¡°Domingo y Pavarotti no han tenido que defender a sus personajes en vaqueros¡±
El gran cantante polaco, uno de los grandes en la actualidad, triunfa en el Liceu barcelon¨¦s con 'Un ballo in maschera'
Mientras Catalu?a anda alterada, con cara de pocas horas de sue?o y agotando los ansiol¨ªticos en las farmacias por culpa del pifostio indepe, el p¨²blico del Liceu ha encontrado este octubre una v¨ªa de escape: aplaudir a Piotr Beczala hasta que les salgan callos en las manos. El tenor polaco se luce todo el mes cantando Un ballo in maschera, de Verdi. Aparece tras haber triunfado la temporada pasada con Werther en el mismo escenario. All¨ª encima demuestra el br¨ªo y el car¨¢cter necesarios para que se le coloque en el triunvirato de su generaci¨®n junto a Jonas Kaufmann y Juan Diego Fl¨®rez: los tres tenores del siglo XXI.
Se trata de un tr¨ªo en transformaci¨®n. Todos han alcanzado la madurez y caminan hacia una metamorfosis calculada. Beczala viaja del repertorio m¨¢s l¨ªrico al dram¨¢tico. Lo hace entre la nostalgia y la denuncia. Se ha empe?ado en reivindicar la dignidad de los divos frente a los directores de escena. Y lo hace en plan batallador. ¡°La ¨®pera necesita divos¡±, dice. ¡°Nosotros lo tenemos m¨¢s dif¨ªcil que las leyendas del pasado. Domingo y Pavarotti no han tenido que salir al escenario para defender a sus personajes en vaqueros. Todo en su ¨¦poca, el vestuario, la escena, estaba concebido para el brillo de los cantantes. Ahora, salimos ah¨ª, rodeados de basura a veces, vestidos de cualquier forma para defender lo indefendible muchas veces¡±.
No lo dice por este Ballo in maschera, con vestuario de Christian Lacroix. ¡°Afortunadamente, puedo elegir. Pero he visto muchas cosas hasta llegar aqu¨ª. Lo malo es que los directores de escena, les aplaudan o les abucheen, el d¨ªa del estreno se largan y se despreocupan de lo que han hecho mientras nosotros nos quedamos cada noche, defendiendo su visi¨®n, aunque no nos guste. Algunos tienen alergia a la palabra belleza, impera lo feo¡±.
¡°La ¨®pera necesita divos. Nosotros lo tenemos m¨¢s dif¨ªcil que las leyendas del pasado".
De lo malo malo, tampoco puede comparar el presente con sus or¨ªgenes. Pero no olvida de d¨®nde viene y cu¨¢nto trabajo le ha costado llegar. Recuerda una juventud en el filo, trayectos de 14 horas en un Fiat 125 polaco sin climatizadores para cruzar la frontera a Alemania y hacer una audici¨®n, ofertas de cantar papeles que pod¨ªan haberle arruinado la carrera en meses¡ ¡°Empezar en un teatro como Linz supon¨ªa cantar seis u ocho papeles por temporada y hacer 120 representaciones al a?o¡±. Por no hablar de su ¨¦poca de estudios en Katowice, esa ciudad marcada por el aniquilamiento totalitario durante d¨¦cadas a 25 kil¨®metros de Auschwitz, donde estudi¨®¡ ¡°Era muy triste todav¨ªa todo aquello, pero la m¨²sica serv¨ªa a la gente de profunda v¨¢lvula de escape¡±.
En un entorno tan l¨²gubre, nunca sospech¨® que en el futuro debiera convivir con la vigilancia de la tecnolog¨ªa. ¡°Cada aparici¨®n nuestra se vuelca al d¨ªa siguiente en Youtube, pero eso no me afecta. Debemos vivir con ello. Me preocupa m¨¢s en las nuevas generaciones que no sean conscientes de la tradici¨®n, que no conozcan las leyendas anteriores a nuestra ¨¦poca o que nadie se preocupe de ense?arles a entrar en escena como un rey ni a sentarse como una reina¡±.
De nuevo carga contra los directores de escena: ¡°El problema es que no entienden lo que quiere decir cada obra en sentido profundo. La batalla, en ese sentido, continua. Una batalla que a Beczala no le importa llamar guerra. ¡°Siempre habr¨¢ chocando personalidades fuertes. Muchos se quejan de que no encuentran grandes figuras, pero lo que no les gusta es que preguntes por qu¨¦ hacen las cosas¡±.
¡°Echo de menos la palabra bello en los montajes, conceptos as¨ª no cotizan. ?Soy carca? Noooo¡"
Tampoco le preocupa que le consideren anticuado por lanzar esta clase de obuses. ¡°Echo de menos la palabra bello en los montajes, conceptos as¨ª no cotizan. ?Soy carca? Noooo¡ Esas producciones del pasado que se reponen, agotan las localidades, lo que demuestra que a nadie le importan los l¨ªos que se montan algunos con nuevas versiones. He participado en muy buenas nuevas producciones, modernas, originales, pero con sentido y sin complejos a la hora de defenderlas ante el p¨²blico. Me gustan los retos, pero si acabas con el sentido de lo que propones, c¨¢mbiale el t¨ªtulo tambi¨¦n. No vendas lo que no es¡±.
La confusi¨®n, por otra parte, tiene sus ventajas. Si en una r¨¢pida teor¨ªa geogr¨¢fica del canto convenimos que las canteras del siglo XXI provienen del entorno latino y el de Europa del Este, tanto Beczala, como la rusa Anna Netrebko representan la cima de esta ¨²ltima. Pero m¨¢s que de territorios, el tenor habla de cosmopolitismo. Aunque con profundas marcas de identidad: ¡°No existen t¨¦cnicas puras. Hay mucha mezcla. Es cierto que los polacos llevamos dentro el signo de la nostalgia, que cuando ni siquiera exist¨ªa nuestro pa¨ªs como tal, ya la m¨²sica que hac¨ªa Chopin fuera de su tierra, estaba marcada por esa pena del desarraigo¡±.
Beczala est¨¢ decidido a sacar partido de la di¨¢spora. ¡°Soy de todas partes donde me siento bien. No s¨¦ d¨®nde vivo, si en Viena, en Z¨²rich o en Nueva York, los tres lugares donde tengo casa. S¨®lo s¨¦ que ahora estoy en Barcelona y me siento bien aqu¨ª tambi¨¦n, ?no es maravilloso?¡±.
Babelia
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