El hombre que lo archiv¨® todo
Una muestra evoca la figura del fil¨¢ntropo franc¨¦s Albert Kahn, que reuni¨® una cartograf¨ªa universal cinematogr¨¢fica y de fotos
Albert Kahn fue franc¨¦s, alsaciano ¡ªesto es, casi alem¨¢n¡ª, jud¨ªo, pacifista, utopista, banquero, abogado, millonario, mecenas, amante del arte y de las ciencias, ¨ªntimo amigo de Bergson y de Rodin y, en suma, un humanista de los pies a la cabeza. As¨ª que cuando en 1898, con 38 a?os, decidi¨® poner en marcha Los archivos del planeta, un proyecto universal que era una utop¨ªa y ¨¦l hizo realidad, unific¨® todas esas condiciones que hicieron de ¨¦l un personaje ¨²nico en la historia. Reuni¨® todo el dinero que pudo¡ y se puso a archivar el mundo.
Con una exposici¨®n de discreto montaje formal pero largu¨ªsimo recorrido conceptual, el C¨ªrculo de Bellas Artes (Madrid) rememora la trayectoria de este ricach¨®n fil¨¢ntropo que atraves¨® los siglos XIX y XX con un objetivo tan extravagante como admirable: concebir un atlas fotogr¨¢fico y cinematogr¨¢fico del mundo. Y proceder a una taxonom¨ªa imposible de las gentes que en ¨¦l viv¨ªan, desde los desiertos de Mongolia hasta las aldeas de Francia; desde los campos de Castilla hasta los templos de la India; m¨¢s de 50 pa¨ªses en un periplo de 22 a?os: de 1909 a 1931. Y con ello, convencer a los dem¨¢s de sus prop¨®sitos de paz entre las razas, culturas y pa¨ªses, algunos de los cuales iban a dejar de existir en breve.
En la muestra del C¨ªrculo, comisariada por Alberto Ruiz de Samaniego y Jos¨¦ Manuel Mouri?o, se exhiben reproducciones digitales de 418 de las m¨¢s de 70.000 placas autocromas (la mayor colecci¨®n mundial de placas fotogr¨¢ficas en color sobre cristal) que los equipos de Kahn tomaron por todo el planeta. Es una ¨ªnfima parte de los fondos del Museo Albert Kahn de Boulogne-Billancourt, localidad pr¨®xima a Par¨ªs en la que el directivo de la Goudchaux Bank tuvo una de sus m¨²ltiples residencias. Razones de conservaci¨®n, transporte y seguros hicieron inviable la presencia en Madrid de placas autocromas originales del museo de Boulogne.
Los nazis en Par¨ªs
La exposici¨®n ofrece tambi¨¦n la posibilidad de ver media hora de proyecci¨®n entre los 183.000 metros de pel¨ªcula filmados por los equipos de cineastas desplegados a trav¨¦s del mundo por Robert Kahn y su estrecho colaborador, el ge¨®grafo Jean Brunhes.
Albert Kahn ¡ªen realidad Abraham Kahn¡ª muri¨® en 1940, justo antes de que los nazis entraran en Par¨ªs y de que la Gestapo visitara sus archivos en Boulogne. Los enviados especiales de Reinhard Heydrich, sin embargo, no consideraron relevante o no entendieron aquel tesoro antropol¨®gico y lo dejaron en su sitio.
Durante 22 a?os, Kahn emple¨® su fortuna en enviar hasta los ¨²ltimos rincones del globo a fot¨®grafos y cineastas. Algunos se convertir¨ªan en aut¨¦nticos pioneros de lo que podr¨ªa llamarse la antropolog¨ªa visual, ya que muchos de sus modelos y paisajes jam¨¢s hab¨ªan sido retratados. Por ejemplo, los chinos de la Ciudad prohibida de Pek¨ªn. O los rituales de vud¨² en el ?frica subsahariana. O las primeras expediciones polares. O tantas y tantas tribus ignotas.
Algunas im¨¢genes son estremecedoras. Como una mujer condenada a muerte por adulterio y encerrada en un caj¨®n en la Mongolia de 1913. O la abuela de gesto torvo fumando en pipa en los barrios bajos de Jerusal¨¦n en 1918; a su lado, otra placa representa, en el mismo a?o pero en Vicenza, a una dulce muchacha de la burgues¨ªa italiana. O el orgullo de un guerrero kurdo de Irak junto a dos chicas posando con elegantes vestidos en una calle de La Haya, ambas de 1927. Era precisamente lo que Albert Kahn se propon¨ªa contar: qu¨¦ distinto pod¨ªa ser el mundo en un mismo momento¡ Solo el crack de 1929, que le llev¨® a la bancarrota, puso fin a su descomunal proyecto. A su personal cruzada contra el racismo, los procesos colonizadores, la incultura y las guerras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.