El ¡®prime time¡¯ que no llega hasta las 22.50
Los horarios locos siempre han sido un gran brete de nuestra televisi¨®n, pero hoy los horarios llegan al rid¨ªculo
Son las 22.00. Todav¨ªa quedan 50 minutos para que comiencen los grandes contenidos de los canales. "Cuando m¨¢s audiencia hay frente al televisor, las cadenas emiten relleno, programas para hacer tiempo". Hace unas semanas, el creador de La que se avecina, Alberto Caballero, se?alaba lo frustrante que era lo tarde que empezaban las series. Incluso aunque su comedia sea la m¨¢s exitosa, cada semana se enfrenta a las quejas justificadas de espectadores (des)esperando. Es el prime time que nunca llega. Y el problema va a m¨¢s.
Los horarios locos siempre han sido un gran brete de nuestra televisi¨®n. Hoy son rid¨ªculos. D¨ªa tras d¨ªa son El hormiguero o Salvados (que logr¨® casi cuatro millones con su entrevista a Puigdemont, algo que ya quisieran otros espacios) quienes marcan el minuto de oro antes de que el reloj marque las 22.30. Mientras, ning¨²n estreno ha alcanzado este a?o los tres millones.
La estrategia de retrasar el prime time lleva viva desde El informal, pero los horarios se han vuelto definitivamente imposibles. No les importan los espectadores, sino el apreciado porcentaje de share, una medida que sigue contentando a anunciantes y un modelo anquilosado que, tras 20 a?os, ser¨¢ dif¨ªcil cambiar. Pero aquellos datos comienzan a renquear: Si antes se marcaba menos de un 20% la cancelaci¨®n era segura. Ahora es una utop¨ªa llegar. ?El consuelo? Que esos bajos niveles de audiencia pueda por fin matar Gran Hermano.
En la cadena p¨²blica el fen¨®meno es todav¨ªa m¨¢s sangrante. El programa con m¨¢s bajezas de la televisi¨®n, Hora punta de C¨¢rdenas, empuja a Masterchef a acabar a la 1.30 de la ma?ana y a decenas de tuiteros (incluido su creador Javier Olivares) a quejarse cada lunes de que El Ministerio del Tiempo no empiece a tiempo. Eso en una TVE que, pese a prometer que sus apuestas acabar¨ªan antes de medianoche, acab¨® haciendo un pacto con el diablo para emitir a las 22.00 ese engendro dedicado a charlar sobre extraterrestres y tiburones, cuando no es a despotricar a medios poco afines. Aunque eso es harina de otro costal.
Se puede criticar mucho a la televisi¨®n estadounidense, pero esto nunca pasar¨ªa all¨ª. Su fundamento es el respeto al espectador: las series duran 60 minutos, mantienen al segundo su hora y su parrilla est¨¢ programada con meses de antelaci¨®n. Aunque quiz¨¢s pedir respeto a alguien tan irrelevante como el espectador sea mucho para nuestra loca tele.
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