M¨¦xico, ocho siglos de una metr¨®polis global
La capital mexicana acoge una gran exposici¨®n sobre la historia y el arte de la mayor urbe de habla espa?ola del mundo
La muestra? La?Ciudad de M¨¦xico en el arte. Traves¨ªa de ocho siglos con la que el Museo de la Ciudad (MCM) reabre sus puertas, tras seis meses de obras, es todo un viaje en el tiempo. Dos horas o m¨¢s en las que el visitante puede pasar del siglo XIV al sismo del pasado 19 de septiembre, del lujo de la nobleza novohispana a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y la violencia de nuestros d¨ªas, del modernismo a una pintura ins¨®lita de Frida Kahlo. La exposici¨®n, que se podr¨¢ ver a partir de ma?ana y hasta el 1 de abril de 2018, ofrece un paseo, a trav¨¦s del arte, por el viejo valle de M¨¦xico, la vieja laguna desecada, puerto pionero entre Oriente y Occidente, lugar de recepci¨®n de mercanc¨ªas orientales llegadas de Acapulco y una de las primeras metr¨®polis globales del mundo. Un recorrido por la historia de un lugar donde el aire fue una vez transparente.
Son 500 objetos, de 183 autores distintos, algunos nunca exhibidos como dos escudos Tacubayas del siglo XVII procedentes de la Fundaci¨®n Casa de Alba, y de otro sinf¨ªn de instituciones art¨ªsticas mexicanas e internacionales. Un conjunto que descubre el cosmopolitismo de una ciudad de ciudades, la m¨ªtica Technotitlan, fundada el a?o 1325, en medio de un valle al que los aztecas fueron los ¨²ltimos en llegar y por la que pasaron conquistadores espa?oles, aventureros estadounidenses y arist¨®cratas franceses
¡°Tras la ca¨ªda del imperio tolteca, se desplaz¨® el coraz¨®n civilizatorio del norte de Mesoam¨¦rica al valle de M¨¦xico. El n¨¢hualt se convirti¨® en lingua franca. Los mexicas fueron los ¨²ltimos invitados a la cena civilizatoria de los lagos¡±, asegura Jos¨¦ Mar¨ªa Espinasa, director del Museo. ¡°Ciudad de M¨¦xico son muchas ciudades ahora: ciudades que se han construido en el tiempo, desde los primeros asentamientos precolombinos a orillas del lago, la posterior hegemon¨ªa nahua, la llegada de los espa?oles y las batallas entre ambas culturas hasta su posterior sincretismo en una nueva cultura, la novohispana, o desde la construcci¨®n de un pa¨ªs independiente en el siglo XIX hasta desembocar en un rico siglo XX y el desaf¨ªo del nuevo milenio¡±, a?ade.
La puesta en escena para reflejar esta riqueza es espectacular. Entre los muros del antiguo palacio de los Condes de Calimaya, en pleno centro hist¨®rico de la capital, 12 salas ordenadas cronol¨®gicamente, en las que dialogan m¨²sica, propaganda pol¨ªtica y caricaturas, mapas y cuadros, de forma din¨¢mica, interactiva y abierta a muchas sorpresas. ¡°Se trata de una lectura m¨²ltiple que en su propia diversidad propondr¨¢ caminos insospechados y originales¡±, dice Espinasa. En la realizaci¨®n de la muestra han participado tambi¨¦n los historiadores Alejandro Salafranca y Tom¨¢s P¨¦rez Vejo, ambos encargados del periodo virreinal, a los que se han sumado otros expertos y asesores. ¡°Va a cambiar la manera de ver la ciudad. Son ocho siglos que retratan la autoestima de la ciudad sobre s¨ª misma¡±, asegura el director del museo.
Las sorpresas surgen desde la primera sala, dedicada a la ¨¦poca prehisp¨¢nica, con varias piezas que se pierden en museos mucho m¨¢s grandes y que aqu¨ª pueden contemplarse en todo su esplendor. Por ejemplo, ejemplares de t¨¦tpal, los cuchillos de pedernal o s¨ªlex que se utilizaban para los sacrificios humanos, decorados con motivos realistas; esculturas, tambi¨¦n muy naturalistas, de mujeres j¨®venes, y altares dedicados a las mazorcas o un chacmool (estatua de una figura reclinada) mexica y no maya, como suele ocurrir, una delicatessen para todos los interesados en arqueolog¨ªa.
Sorprenden tambi¨¦n los cuadros dedicados a la Conquista en los que Hern¨¢n Cort¨¦s y Moctezuma?aparecen como iguales e incluso hay una representaci¨®n al estilo de El Bosco de la metr¨®poli como una especie de Babilonia americana. En las salas dedicadas al Virreinato se vislumbra el inicio de la fusi¨®n de razas, la ind¨ªgena y la europea, esa ¡°raza c¨®smica¡± con la que una vez so?¨® Jos¨¦ Vasconcelos. Ese primer indicio de mestizaje se aprecia en los retratos de la nobleza novohispana en la que se entremezclan los apellidos espa?oles con los ind¨ªgenas, la impactante fusi¨®n de las dos orillas del Atl¨¢ntico.
¡°La ciudad se convirti¨® en un foco cultural que no solo importaba, sino que exportaba¡±, asegura P¨¦rez Vejo. Ejemplo de ello son los biombos, ¨²nicos en su g¨¦nero decorados con escenas cotidianas mexicanas, hechos a imitaci¨®n de los venidos de China procedentes del primer comercio global entre Acapulco y el Imperio del Centro.
El viaje en el tiempo acaba con la ¨¦poca de la independencia, con una colecci¨®n de pinturas costumbristas que, a juicio de Salafranca, apuntan a un periodo de ¡°aislamiento de la ciudad, ensimismada en descubrir su identidad mexicana¡± y con la Revoluci¨®n ya en el siglo XX donde se exhibe por primera vez la maqueta dise?ada por David Siqueiros para el edificio cultural conocido como Polyf¨®rum y pinturas influidas ya por el realismo socialista. Ocho siglos para descubrir una ciudad fascinante.
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