Met¨¢foras fr¨ªas
Jorge Diezma llena de flores el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid ech¨¢ndole un pulso a la idea de naturaleza muerta
A veces parece que la historia de la pintura moderna se puede leer como la historia de la pintura tradicional puesta al rev¨¦s, como una pel¨ªcula proyectada hacia atr¨¢s, un desmantelamiento regresivo de todos esos mecanismos inventados a lo largo de los siglos para hacer convincentes las representaciones pict¨®ricas. As¨ª, las superficies transparentes se llenaron de grumos de pintura, los espacios se aplanaron, la perspectiva se hizo arbitraria, el dibujo se despreocup¨® de que hubiese correspondencia con los esquemas reales de las figuras y las formas dejaron de ser representativas de lo que el ojo realmente ve.
Ante la pintura, Jorge Diezma (Madrid, 1973) parece hacer ese viaje inverso. Se mueve como los cangrejos, en paralelo, y desde varios frentes. No sin iron¨ªa, los ?crust¨¢ceos se han colado en algunas de sus obras. Junto a un trabajo m¨¢s figurativo, como los bodegones de grandes dimensiones, ha ido desarrollando una l¨ªnea abstracta que pone el acento en la materialidad de lo pict¨®rico. Y en esa tensi¨®n est¨¢ el meollo del asunto, ?tambi¨¦n aqu¨ª, en El florero en flor, la exposici¨®n que ocupa el Pabell¨®n Villanueva del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid.
Todo tiene tintes de reverberaci¨®n, como el t¨ªtulo. Lo vemos en la idea de exponer flores en el Bot¨¢nico, o en las diversas capas que tienen las telas informes que construyen una extra?a l¨ªnea de horizonte floral. Y hay mucho de ¨¢nimo subversivo en la elecci¨®n de la naturaleza muerta como tema para estos cuadros. El artista juega con las perspectivas, aunque sobre todo con la creaci¨®n de espacios casi an¨®malos dentro de la pintura, como los fondos tras los jarrones, a veces acu¨¢ticos, y esas escenas de otro tiempo pintadas tambi¨¦n con un estilo deliberadamente amateur. Diezma parece recrearse en ese lugar secundario que siempre ha ocupado el bodeg¨®n en la cl¨¢sica jerarqu¨ªa de g¨¦neros hasta el siglo XIX. Y por ah¨ª asoma de nuevo uno de sus mayores referentes en el campo de la pintura, el italiano Filippo de Pisis. Como ¨¦l, Diezma va m¨¢s all¨¢ del gui?o a la tradici¨®n y se dedica a proyectar espacios metaf¨ªsicos que te llevan a otro lugar. Para ejemplo, el ¨²ltimo cuadro al final de la sala, separado de la ristra asincopada, detenido en la abstracci¨®n que reina camuflada de anacronismo.
¡®El florero en flor¡¯. Jorge Diezma. Jard¨ªn Bot¨¢nico. Madrid. Hasta el 19 de noviembre.
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