¡°Me voy a Granada y que sea lo que Dios quiera¡±
Dos libros recogen, en m¨¢s de 130 entrevistas, la palabra de un Garc¨ªa Lorca comprometido y locuaz
Ya no queda nadie que haya o¨ªdo la voz de Federico Garc¨ªa Lorca.
Pero el poeta, asesinado en Granada al alba de la Guerra Civil, fue el hombre m¨¢s entrevistado de su tiempo. Y esa voz queda en peri¨®dicos y revistas del mundo hispano. 133 est¨¢n en Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas (Malpaso, 2017), preparado por Rafael Inglada con la colaboraci¨®n de V¨ªctor Fern¨¢ndez, y en Treinta y una entrevistas a Federico Garc¨ªa Lorca (Entornogr¨¢fico Ediciones, 2017), una reedici¨®n corregida y aumentada de las conversaciones period¨ªsticas que le encarg¨® a Andr¨¦s Soria Olmedo (para Aguilar) el editor Jaime Salinas, que s¨ª escuch¨® la voz del poeta en casa de Pedro Salinas, su padre, poeta y amigo de Lorca.
Ya no hay nadie que pueda decir c¨®mo era su voz. ¡°Acaso¡±, dice Soria Olmedo, ¡°j¨®venes que estuvieran en La Barraca. Pero tampoco creo que haya supervivientes¡±.
En el libro de Malpaso hay 52 entrevistas que nunca fueron publicadas en las obras completas, cuya ¨²ltima edici¨®n es de 1996. En este tomo se reproducen testimonios p¨®stumos sobre lo que se le escuch¨® decir al poeta asesinado fuera del formato de entrevistas. De Indro Montanelli, por ejemplo, el periodista italiano, que recoge asombrado un sue?o de Lorca sobre Salvador Dal¨ª. El m¨¢s conmovedor de esos recuerdos es el que ya public¨® en 1978 su amigo Rafael Mart¨ªnez Nadal.
Ah¨ª est¨¢ Lorca desgarrado y premonitorio. D¨ªas antes de partir a Granada, donde ser¨ªa asesinado el 18 de agosto, Lorca fue a ver a Rafael a su casa. Ten¨ªa miedo, no quer¨ªa quedarse solo en su casa de Alcal¨¢ 102, y le pregunt¨® a la madre de Rafael qu¨¦ deb¨ªa hacer, si permanecer o irse de una ciudad en cuyos campos ¨¦l mismo vislumbraba un porvenir lleno de muertos. Le ofrecieron casa y ¨¦l simul¨® dudar, pero la decisi¨®n estaba tomada, ir¨ªa a Granada. "Me voy a Granada y que sea lo que Dios quiera". Le dej¨® a Rafael todas sus cosas, para que las destruyera si le pasaba algo. Entre esas cosas estaba el manuscrito de El p¨²blico, in¨¦dito hasta 1976; Llu¨ªs Pasqual hizo de esa pieza ins¨®lita una versi¨®n que pone los pelos de punta, porque en ella se oye esa ¨²ltima voz desgarrada de Lorca agarr¨¢ndose al p¨²blico, que fue su vida.
Lorca era un buen entrevistado. Dos periodistas de La ma?ana de Le¨®n (Rafael Fern¨¢ndez Cabal y Francisco P¨¦rez Herrero, 12 de agosto de 1933) lo encontraron especialmente locuaz. Hablan del compromiso pol¨ªtico del escritor y a ¨¦l se le viene lo que pasa con Rafael Alberti. ¡°Ah¨ª tienen ustedes el caso de Alberti, uno de nuestros mejores poetas j¨®venes que, ahora, luego de su viaje a Rusia, ha vuelto comunista y ya no hace poes¨ªa, aunque ¨¦l lo crea, sino mala literatura de peri¨®dico. ?Qu¨¦ es eso de artistas, de arte, de teatro proletario!... El artista, particularmente el poeta, es siempre anarquista, sin que sepa escuchar otras voces que las que afluyen dentro de s¨ª mismo, tres fuertes voces: la voz de la muerte, con todos sus presagios; la voz del amor y la voz del arte¡¡±.
Ser¨ªa dif¨ªcil hoy encontrar voces as¨ª, en p¨²blico, incluso entre ac¨¦rrimos adversarios de la vida literaria actual. Miren lo que dice Lorca de Valle-Incl¨¢n y de Azor¨ªn.
¡ª?Qu¨¦ le parece Valle-Incl¨¢n como poeta?
¡ªDetestable. Como poeta y como prosista. Salvando el Valle-Incl¨¢n de Los esperpentos, ¨¦se s¨ª, maravilloso y genial, todo lo dem¨¢s de su obra es mal¨ªsimo. Como poeta, un mal disc¨ªpulo de Rub¨¦n Dar¨ªo, el grande. Un poco de forma, de color, de humo¡ pero nada m¨¢s (¡). Adem¨¢s, y esto es para indignar a cualquiera, ahora nos ha venido fascista de Italia. Algo as¨ª como para arrastrarlo de las barbas¡ ?Ya tenemos otro Azor¨ªn!...
¡ªA prop¨®sito, ?qu¨¦ nos dice usted de Azor¨ªn?
¡ªNo me hablen ustedes¡ Que merec¨ªa la horca por voluble. Y que como cantor de Castilla es pobre, muy pobre. (¡) ?Qu¨¦ gran diferencia entre la Castilla de Azor¨ªn y la de Machado y Unamuno!... ?Qu¨¦ diferencia!¡±
Tanto Soria Olmedo como Inglada y Fern¨¢ndez destacan una entrevista ins¨®lita que se halla en ambas compilaciones, la que se hicieron mutuamente el caricaturista Luis Bagar¨ªa y Federico Garc¨ªa Lorca para inaugurar una secci¨®n de aquel en El Sol el 10 de junio de 1936, v¨ªsperas del desastre. Bagar¨ªa hac¨ªa chistes con Miguel Mihura y aqu¨ª hablan el poeta y ¨¦l, de co?a y en serio, de filosof¨ªa, del ser y de la muerte. Ah¨ª Lorca cita a sus maestros, Antonio Machado y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez.
Y de Granada se habla en casi todas las entrevistas, las nuevas y las viejas. Al periodista Rodolfo Gil Benumeya le dice (La Gaceta Literaria, 15 de enero de 1931) cuando iba a irse a Nueva York "tan tranquilo". "Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensi¨®n simp¨¢tica de lo perseguido. Del gitano, del negro, del jud¨ªo¡, del morisco que todos llevamos dentro. Granada huele a misterio, a cosa que no puede ser y, sin embargo, es. Que no existe, pero influye o que influye precisamente por no existir, que pierde el cuerpo y conserva aumentado el aroma. Que se ve acorralada y trata de injertarse en todo lo que le rodea, y amenaza para ayudar a disolverla¡±.
No hay tema que reh¨²ya el entrevistado Lorca. No, tampoco el de su homosexualidad. Inglada, que es especialista en Picasso pero que en el tiempo libre ha buscado horas infinitas para Lorca (y para Bu?uel y la vanguardia), encuentra que en estas entrevistas, hay materia ¡°para una especie de autobiograf¨ªa¡± del poeta m¨¢s locuaz, alegre y desgarrado del siglo XX. V¨ªctor Fern¨¢ndez, lorquiano desde los 14 a?os, ahora periodista en La Raz¨®n, agradece a Ian Gibson que el gran especialista en Federico le aconsejara que se viera con Inglada para rendir ahora juntos (¡°y enfermos de Lorca¡±) este homenaje que re¨²ne todas las palabras que el poeta les dijo a otros antes de irse definitivamente a Granada. Ah¨ª ya se perdi¨® su voz. Pero su palabra es eterna.
La voz perdida
Se perdi¨® la voz de Lorca. Tacharon, por ejemplo, en Argentina, donde tanto habl¨®, las cintas en las que fue grabada: encima pusieron cualquier cosa. Y no hay ni un registro de nada, ni del piano. ?Y c¨®mo deb¨ªa de ser su voz? Andr¨¦s Soria Olmedo es granadino. Cree que Lorca deb¨ªa tener el mismo deje de Francisco Ayala (que le entrevist¨®, por cierto) o de Luis Rosales. "Una voz no muy poderosa, pero entonada, sin pretensiones de engolamiento". As¨ª hablaba su hermano Francisco, al que s¨ª se le puede escuchar en muchas grabaciones. "Parecida pronunciaci¨®n", dice Soria. ?Y qu¨¦ hay en lo que dec¨ªa? "Alegr¨ªa y tristeza", dice Rafael Inglada, "sinceridad". V¨ªctor Fern¨¢ndez a?ade: "Y, a veces, se le nota mentirosillo, fantasioso". "Era un buen entrevistado, es verdad que a veces ¨¦l mismo se mejora un poquito, se quita un a?o, se modela algo para parecer mejor. Pero tiene opiniones radicales y era un buen sujeto para entrevistas. Aquello era un g¨¦nero nuevo y ¨¦l lo aprovech¨® mucho". La alegr¨ªa de encontrar tanta entrevista nueva es, para Inglada y para Fern¨¢ndez, el mejor medicamento que han podido encontrar para la com¨²n enfermedad que los anima, el amor a Federico Garc¨ªa Lorca, cuya voz ellos y Soria Olmedo han devuelto en libros distintos del papel del que viene.
Babelia
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