El hombre que resucita la m¨²sica de la Prehistoria
El music¨®logo gallego Abraham Cupeiro construye y hace sonar sobre los escenarios instrumentos de hace m¨¢s de 2.000 a?os como el 'karnix', la gran trompeta c¨¦ltica
A apenas kil¨®metro y medio de la Muralla Romana de Lugo, en uno de los bajos de unas galer¨ªas comerciales, Abraham Cupeiro (Sarria, 1980) resucita la m¨²sica que la humanidad escuchaba hace unos 2.300 a?os. Con sus propias manos, este music¨®logo ha logrado revivir, por ejemplo, el karnix, una imponente trompeta zoom¨®rfica de casi dos metros, instrumento de guerra y rituales de los celtas durante la Edad de Hierro, que construy¨® gui¨¢ndose por la imagen de una moneda romana y que ahora brama sobre los escenarios para sorpresa y estremecimiento de los humanos del siglo XXI.
¡°Son sonidos que resuenan en nuestro interior, que nos relajan¡±, explica Cupeiro, quien gracias a su ¡°vocaci¨®n casi m¨ªstica¡± por la recuperaci¨®n de sonidos del pasado atesora una colecci¨®n de 200 instrumentos de todo el mundo y todas las ¨¦pocas, a buena parte de los cuales ha dado forma ¨¦l mismo en su taller. Con una selecci¨®n de estas reliquias ancestrales, el m¨²sico lucense ha grabado para Warner Classics un disco con la Real Filharmon¨ªa de Galicia, Os sons esquecidos (Los sonidos olvidados), que presenta el 6 de octubre en Lugo con motivo de las Festas de San Froil¨¢n. En ¨¦l resuenan, adem¨¢s del karnix celta, el cornu que se tocaba en el Senado romano en las grandes ocasiones, un instrumento a medio camino entre la trompa y el tromb¨®n, en el que las notas se modulan sin m¨¢s ayuda que el aire y los labios y que ¨¦l ha reproducido bas¨¢ndose en un ejemplar encontrado en Pompeya.
Entre los acad¨¦micos violines, chelos y contrabajos tambi¨¦n se abre camino la humilde pero profunda corna, un cuerno de macho cabr¨ªo que, con una simple embocadura y varios orificios, soplaron durante siglos los pastores en Galicia. El asta al que insufla aire Cupeiro lo hall¨® en un monte hace treinta a?os un vecino de Sarria (Lugo), Carlos Tall¨®n, y es de antig¨¹edad desconocida: ¡°Se toc¨® probablemente desde la Edad de Piedra hasta los a?os cuarenta, pero en el Museo de Pontevedra solo hay seis piezas. Seguro que hay m¨¢s en casas de toda Galicia, ?hay que encontrarlos!¡±.
Acompa?ado por la Real Filharmon¨ªa de Galicia, Cupeiro toca tambi¨¦n el cornetto, antecesor de madera del oboe y la trompeta barroca que se escuchaba con veneraci¨®n en las catedrales entre el siglo XV y el XVIII, e instrumentos tradicionales rumanos recogidos por ¨¦l en las mismas aldeas que recorri¨® B¨¦la Bart¨®k hace un siglo para componer sus Danzas rumanas. A falta de grabaciones o manuales de la ¨¦poca que le den pistas sobre c¨®mo sonaban en el pasado, este profesor de trompeta en el Conservatorio Profesional de A Coru?a utiliza ¡°t¨¦cnicas de resonancia interna¡±. ¡°La gente de antes era muy lista, lo ¨²nico que no ten¨ªan era tecnolog¨ªa¡±, apunta sobre la pericia con la que est¨¢n construidos algunos de estos arcaicos instrumentos.
Criado en una tierra donde la m¨²sica cl¨¢sica y popular ¡°est¨¢n muy pegadas¡±, Cupeiro form¨® parte de una banda que ¡°igual interpretaba una mui?eira que una zarzuela o una pieza de Mozart¡±. Con 18 a?os ingres¨® en el Conservatorio de M¨²sica de Madrid y su inter¨¦s se centr¨® en la corriente historicista, que utiliza los instrumentos de la ¨¦poca para dar vida a las composiciones. Su trabajo de fin de carrera consisti¨® en la construcci¨®n de una trompeta con t¨¦cnicas del siglo XVIII y fue entonces cuando se subi¨® a la m¨¢quina del tiempo en la que viaja ahora.
Como heredero de m¨²sicos milenarios que no conocieron los pentagramas, que se lanzaban a hacer sonar sus instrumentos sin el estr¨¦s de un guion al que ce?irse, Cupeiro reivindica la improvisaci¨®n como un valor perdido en la m¨²sica cl¨¢sica actual, m¨¢s preocupada por alcanzar la perfecci¨®n. ¡°Beethoven era conocido en su ¨¦poca porque era un gran improvisador, no por su faceta de compositor. La partitura es un 10% de la informaci¨®n, ?por qu¨¦ no te vas a salir de ella?¡±. E invoca a Louis Armstrong: ¡°Su voz era defectuosa y si solo nos hubieran llegado las partituras de sus canciones nunca hubi¨¦semos conocido y disfrutado esa imperfecci¨®n¡±.
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