Azul de ultramar: Prohibido entrar con ni?os
'Historias de la sexualidad' muestra en S?o Paulo las reflexiones de artistas que trabajan alrededor de la sexualidad
El pasado 20 de octubre se abr¨ªa en el Museo de Arte de S?o Paulo (MASP) la muestra Historias de la sexualidad. Se trataba del colof¨®n para unas reflexiones puestas en marcha dos a?os antes, en 2015, a trav¨¦s de seminarios internacionales y una serie de exposiciones centradas en artistas que trabajan alrededor de la sexualidad, entendida esta del modo abierto e inclusivo en el cual debe ser entendida hoy. Exposiciones individuales de Tracy Moffatt, Toulouse-Lautrec, Miguel Rio Branco o Teresinha Soares hab¨ªan preparado el terreno para la llegada de esta muestra ambiciosa, con m¨¢s de 300 obras de unos 120 artistas.
La exposici¨®n no trataba de un tema radical en la escena art¨ªstica de Occidente. Se dir¨ªa que todo lo contrario. A mediados de la d¨¦cada de 1970, Foucault abr¨ªa con su Historia de la sexualidad una estela de pensamiento para el cual la sexualidad dejaba de ser un tab¨² o un tema de degenerados y mirones. Se convert¨ªa en un lugar privilegiado para esas ¡°t¨¦cnicas del yo¡± que interesaban al fil¨®sofo franc¨¦s. El sexo como tal era muy aburrido, confesaba Foucault en una entrevista.
Partiendo de ciertas propuestas de ra¨ªces foucaultianas, Historias de la sexualidad ¡ªde recorrido transnacional y transhist¨®rico¡ª se convert¨ªa en una oportunidad para repensar la colecci¨®n, como hizo el Prado el verano pasado con motivo del Orgullo LGTBI: ?qu¨¦ pasa si desvelamos lo camuflado por las im¨¢genes impuestas? Los maestros cl¨¢sicos de la espectacular exposici¨®n del MASP ¡ª?Picasso, Valadon, Toulouse-Lautrec o Gauguin¡ª dialogaban con artistas actuales ¡ªGuerrilla Girls, Adriana Varej?o o Cristina Lucas¡ª sobre esa sexualidad que ¡°ha ocupado un papel central en el imaginario colectivo y la producci¨®n art¨ªstica desde siempre¡±, explicaba el texto de presentaci¨®n de los comisarios.
Pese a todo, tras pasear entre una selecci¨®n de obras m¨¢s que potente y un recorrido muy bien pensado, lo ¨²nico de lo que se hablaba el d¨ªa de la inauguraci¨®n ¡ªlo ¨²nico de lo que sigue siendo urgente hablar¡ª era el cartel colgado en las salas del MASP y la advertencia que se le¨ªa en la p¨¢gina web del museo: ¡°Prohibida la entrada a menores de 18 a?os¡±. Que nadie se diera, pues, un paseo en balde, sobre todo los colegios, cuyas visitas a museos y muestras son muy frecuentes en S?o Paulo.
La pol¨¦mica nacional sobre lo que moralmente deb¨ªa o no ser expuesto y para qui¨¦n se hab¨ªa abierto dos meses antes, con el cierre de la muestra Queermuseo en la sala del Santander en Porto Alegre ¡ªpor su contenido ofensivo¡ª; o con la recogida de firmas para cancelar la performance de Wagner Schwartz en su relectura de los Bichos de Lygia Clark en el MAM. Un ni?o tocaba el tobillo y el pie del hombre desnudo y algunos ve¨ªan en esa escena indicios de pedofilia. Grandes museos y organizaciones como el propio MASP o SESC firmaban un manifiesto de apoyo a la libertad de expresi¨®n. De poco serv¨ªa. Cuando le tocaba el turno al MASP, el cartel advert¨ªa a la entrada. ?Lilia Moritz Schwarcz, en una columna publicada en Nexo Jornal, ?comparaba incluso esta maniobra moralista con la pintura degenerada en tiempos de Hitler. Es ?absurdo que el arte deba ser sometido a un asesoramiento jur¨ªdico ¡ª?escrib¨ªa¡ª.
Bien es verdad que los moralistas est¨¢n siempre al acecho, desde la exposici¨®n de Mapplethorpe en 1989 en la Corcoran Gallery hasta la clausura en Porto Alegre, pero a menudo se trata de una excusa que esconde otros objetivos espurios. Por fin han quitado el cartel ¡ªy la advertencia en la web¡ª y los menores de 18 a?os pueden pasar acompa?ados por los padres o responsables. ?Se pedir¨¢ el libro de familia a la entrada? Aunque m¨¢s importante a¨²n: ?de verdad creen los censores que la moralidad es aplicable al arte en su cualidad de representaci¨®n? ?Siguen siendo los cuerpos desnudos en una situaci¨®n de arte un asalto a la moralidad? ?No han aprendido los censores que, como dijera alguien sobre la muerte, la diferencia entre el sexo y su representaci¨®n es la misma que entre la comida y el men¨²? Aunque quiz¨¢s es cierto que en esta ocasi¨®n, como en otras, incluidas las de los abusos, no se est¨¢ hablando de sexo, sino de poder.
Historias de la sexualidad. MASP. S?o Paulo. Hasta el 14 de febrero de 2018.
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