LCD Soundsystem, el retorno
La vuelta de la banda neoyorquina tras su despedida hace seis a?os es un inesperado acontecimiento
Han pasado apenas seis a?os desde que James Murphy diera por finiquitada la carrera de la banda que lideraba desde 2002, LCD Soundsystem. Fue en un concierto en el Madison Square Garden, cuya historia parec¨ªa un resumen perfecto de la carrera del combo que casi logr¨® dotar de discurso propio en t¨¦rminos pop a la pasada d¨¦cada.
Cuando Murphy plante¨® el concierto, pensaba que pod¨ªa vender todas las entradas del m¨ªtico recinto neoyorquino en dos semanas. El promotor cre¨ªa que no lo har¨ªa nunca y le propuso un evento compartido con Big Boi, de Outkast. Se neg¨®. Puedes compartir fiesta de cumplea?os con un extra?o, pero no una despedida. Eso est¨¢ feo. Las entradas terminaron despach¨¢ndose en minutos y del show se extrajo un documental. Hubo risas y l¨¢grimas, pero sobre todo hubo la sensaci¨®n de que aquello no se hab¨ªa acabado de verdad. Ante esta certeza, el segmento de los fans que se agarr¨® al grupo porque era imposible molar m¨¢s que Murphy, pues era como el t¨ªo guay que todo joven aspira a tener, sinti¨® cierto desd¨¦n. En cambio, quienes se acercaron a los neoyorquinos porque eran igual de mayores que su l¨ªder, hab¨ªan fracasado tantas veces como ¨¦l y en su sonido encontraban la forma de volver a escuchar esos discos que jam¨¢s le gustaron a ninguno de sus amigos, sintieron cierto alivio. Ahora, James Murphy, con 47 a?os, retorna al frente de su banda con un brillante nuevo disco titulado American Dream.
LCD Soundsystem siempre han jugado con la ventaja de haber armado un discurso tan rico y lleno de matices que les permite sonar a ellos mismos sin dar la sensaci¨®n de estar repiti¨¦ndose y evitando la tentaci¨®n de ser alguien que no son. Si eres The Strokes, el piso que te ha amueblado pap¨¢ se te queda peque?o al segundo largo. Si eres LCD Soundsystem, siempre hay alguna estancia nueva que visitar en el palacete que ocupaste; de acuerdo, algunas ya las habitaron antes Bowie en su etapa berlinesa, Kraftwerk ¡ªlos de Murphy son la mejor banda alemana salida de Nueva York¡ª, Suicide o Gang of Four, pero est¨¢n hoy vac¨ªas. Esto estaba claro desde que este verano lanzaron dos temas de este disco (¡®American Dream¡¯ y ¡®Call the Police¡¯), que incluyeron en el repertorio que llevaban interpretando desde que volvieran a los escenarios el a?o pasado. Despu¨¦s de una gran balada y un himno, era hora de presentar algo para bailar. Y lleg¨® ¡®Tonite¡¯.
Los tres temas, como el resto de American Dream, son parientes de otras canciones ya editadas por el grupo. Comparten c¨®digo gen¨¦tico y hacen los mismos chistes. Desde el arranque ochentero de ¡®Oh Baby¡¯ hasta esa maravilla de opacidad digital que es ¡®Black Screen¡¯, pasando por la fabulosa, dislocada y gritona ¡®Emotional Haircut¡¯, en un mes aproximadamente ya podr¨¢ decirse que es una de sus cinco mejores canciones. Estos chistes, pues, siguen haciendo gracia, aunque los tiempos sean sombr¨ªos, y las letras de este ¨¢lbum, lo m¨¢s oscuro que ha escrito hasta la fecha Murphy.
El hombre no es el que era. Pone buena cara y se le ve bien alimentado y adecuadamente despeinado, pero no est¨¢ bien. Los s¨ªntomas empezaron a manifestarse en una entrevista que concedi¨® este verano a la BBC. Ah¨ª hablaba de su relaci¨®n con David Bowie. Al parecer, una frase que podr¨ªa ser un descarte de di¨¢logo de Yoda en La guerra de las galaxias dicha por el finado genio ingl¨¦s fue la que le convenci¨® de que reunir a la banda era buena idea. Murphy le coment¨® a Bowie que le incomodaba este retorno. Bowie respondi¨®: ¡°Correcto. Deber¨ªas sentirte inc¨®modo¡±.
Luego, el estadounidense se redim¨ªa hablando de su participaci¨®n en Blackstar, el ¨²ltimo disco del autor de Hunky Dory. ¡°Se supon¨ªa que deb¨ªa haber hecho mucho m¨¢s, pero solo toco un poco la percusi¨®n. Me sent¨ª sobrepasado. Hace falta ser otro tipo de persona para entrar en esa habitaci¨®n [el estudio de grabaci¨®n de David Bowie] y pensar: ¡®Este es mi sitio, deber¨ªa aportar cosas en esta relaci¨®n, porque esta gente no ser¨¢n capaces de hacer un disco sin m¨ª¡±.
Existen las personas que se te acercan, te dicen que les ha mandado un e-mail David Bowie y te lo leen. Existen los que reciben un e-mail de David Bowie y se sienten tan abrumados que lo borran. Murphy era amado por gran parte de su audiencia porque pertenec¨ªa a esta ¨²ltima facci¨®n de humanos. Ya no estaba tan claro. El hecho de que en los a?os que mediaron entre la despedida de la banda y su salida de gira en 2016 fuera capaz de ser a la vez el moderno que saca una marca de caf¨¦ y abre un bar de vinos y el nerd que llama al metro de Nueva York ofreciendo una gama nueva de sonidos para los tornos de entrada a los andenes, pues le parece que esa instituci¨®n merece una mejor ac¨²stica, ya despistaba.
Ahora, Murphy se ha revelado como un tipo con el que es m¨¢s complicado sentir empat¨ªa, y la empat¨ªa, ya fuera estil¨ªstica, vital o generacional, siempre fue clave para elevar a LCD Soundsystem un paso por encima de sus coet¨¢neos. ¡°He hecho mucho m¨¢s de lo que la gente cree¡±, declaraba la semana pasada a The New York Times con respecto a su participaci¨®n en Blackstar. El documental que lanzaron tras su despedida en 2011 se titulaba C¨¢llate y toca los ¨¦xitos. Hay chistes prof¨¦ticos.
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Artista:?LDC Soundsystem
Sello:?Sony Intl & Dance (2017)
Formato:?MP3, CD y vinilo.?
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