¡®Zama¡¯, el hermoso regreso de Lucrecia Martel, fascina fuera de concurso
La directora argentina, que adapta la novela de Antonio di Benedetto, asegura que hace cine por el "placer de charlar"
Algunos sue?an con navegar por el espacio. Hay quien desear¨ªa ser Indiana Jones o ganar millones jugando al f¨²tbol. Lucrecia Martel (Salta, 1966) lo tiene igual de claro, pero m¨¢s sencillo. Le bastar¨ªa con una oficina, una mesa y conversaci¨®n. Mucha conversaci¨®n. ¡°Que la gente entre y charlemos. Ser¨ªa mi trabajo ideal¡±, asegura. A la espera de que alguien la pague por ello, se ha buscado lo m¨¢s parecido en el mercado: el s¨¦ptimo arte. ¡°Me encanta el proceso para llegar a una pel¨ªcula. A todo el que disfrute el hacer cine en realidad le gusta charlar. Yo lo hago por eso¡±, afirma la directora argentina. Pero, adem¨¢s, se le da especialmente bien: su cuarto filme, Zama, dej¨® boquiabierto ayer al p¨²blico del festival de Venecia por su inteligencia y hermosura. Tanto que muchos se preguntan por qu¨¦ se present¨® solo fuera de concurso, m¨¢s en un a?o donde ning¨²n filme latinoamericano compite por el Le¨®n de Oro.
Sus tres trabajos anteriores (La ci¨¦naga, La ni?a santa y La mujer sin cabeza) ya hab¨ªan sido aplaudidos y premiados, de Sundance a Cannes. Pero, una vez subida al trampol¨ªn hacia la consolidaci¨®n, Martel dio un paso atr¨¢s. Una zancada, m¨¢s bien, ya que llevaba casi una d¨¦cada sin estrenos. Estuvo a punto de adaptar al cine el m¨ªtico c¨®mic El eternauta, pero el proyecto naufrag¨®. Por lo dem¨¢s, silencio. ?Por qu¨¦? ¡°Tras cada pel¨ªcula pienso que va a ser la ¨²ltima. ?Tanto tiempo? Falta ecolog¨ªa en el cine, eso es una presi¨®n de la industria. Hay que tom¨¢rselo con m¨¢s calma, hay directores que ruedan estupideces para sacar un filme al a?o¡±. Por la misma raz¨®n, Martel no soporta el llamado pitch, aquel resumen con el que se vende un proyecto a los potenciales inversores. ¡°?Qu¨¦ necesidad hay de tanta rapidez? ?Si a Shakespeare le hacen pitchear Romeo y Julieta, qui¨¦n le iba a dar plata?¡±.
Para su regreso, ha escogido una pel¨ªcula de ¨¦poca, basada en la c¨¦lebre novela de Antonio di Benedetto. La directora viaja hasta el Paraguay colonial, donde el asesor letrado Diego de Zama lucha por la corona espa?ola, por ser trasladado y por su identidad. ¡°Me fascin¨® la historia de un hombre atrapado en qui¨¦n cree que es. El esfuerzo de nuestra cultura por querer ser alguien termina siendo una trampa¡±, defiende. Ley¨® la obra original mientras navegaba con su barco de madera por el r¨ªo Paran¨¢. Y escuch¨® la llamada de la c¨¢mara.
Le cost¨® el nav¨ªo ¨C¡°Si haces cine no taquillero, no puedes llevar una vida muy suntuosa. Adem¨¢s, estar¨ªa rodando y no podr¨ªa cuidar del barco¡±-, pero le ofreci¨® otra aventura. Barro, imprevistos, un mestizaje de razas e idiomas, v¨ªboras escondidas bajo los atrezzos. El rodaje desafi¨® el caos. ¡°Inolvidable¡±, lo define ella. Y a?ade: ¡°Quer¨ªa hacerlo en libertad. Para los sudamericanos el pasado es un lugar complejo hacia d¨®nde ir. Y los filmes de ¨¦poca son m¨¢s caros y cada vez cuesta m¨¢s si no es en lengua inglesa¡±.
Resulta dif¨ªcil, tambi¨¦n, ver filmes de directoras en Venecia. Poco m¨¢s de una decena, de los 71 de la selecci¨®n oficial: ¡°Debe haber acciones, para que las cineastas participen m¨¢s. Aunque mi consejo a las mujeres es que tenemos la educaci¨®n perfecta para el cine: estamos mucho m¨¢s acostumbradas al fracaso¡±. Termina el tiempo, y con ¨¦l la entrevista. La charla de Martel, sin embargo, contin¨²a.
Babelia
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