Por el electrolatino hacia Dios

El artista multidisciplinar Mart¨ªn Sastre debut¨® en el cine con Miss Tacuaremb¨® (2010), musical de sustrato camp donde un parque tem¨¢tico a mayor gloria del Mes¨ªas ¨CCristo Park, inspirado en el muy real Tierra Santa de Buenos Aires- era escenario de la autoafirmaci¨®n de una joven para quien le fe cristiana y las canciones de Flashdance (1983) eran dos formas complementarias de una misma necesidad de elevaci¨®n. Es probable que la pel¨ªcula dejara cierta huella en Javier Calvo y Javier Ambrossi que, con parecidos mimbres, construyeron su obra teatral La llamada, en la que dos adolescentes, unidas por el electrolatino, viven simult¨¢neas experiencias transformadoras ¨Cuna vinculada con la fe; la otra con lo afectivo- en un campamento religioso visitado por un Dios que canta a Whitney Houston.

Planteado como un musical de bolsillo, La llamada tambi¨¦n vivi¨® su particular experiencia trascendente, convirti¨¦ndose en fen¨®meno de largo recorrido que, en el momento del estreno de esta luminosa adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica, ya ha alcanzado sus cuatro a?os en cartel. No hubo nada sobrenatural en el proceso: el montaje derrochaba carisma y una energ¨ªa pur¨ªsima por los cuatro costados, sustentado por personajes cuidadosamente construidos, di¨¢logos viv¨ªsimos y un reparto que se entregaba a cada representaci¨®n como si fuera la ¨²ltima fiesta. La distancia con Miss Tacuaremb¨® tambi¨¦n era palpable: La llamada ten¨ªa menos malicia postmoderna, m¨¢s candor, casi el esp¨ªritu de un musical de parroquia. Una elecci¨®n que permite celebrar que no haya ni un trazo de resabiado cinismo a la hora de contar esta historia que no subestima a ninguno de sus personajes.

En la pel¨ªcula, la afortunada localizaci¨®n del Campamento La Br¨²jula amplifica la fuerza del material de partida. Hay nuevos ¨Cy muy afortunados- personajes (la cocinera, el instalador de tirolinas), soluciones in¨¦ditas (el montaje paralelo entre posiciones de baile latino y posiciones de oraci¨®n) y un reparto impecable ¨Cpresidido por una Gracia Olayo, cuya Sor Bernarda pide a gritos un Goya- al que solo le ha faltado que, en momentos puntuales ¨Ccomo el n¨²mero country and western Estoy alegre-, la puesta en escena bailara con la misma energ¨ªa que sus cuerpos.