La plata atraviesa el r¨ªo (y el oc¨¦ano)
'La uruguaya' va camino de convertirse en el primer ¨¦xito popular en Espa?a de una generaci¨®n de escritores latinoamericanos que no hab¨ªa conseguido sobrepasar el c¨ªrculo de los letraheridos
La uruguaya, de Pedro Mairal, va camino de convertirse en el primer ¨¦xito popular en Espa?a de una generaci¨®n de escritores latinoamericanos largamente traducidos, premiados y bendecidos por la cr¨ªtica y los departamentos universitarios pero que todav¨ªa no hab¨ªa conseguido sobrepasar el c¨ªrculo de los letraheridos. Autores nacidos en los setenta como Juan Gabriel V¨¢squez, Wendy Guerra, Juli¨¢n Herbert, Guadalupe Nettel, Yuri Herrera o Selva Almada han firmado ya obras mayores sin que el gran p¨²blico espa?ol se diera del todo por aludido. Tambi¨¦n las hab¨ªa firmado el propio Mairal, pero el hecho de que sus libros se los repartieran hasta ahora tres sellos distintos ¡ªAnagrama (Una noche con Sabrina Love), El Aleph (Salvatierra) y Salto de P¨¢gina (El a?o del desierto)¡ª es un s¨ªntoma de que los lectores no hab¨ªan estado a la altura de los editores.
Publicada este a?o en Barcelona por la independiente Libros del Asteroide, La uruguaya sali¨® originalmente en Argentina con Emec¨¦, propiedad de Planeta. Que la multinacional barcelonesa no la lanzara en todo el ¨¢mbito de la lengua explica la fragmentaci¨®n de un supuesto mercado de 500 millones de compradores potenciales que no deja de comportarse como la suma inarticulada de muchos miles. Un escritor como Ricardo Piglia llevaba a?os en el cat¨¢logo argentino de Seix Barral y en la historia de la literatura de su pa¨ªs cuando Lengua de Trapo se atrevi¨® a presentarlo en Espa?a. Fue en el 2000 y el autor de Respiraci¨®n artificial ten¨ªa ya 60 a?os, solo cuatro menos que Vargas Llosa. Poco despu¨¦s recal¨® en Anagrama y La Mancha descubri¨® a un imprescindible. A veces el camino m¨¢s corto entre Buenos Aires, Bogot¨¢ y Ciudad de M¨¦xico pasa por el Mediterr¨¢neo.
La paradoja es que el lector espa?ol se puso a leer en masa a sus propios paisanos a ra¨ªz de la muerte de Franco. Desde entonces, rara vez se aventura m¨¢s all¨¢ del pante¨®n del boom. Incluso Roberto Bola?o, vecino de Girona, tuvo que picar piedra en todos los concursos del panorama provincial antes de hacerse o¨ªr. El dinero que va a cobrar a Montevideo el protagonista de La uruguaya ¡ªporte?o y novelista¡ª procede de los anticipos que le env¨ªan sus editores de Colombia y de Espa?a. ¡°El r¨ªo de la Plata: nunca tan bien puesto el nombre¡±, dice. ¡°El agua empezaba a brillar¡±. Es verdad, ya brilla. No sabemos por cu¨¢nto tiempo.
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