Louis C.K. vs. ¡®Louie¡¯
El ejercicio de separar la persona del artista es dif¨ªcil en el caso de Louis C. K., que hablaba en su trabajo de sus propias vivencias
"Debemos separar la persona del artista". Es una de las frases m¨¢s recurrentes estos d¨ªas en los que Hollywood no amanece sin un nuevo caso de abuso sexual. Y tiene parte de raz¨®n. O mucha incluso. Pero debemos tener cuidado y que, de tanto utilizarla, no se convierta en una facilona justificaci¨®n para que dejemos de hablar de esos poderosos hombres que, aunque sobresalgan en su arte, han dejado v¨ªctimas reales a quienes poco importa el resto.
En algunos casos ambas facetas son, adem¨¢s, indivisibles. Quiz¨¢s podamos separar los camale¨®nicos personajes de Kevin Spacey de los adolescentes que le acusan de sobrepasarse. Quiz¨¢s. El ejercicio es m¨¢s dif¨ªcil con Louis C. K., c¨®mico que ha llegado a ser considerado una de las mentes m¨¢s brillantes del humor precisamente por hablar de su vida, la masturbaci¨®n, abusos sexuales y hasta el feminismo. Su experiencia vital es su arte.
Ha sido el propio C. K. quien ha reconocido, tras meses en silencio y solo tras ser destapado, que se ha propasado en varias ocasiones con mujeres frente a quienes se masturb¨® sin consentimiento. Entonces, ?c¨®mo olvidamos todo ahora al ver el cap¨ªtulo de Louie donde se sobrepasaba con su compa?era Pamela Adlon (cocreadora, junto a C. K., de Better Things) mientras ella se resist¨ªa? Personalmente, soy incapaz de hacerlo con autores contempor¨¢neos cuyo tiempo conozco. M¨¢s cuando acababan la trama "tan amigos".?Lo que no significa, ojo, que comulgue con borrar su pasado, como ha hecho HBO eliminando sus trabajos.
Louie era m¨¢s que un c¨®mico, es un referente vital, un artista al que aspirar y cuyas lecciones son siempre valiosas. Ya fuera en Lucky Louie, las rompedoras Horace & Pete y Baskets o en sus mon¨®logos. Nadie nos hac¨ªa re¨ªr m¨¢s. Lo entend¨ªamos y nos identific¨¢bamos. Su carrera es rese?able incluso desde sus tiempos como guionista surrealista de Conan O'Brien y el ef¨ªmero Dana Carvey Show. Y cada vez iba a m¨¢s. Hoy su cinefilia se sent¨ªa en todas sus escenas. Por eso duele tanto su actitud (y su respuesta vac¨ªa de disculpas).?Rodar una pel¨ªcula que embellece los rumores sobre las acusaciones a Woody Allen y ¨¦l mismo tampoco result¨® la estrategia m¨¢s elegante.
Cuando Tig Notaro dedic¨® toda una trama sobre abusos sexuales a su propio productor en One Mississippi, fui de los que quiso enga?arse y creer que ser¨ªan rumores. Pero no se equivoquen, nosotros no somos v¨ªctimas. Ni tampoco Louie, aunque entendamos que lo pasar¨¢ mal reviviendo su oscuro pasado. Son ellas quienes tienen derecho a hablar. Y para ellas ser¨¢ imposible separar.
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