Bienvenidos al mundo duplicado
Publicada en 1897 y con nula resonancia en su ¨¦poca, El doble, del influyente Raymond Roussel, arrastra al lector hacia un alucinado hiperrealismo
El doble (La doublure), novela en alejandrinos pareados, se public¨® en 1897, cuando Roussel ten¨ªa 20 a?os. Tiempo despu¨¦s le dir¨ªa al neur¨®logo Pirre Janet que la escribi¨® en un estado de ¨¦xtasis, sinti¨¦ndose un semejante de Shakespeare y Dante: ¡°Lo que escribo irradia un gran resplandor; cierro las cortinas porque temo que la m¨¢s ligera rendija deje escapar los rayos que salen de mi pluma¡±. Janet incluy¨® el testimonio en De l¡¯angoisse ¨¤ l¡¯extase (1926), un estudio sobre los estados m¨ªsticos y ext¨¢ticos; la presente edici¨®n de El doble incluye, como ep¨ªlogo, ese cap¨ªtulo. Pero El doble no obtuvo la menor resonancia, como iba a pasar pr¨¢cticamente con toda la obra de Roussel; fue el inicio de la depresi¨®n y el consumo de opi¨¢ceos que durar¨ªa hasta su muerte (por suicidio o sobredosis) en un hotel de Palermo, en 1933. P¨®stumo se public¨® C¨®mo escrib¨ª algunos de mis libros, donde Roussel explica su ¡°m¨¦todo¡±, basado en el juego de la m¨¢xima homofon¨ªa entre palabras que, a la vez, tuvieran significados muy apartados. De este modo, frases que sonaban casi id¨¦nticas produc¨ªan sentidos (y abr¨ªan desarrollos) del todo diversos. Esta tensi¨®n, sostenida a lo largo de obras extensas como Impresiones de ?frica y Locus Solus, fue admirada por las vanguardias: Marcel Duchamp y Andr¨¦ Breton lo declararon influencia necesaria de sus respectivas trayectorias. En 1963, Michel Foucault le dedic¨® su primer libro importante, donde anticipa las l¨ªneas que consolidar¨¢ en Las palabras y las cosas: ¡°Descubrir, en las duplicaciones espont¨¢neas del lenguaje, un espacio insospechado, y recubrirlo con cosas nunca dichas¡±: tal es el proyecto roussseliano seg¨²n Foucault. Por otra parte, la mani¨¢tica atenci¨®n que Roussel presta a los objetos particulares en todas sus obras lo convierte en un antecedente destacado del objetivismo de Robbe-Grillet, Michel Butor y el nouveau roman que irrumpi¨® en Francia hacia finales de la d¨¦cada de 1950. La posteridad de Roussel no dej¨® de crecer desde entonces. A finales del siglo XX, en una conferencia pronunciada en Harvard (recogida en Otras tradiciones, editorial Vaso Roto), el poeta estadounidense John Ashbery, gran admirador de Roussel, afirmaba: ¡°Hoy en d¨ªa su obra, difundida en ediciones de bolsillo, se ha vuelto alimento de cr¨ªticos del mundo entero y se discute hasta en la televisi¨®n y las revistas ilustradas¡±. Sin duda exageraba para poner de relieve que la casi irreductible singularidad de esa obra (en la que Ashbery crey¨® ver ¡°una estructura molecular distinta de cualquier otra¡±) hab¨ªa sido incorporada ya a la alta serie de rarezas can¨®nicas del siglo XX, como Ulises, de Joyce, o la Recherche, de Proust (con quien, por otra parte, Roussel tuvo cierto trato, pues eran vecinos en el elegante Boulevard Malesherbes de Par¨ªs).
Aprovechemos, entonces, el resumen que hizo Ashbery del argumento de El doble: ¡°Gaspard se enamora de una mujer ad¨²ltera, Roberte; con el dinero de ella huyen a Niza, donde se mezclan con la multitud del Carnaval, el Mardi Gras. En este punto arranca una descripci¨®n de exactitud casi matem¨¢tica de las carrozas y los vestidos del Carnaval, que abarca tres cuartas partes del libro. Los amantes se distancian; Gaspard regresa a Par¨ªs¡¡±. Puesto que se trata de una novela, al fin y al cabo, no revelemos m¨¢s. Hay que agregar, en cambio, el hecho de que, al principio de la acci¨®n, Gaspard ¡°un mes lleva actuando de doble?/ en el muy destacado papel del escudero?/ del conde anciano y viudo, en esta obra que lleva?/ mucho tiempo en cartel y trata del rey Carlos?/ Noveno¡¡±. Durante su actuaci¨®n, Gaspard no acierta a encajar la espada en su vaina, causando la hilaridad del p¨²blico a la vez que desgarra el interior de su capa. Este accidente f¨²til adquiere importancia si se tiene en cuenta que ¡°doublure¡± significa tambi¨¦n el forro de una prenda de vestir, y que ese desgarr¨®n puede considerarse un emblema de la ruptura de correspondencia entre palabra y mundo en la que Roussel (heredero, en esto, de la poes¨ªa simbolista: El doble se public¨® el mismo a?o que Un golpe de dados, de Mallarm¨¦) se aventurar¨ªa con mayor intensidad que nadie hasta entonces. Todo en la novela es duplicaci¨®n de otra cosa: Gaspard es un actor sustituto (y Roberte no se enamora de ¨¦l sino de uno de los personajes que le vio representar), el decorado imita un castillo medieval, las m¨¢scaras de carnaval est¨¢n en el lugar de las caras, las rimas consonantes de los pareados parecen una ulterior reduplicaci¨®n del conjunto¡ De modo que el inter¨¦s de esta peque?a historia est¨¢ en el modo de contarla, en el despliegue de las minuciosas descripciones de las cosas, que por momentos arrastran al lector hacia un alucinado hiperrealismo.
En una obra de estas caracter¨ªsticas las decisiones del traductor adquieren una importancia determinante; y m¨¢s a¨²n teniendo en cuenta que, al no tratarse de una edici¨®n biling¨¹e, el texto en castellano no es un soporte para la lectura del original, sino que es en s¨ª misma la obra legible. Mar¨ªa Teresa Gallego Urrutia, una de las m¨¢s destacadas traductoras del franc¨¦s, que ya verti¨® al castellano Impresiones de ?frica y el cat¨¢logo de la importante exposici¨®n sobre Roussel que realiz¨® el Museo Reina Sof¨ªa en 2011, opta por un alejandrino sin rima, como respuesta a la pregunta que ella misma se formula en su pr¨®logo: ¡°?Fondo o forma? De eso se trata. ?Rimar o no rimar? De eso se trata¡±. El reto era dif¨ªcil y el resultado es excelente y sostenido: dif¨ªcilmente se podr¨ªa tener una aproximaci¨®n mejor al contenido de una obra en la que sonido y sentido se anudan de modo casi inextricable.
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Autor:?Raymond Roussel.
Editorial:?Wunderkammer (2017).
Formato: tapa blanda (188 p¨¢ginas).
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