Manchas de ¡®Poder Negro¡¯ en Ciudad de M¨¦xico
Seis artistas afroamericanos presentan por primera vez en M¨¦xico su obra en torno a la tensi¨®n racial
Colocados en una pared, uno encima del otro, un manifiesto sesentero del movimiento Black Power y una partitura de una ¨®pera de Manual de Falla. Las notas corren paralelas por el pentagrama sobre un fondo transparente, pisando los renglones del texto. Por debajo se lee ¡°y la pistola se convirti¨® en su ideolog¨ªa pol¨ªtica¡±, mientras por encima una escala sonora marca un in crescendo seguido de un baj¨®n repentino. La m¨²sica representando el estallido del arma.
¡°Pretendo cuestionar el individualismo, la autonom¨ªa y la intenci¨®n del que habla. En el fondo el mensaje de todo discurso depende del contexto pol¨ªtico y cultural en que se produce¡±, explica frente a su obra Charles Gaines (Carolina del Sur, 1944), en la galer¨ªa Kurimanzutto, la m¨¢s prestigiosa de Ciudad de M¨¦xico, donde otros cinco artistas negros ?Mark Bradford, Rodney McMillian, Julie Mehretu, Kara Walker y Lynette Yiadom-Boakye? inauguraron este fin de semana la exposici¨®n colectiva Never free to rest, una cita del activista y escritor afroamericano James Baldwin, retomada a su vez de un antiguo adagio griego: hay que elegir entre descansar o ser libre
En EE UU tambi¨¦n ha habido mestizaje.? En vez de disolver la tensi¨®n, la problematiza m¨¢s
Superponiendo el libreto de la tr¨¢gica historia de amor de La vida breve ¨Centre un se?orito rico y una gitana pobre¨C con el incendiario discurso de un Pantera Negra, Gaines aborda el racismo como un constructo hist¨®rico, lo que explicar¨ªa por ejemplo que en la ciudad donde naci¨®, Charleston, antiguo sur esclavista, un joven blanco entrara hace un par de a?os en una iglesia negra con un revolver y acribillara a balazos a nueve personas. O que en M¨¦xico, un pa¨ªs cimentado a partir de la ret¨®rica del mestizaje, sus ciudadanos consideren que cuanto m¨¢s blanca sea su piel, m¨¢s f¨¢cil lo van a tener en el trabajo o en los estudios. ¡°En EE UU tambi¨¦n ha habido mestizaje ¨Creflexiona Gaines¨C pero en vez de disolver la tensi¨®n, la problematiza a¨²n m¨¢s. ?Cu¨¢l es la soluci¨®n? ?Qui¨¦n sabe?¡±.
La conexi¨®n mexicana de los seis artistas, que nunca hab¨ªan exhibido juntos, fue Abrah¨¢n Cruzvillegas, uno de los principales figuras del arte contempor¨¢neo en su pa¨ªs. ¡°A partir de ah¨ª empezamos los contactos y decidimos hacer esta muestra, donde hay obras abstractas, figurativas e instalaciones. Es un trabajo que va m¨¢s all¨¢ de la idea del otro, se trata de un discurso sobre el mundo el que estamos viviendo ahora¡±, explica Jos¨¦ Kuri, propietario y director de la galer¨ªa.
En una de las esquinas hay una sabana con una plasta circular en el centro de pintura blanca, roja y azul. El resultado parece un cerebro espachurrado. La obra se llama cerebro de rata y si se mira de cerca se aprecia un caminito de peque?as huellas marcadas sobre la pintura. ¡°Entr¨® una rata en mi estudio y estuvo comi¨¦ndose mi obra¡±, explica el autor, Rodney McMillian (Columbia, 1969), que decidi¨® meter al roedor dentro de su trabajo. Todos los materiales tambi¨¦n son usados, de segunda mano. ¡°Me gusta la idea de problematizar los paisajes. La idea de la sabana como receptor de sudor, sangre, semen. La pintura son botes de pintura acr¨ªlica que devuelve la gente en los supermercados, porque no le gusta el color o porque le ha sobrado despu¨¦s de pintar su casa¡±.
Menos abstracta es la obra de Lynette Yiadom-Boakye (Londres, 1977). Quite challenges -retos silenciosos- es un retrato sobre un fondo oscuro de una mujer negra, vestida con lo que parece una malla de atletismo, la mano en la cintura y la cabeza ladeada mirando desafiante hacia atr¨¢s. A su lado, Ignorace is the parent of fear, de Kara Walker (California, 1969) es una secuencia en acuarela y tinta de personajes retorcidos y fantasmales. Una especie de Guernica del horror racista.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.