Jan Fabre, la iron¨ªa m¨¢s afilada y subversiva para analizar el mundo
El escen¨®grafo y artista belga presenta en el Central de Sevilla ¡®Belgian Rules¡¯, una par¨¢bola teatral cat¨¢rtica sobre su pa¨ªs, con 15 actores y cuatro horas de duraci¨®n
Es Jan Fabre un artista que se salta todas las convenciones dramat¨²rgicas, que rompe con el tiempo y juega con la provocaci¨®n, la locura y el ritmo. Un escen¨®grafo que busca la belleza pl¨¢stica en sus montajes y sacude al p¨²blico para que sea este el que complete su pieza art¨ªstica. El teatro de Jan Fabre (Amberes, 1958) es cuando menos un viaje cat¨¢rtico y fascinante. As¨ª es tambi¨¦n su ¨²ltimo espect¨¢culo, Belgian rules, que es estreno en espa?a y el viernes se representa en el Teatro Central de Sevilla, en dos ¨²nicas funciones. Belgian Rules, con 15 actores en escena y cuatro horas de duraci¨®n, es una celebraci¨®n, un encuentro festivo y, al mismo tiempo, un examen cr¨ªtico sobre B¨¦lgica, un pa¨ªs que, en palabras de su creador, es ¡°absurdo y surrealista¡±. Tambi¨¦n un canto a la diversidad cultural y una reflexi¨®n sobre los nacionalismos y la identidad.
Si de Monte Olimpo, su anterior espect¨¢culo de 24 horas ininterrumpidas, que se representar¨¢ de nuevo en enero en Madrid, en los Teatros del Canal, con todas las entradas agotadas desde hace meses, se parece a un marat¨®n, Belgian Rules es lo m¨¢s parecido a un sprint. ¡°Los dos son iguales de intensos, pero cada uno a su manera¡±, asegura Jan Fabre en una entrevista a este peri¨®dico v¨ªa correo electr¨®nico. ¡°Gran parte de mi obra trata del tiempo. Es una especie de presencia fantasmal, de ser y no ser. Es un elemento que forma parte de la arquitectura de la creaci¨®n. El empleo del tiempo real y de la acci¨®n real, de la fatiga aut¨¦ntica es neur¨¢lgico en mi obra. El tiempo hace su trabajo. Es una puta que se acuesta con todos¡±, a?ade Fabre, que ha cumplido con su compa?¨ªa Troubleyn, una de las m¨¢s reconocidas de Europa, m¨¢s de treinta a?os en el mundo del espect¨¢culo y el arte.
Belgian Rules est¨¢ estructurada en tres l¨ªneas dram¨¢ticas. Los artistas visuales belgas constituyen una de ellas, que se prolonga a lo largo de toda la obra. En ella aparecen personajes como Van Eyck y los primitivos flamencos, pasando por El Bosco para llegar a Brueghel, Rubens o Ren¨¦ Magritte. La segunda l¨ªnea se centra en el personaje del erizo belga, a trav¨¦s del cual se habla de las diferentes fases del teatro. Por ¨²ltimo, se presentan seis bailes inspirados en danzas de carnaval belgas originales con su vestuario tambi¨¦n original.
¡°Es una declaraci¨®n cr¨ªtica de amor a mi pa¨ªs¡±, explica Fabre sobre esta pieza. ¡°B¨¦lgica es un pa¨ªs absurdo y surrealista, propio de Monty Python. Es un estado artificial e inestable, pero, al mismo tiempo, es todo menos un estado fallido. Somos multiculturales y plurinacionales; estamos unidos en nuestras diferencias. Quer¨ªa crear un homenaje que fuese al mismo tiempo una lente de aumento. En el espect¨¢culo mostramos toda la hermosa fealdad y toda la fea belleza de B¨¦lgica¡±, dice el dramaturgo que resalta la importancia teatral en su pa¨ªs de origen. ¡°La revoluci¨®n belga naci¨® mientras se representaba la ¨®pera La muda de Portici¡±.
No concibe Jan Fabre la vida y el arte sin iron¨ªa, sin subversi¨®n. Como El Bosco, se?ala el dramaturgo, hombre instruido y cat¨®lico que en sus pinturas atacaba al poder y a la Iglesia. "La iron¨ªa es exactamente eso: socavar la autoridad y repensar la realidad mediante el humor y el esp¨ªritu juguet¨®n. Veo la iron¨ªa como un arma afilad¨ªsima para analizar subversivamente el mundo que me rodea. En mi trabajo visual y teatral, tambi¨¦n en mis escritos, la iron¨ªa es una c¨¦lula nerviosa interna de mi obra, algo que se esconde org¨¢nicamente en el n¨²cleo de mi obra, porque yo soy un artista condenadamente serio. La iron¨ªa y el humor alcanzan su plenitud a trav¨¦s de la seriedad¡±, explica para inmediatamente advertir: ¡°La iron¨ªa nunca se puede imponer desde fuera, tiene que emerger del interior de la propia obra¡±.
Europa, el ascenso de los extremismos y los movimientos populistas planean tambi¨¦n en la obra de este artista afincado en Amberes. ¡°La subida de la extrema derecha y, en una versi¨®n m¨¢s tolerada, del nacionalismo, no es solo un fen¨®meno belga, sino, por desgracia, algo que se observa en Europa, en Occidente, y hasta en el mundo. Los movimientos populistas generan temor. En B¨¦lgica, el movimiento de extrema derecha quiere un pa¨ªs flamenco independiente, pero yo no creo en la divisi¨®n. Belgian rules no es una historia sobre el nacionalismo, sino m¨¢s bien sobre la ausencia total de nacionalismo. En estos tiempos de expansi¨®n del sentimiento nacionalista, de cierre de fronteras y de miedo, debemos arriesgarnos, mostrar nuestra fuerza y nuestra vulnerabilidad, siempre con un toque exc¨¦ntrico, con humor¡±. En momentos convulsos como el actual, Fabre conf¨ªa en llegar ¡°al cerebro, al coraz¨®n y al sexo de todo tipo de p¨²blico¡±. ¡°Los artistas tenemos que tener un o¨ªdo sensible a los temores y las frustraciones de la gente, tenemos que escucharla e intentar ofrecer alternativas m¨¢s humanas¡±.
Campo de batalla del amor
En los espect¨¢culos de Jan Fabre, el p¨²blico es libre de entrar y salir cuando quiera. Es siempre soberano. ¡°El espectador completa la pieza art¨ªstica. No hay teatro sin p¨²blico; no hay catarsis sin p¨²blico. El v¨ªnculo con los int¨¦rpretes y el intercambio de energ¨ªas es crucial.Hay un lazo secreto entre el espectador y la obra de arte, en el que nada se puede interponer entre ellos. E l p¨²blico pasa siempre por la misma experiencia y el mismo dolor que los int¨¦rpretes¡±, asegura el escen¨®grafo que vive el teatro como un gran campo de batalla del amor.
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