El coraz¨®n es un fruto agridulce
Denise Despeyroux sirve 'Un tercer lugar', un carrusel de amores y desamores, maravillosamente escrito, dirigido e interpretado por un sexteto afinad¨ªsimo
Nueva y gozosa visita al planeta de Despeyroux. ?Qu¨¦ digo planeta! ?ltimamente, Madame Denise se mueve por constelaciones. El a?o pasado nos hizo conocer Los dram¨¢ticos or¨ªgenes de las galaxias espirales (que era una constelaci¨®n familiar) en la sala de la Princesa del Mar¨ªa Guerrero, y ahora hay que entrar en otra caja m¨¢gica, la sala Xirgu del Espa?ol. Eduardo Moreno multiplica los espacios y Pau Fullana las luces y los claroscuros. El viaje nos lleva a Un tercer lugar, t¨ªtulo que alude a una idea de Handke: el extra?o territorio, ¡°lo m¨¢s lejano posible a cualquier tipo de patria o confortabilidad dom¨¦stica¡±, que recorren algunas parejas antes de encontrar la felicidad (o todo lo contrario). Denise Despeyroux despliega, pues, un carrusel de amores y desamores, donde el amor es la fusi¨®n y el desamor es dejar de ser percibido. Una funci¨®n maravillosamente escrita, dirigida e interpretada. Un texto brillante, original, profundo, inesperado paso a paso. Te r¨ªes, pero va creciendo la tristeza. Quince escenas, quince juegos peligrosos. Retengo los formidables t¨ªtulos de algunos episodios: ¡®Un perro lleno de dolor o de tristeza se vuelve pendenciero¡¯, ¡®Jam¨¢s un rayo de sol ilumin¨® de esa forma la estanter¨ªa de literatura asi¨¢tica¡¯.
Un elenco actoral que suena como un sexteto afinad¨ªsimo. Como no quiero destripar demasiado sus historias cruzadas, tratar¨¦ de cercar sonoridades y ecos posibles en personajes e int¨¦rpretes. El material (por enfoque, por perfume) me result¨® muy franc¨¦s. Quiz¨¢s era mi d¨ªa, porque me levant¨¦ escuchando a Trenet, y por la noche Despeyroux me hizo pensar en un c¨®ctel de Boris Vian y Raymond Queneau (que s¨ª). Cordelia (Vanessa Rasero), que ser¨ªa una c¨ªtara o un salterio, es amada por Samuel (Giovanni Bosso) y por Trist¨¢n (Jes¨²s Noguero). Samuel quiere ser la encarnaci¨®n del amor cort¨¦s y su instrumento ser¨ªa una zanfona. Ese hombre que lleva a?os dise?ando una maqueta con la casa de sus sue?os puede llegarnos al alma y tambi¨¦n atemorizarnos. Me hizo pensar en un personaje de Bresson interpretado como un cruce de Ernesto Alterio y de Borja Cobeaga (pero a su manera, claro). Jes¨²s Noguero aparece tocando un acorde¨®n, aunque su voz suena como un oboe, y lo que realmente le va a Trist¨¢n es un bandone¨®n electrizado en una noche de mucha gar¨²a.
A mi entender, los personajes centrales, porque su historia es la m¨¢s intensa y conmovedora, son Trist¨¢n y Matilde (Lorena L¨®pez). Matilde es una criatura preciosa, rebosante de luz y de amor; una sensibilidad extrema que suena como una viola de amor. Pongamos que me recordaron a Oliveira y La Maga, que eran muy porte?os y tambi¨¦n muy parisienses. Como en manos de Despeyroux todo se vuelve psicogeograf¨ªa, no es raro que en las de Matilde el barrio de Usera se convierta en un lugar tan misterioso como el Parque Chas de Buenos Aires. Para Matilde, Usera (y la tierra entera) es una rayuela llena de mensajes, c¨®digos cifrados, juegos y m¨¢s juegos. Juegos arriesgados, porque no acaba de ser buen sistema que en los restaurantes y en la vida pida el plato que menos le apetezca para que, por azar contrario, le sirvan el que realmente desea. Digamos, buscando redondear el perfil, que Matilde podr¨ªa ser un personaje de Rivette y Trist¨¢n una criatura godardiana. Noguero nos va mostrando a cada encuentro (y no es tarea f¨¢cil) su verdadera naturaleza, y Lorena L¨®pez, que es pura ligereza y dulzura, vuela y vuela, y acaba cortando el aliento en su aria, el bell¨ªsimo y terrible mon¨®logo final, que est¨¢ entre las joyas de Despeyroux.
Esta obra nos lleva de viaje a ese extra?o territorio que recorren algunas parejas antes de encontrar la felicidad (o todo lo contrario)
Otro gran personaje femenino es Carlota (Sara Torres), abogada cult¨ªsima, manipuladora y generosa, dama inaprensible, con grandes frases que escancia a lo Conchita Montes: ¡°Nunca interrogue a una mujer conmovida¡±. Quiere educar y guiar por los senderos de la filosof¨ªa (Hume, Berkeley, Wittgenstein) a Ismael (Pietro Olivera), un ingenuo delicioso, y descubre que lo que necesita, desde peque?o, es una hermana espiritual. Singular episodio, que podr¨ªa transcurrir en un sal¨®n dieciochesco, empapado en esencia enciclopedista. Carlota ser¨ªa una viola da gamba e Ismael un ukelele. Yo hubiera querido que tuvieran m¨¢s espacio los personajes de Samuel y Cordelia. Pienso que el trabajo de amor de la maqueta quiz¨¢s acabe floreciendo en el coraz¨®n de Cordelia (como tal vez florezca la carta final), pero me hubiera gustado conocerlos un poco m¨¢s. Es como cuando lees una novela y quisieras que todos tuvieran un libro para cada uno, a la manera de Durrell en El cuarteto de Alejandr¨ªa. O que se expandieran en una miniserie. Aplaud¨ª puesto en pie Un tercer lugar, y tambi¨¦n les recomiendo Tebas Land, de Sergio Blanco, que Natalia Men¨¦ndez ha dirigido en El Pav¨®n Teatro Kamikaze. Una pieza pasoliniana, con un impecable y rotundo Israel Elejalde, secundado con coraje por Pablo Espinosa, que ah¨ª es nada tomar la alternativa toreando a su lado. La semana que viene me explayo.
Un tercer lugar, escrita y dirigida por Denise Despeyroux. Teatro Espa?ol (Madrid). Int¨¦rpretes: Jes¨²s Noguero, Lorena L¨®pez, Sara Torres, Pietro Olivera, Vanessa Rasero y Giovanni Bosso. Hasta el 17 de diciembre.
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