L'Arbo?. Es una figura similar a la del m¨ªtico monumento en Barcelona. El Col¨®n de l'Arbo? es m¨¢s peque?o que el de Las Ramblas y es de madera, aunque no lo parezca porque sus propietarios, la familia Jan¨¦, lo revisten cada cuatro a?os con pintura metalizada. Los Jan¨¦ lo han mimado durante d¨¦cadas: incluso le implantaron una pr¨®tesis, el dedo que se?ala a Am¨¦rica. El Col¨®n de los Jan¨¦ corona la Casa de las Am¨¦ricas, su residencia familiar y edificio emblem¨¢tico de este municipio del Pened¨¦s, de 5.500 habitantes. La iron¨ªa de esta historia es que Marcel¡¤l¨ª Jan¨¦, el hombre que construy¨® el edificio en 1922, no hizo las Am¨¦ricas pero s¨ª que las hizo, y como uno de los grandes indianos de Catalu?a, el propietario original de la estatua, Jos¨¦ Gener.
Para los fumadores de habanos, Jos¨¦ Gener es un nombre legendario. La marca Hoyo de Monterrey todav¨ªa luce su nombre en la vitola de sus cigarros, hoy elaborados por el Estado cubano. Gener era a finales del siglo XIX uno de los hombres m¨¢s ricos de Espa?a. Nacido en L'Arbo? en 1831, a los 13 a?os emigr¨® a Cuba para trabajar en la tienda de un t¨ªo suyo. Cuarenta a?os despu¨¦s, volv¨ªa a su pueblo siendo multimillonario y con una f¨¢brica de tabaco con 400 empleados. La empresa de Gener tuvo presencia propia en la Exposici¨®n Universal de Barcelona de 1888, en la secci¨®n de las colonias espa?olas: la estatua de Col¨®n se ergu¨ªa en lo alto del pabell¨®n de Gener.
Josep Maria Jan¨¦ reside en la Casa de Las Am¨¦ricas, la sede familiar, y regenta la tienda de ropa que hay en los bajos del edificio, continuaci¨®n de los hist¨®ricos almacenes Las Am¨¦ricas que su abuelo Marcel¡¤l¨ª hab¨ªa inaugurado en 1911: ¡°En las Am¨¦ricas de l'Arbo?, cada duro vale por dos¡±, dec¨ªa un antiguo eslogan publicitario todav¨ªa hoy recordado. La peque?a estatua de Col¨®n es ense?a del pueblo pero tambi¨¦n de su familia ¨Cun linaje local de peso: Josep Maria ha sido concejal y su hermano Jordi fue consejero de Interior de la Generalitat. Jan¨¦ est¨¢ convencido de que su Col¨®n sirvi¨® de modelo para esculpir el Col¨®n de Barcelona, aunque no quiere darlo por hecho porque no hay documentos escritos que lo confirmen. Su semejanza es evidente, y no solo eso: las piezas tienen el mismo autor, el escultor Rafael Atch¨¦. El Col¨®n de Gener es considerado, por ser de madera ¨Cde caoba, seg¨²n dice la tradici¨®n familiar¨C y de tama?o peque?o, una maqueta. Los dos Col¨®n fueron creados para la Exposici¨®n Universal del 88.
La estatua era una obsesi¨®n del padre de Jan¨¦, de nombre tambi¨¦n Josep Maria: esta estaba arrinconada en las caballerizas del Palacio Gener i Batet, la residencia de Gener, un edificio neocl¨¢sico colosal de 1877. Los herederos vendieron la finca a los salesianos en 1949. ¡°Mi padre estaba obsesionado con la escultura. Insist¨ªa a los salesianos para que se la vendieran. Ten¨ªa buena relaci¨®n con ellos y cuando se cas¨® en 1951, estos se la obsequiaron como regalo de boda¡±.
La estatua no lleg¨® entera a la Casa de las Am¨¦ricas, le faltaba el dedo ¨ªndice, el que se?ala la tierra descubierta. Jan¨¦ explica que se lo amputaron milicianos al estallar la guerra civil: sin el dedo parec¨ªa levantar el pu?o. Marcel¡¤l¨ª Jan¨¦ contrat¨® al carpintero Ramon Vallverd¨² para implantarle un nuevo dedo. Vallverd¨² rememora la operaci¨®n: ¡°Le puse un dedo, creo que m¨¢s largo de lo que tocaba seg¨²n sus proporciones, aunque desde la calle no se nota. Lo reforc¨¦ con clavos, porque est¨¢ muy expuesto, como la cabeza, que tiene una carcaza de plomo¡±. No fue la primera vez que Vallverd¨² hab¨ªa estado cara a cara con el Col¨®n de l'Arbo?: de peque?o, cuando lo mandaban de colonias de verano al centro de los salesianos, se escabull¨ªa para echarle un vistazo, aparcada en las antiguas caballerizas: ¡°Estaba mal conservada, llena de polvo, con humedades¡±.
L'Arbo? homenajea a Gener con un paseo que lleva su nombre, otra calle que lleva el nombre de su mujer, Francisca Seycher, y un monumento que recuerda que financi¨® la llegada de agua corriente al pueblo. Tambi¨¦n instal¨® el alumbrado p¨²blico y sufrag¨® dos jardines. El principal retablo de la iglesia de la villa fue restaurado con dinero de Gener. ¡°L'Arbo? era un pueblo especialmente maltrecho por los estragos de la Guerra del Franc¨¦s y por las guerras carlistas. Gener quer¨ªa vivir aqu¨ª y mejor¨® las condiciones del lugar. A partir de que ¨¦l se instalar¨¢, muchas familias con recursos econ¨®micos tambi¨¦n invirtieron; por eso la calle Mayor tiene estos edificios tan bellos¡±, explica Jan¨¦.
Jan¨¦ apunta que el legado de Gener no est¨¢ exento de pol¨¦mica. Era un notorio nacionalista espa?ol que lleg¨® a ser teniente coronel. En 1871 presidi¨® un tribunal militar que conden¨® a muerte a ocho estudiantes cubanos acusados de profanar la tumba del periodista espa?ol Gonzalo de Caste?¨®n. Joaquim Roy, profesor de la Universidad de Miami, sugiere en su libro Catalunya a Cuba que Gener y otro empresario, Antoni Font, manten¨ªan esclavos en una de sus fincas en la segunda mitad del siglo XIX. Estos esclavos, seg¨²n el relato de Roy, proced¨ªan de una donaci¨®n del capit¨¢n general espa?ol en Cuba a la Sociedad de Beneficencia de los Naturales de Catalu?a, de la que Gener y Font fueron fundadores. Aquella sociedad de socorro, una de las m¨¢s importantes en la Cuba colonial, dej¨® a Cuba su iglesia dedicada a la Virgen de Montserrat y el top¨®nimo de la Loma de los Catalanes, nombre popular que conserva la Plaza de la Revoluci¨®n de La Habana.
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