La pasi¨®n secreta de Zola
Una subasta en Par¨ªs redescubre la afici¨®n del escritor por la fotograf¨ªa, de la que se sirvi¨® para retratar su doble vida
Fue el padre del naturalismo literario, censor de la hipocres¨ªa burguesa, detractor de las flagrantes desigualdades de su tiempo y precursor de la figura del intelectual comprometido en la Francia de entresiglos. Pero la biograf¨ªa de ?mile Zola tambi¨¦n cuenta con aristas menos documentadas. Pocos saben que, en el tramo final de su vida, el autor de Germinal y La bestia humana cultiv¨® una pasi¨®n considerable por la fotograf¨ªa. La primera vez que se puso detr¨¢s de la c¨¢mara corr¨ªa el a?o 1894. Zola acababa de terminar la saga de los Rougon-Macquart, conjunto de veinte novelas escritas en poco m¨¢s de veinte a?os. La fotograf¨ªa fue una nueva p¨¢gina en blanco. El escritor se hizo con la primera de sus diez c¨¢maras fotogr¨¢ficas e instal¨® un laboratorio en cada una de sus tres residencias. En total, Zola llegar¨ªa a disparar 7.000 placas fotogr¨¢ficas, 2.000 de las cuales han sobrevivido hasta nuestros d¨ªas.
La casa de ventas Artcurial ha sacado a subasta este fondo fotogr¨¢fico de excepci¨®n el lunes por la noche en Par¨ªs, donde los distintos lotes fueron adjudicados por un total de 580.000 euros, unas seis veces por encima de la estimaci¨®n inicial. En ellos hab¨ªa centenares de copias de ¨¦poca, ¨¢lbumes de instant¨¢neas en tonos sepia, una c¨¢mara fotogr¨¢fica Eastman Kodak e incluso batas de laboratorio. Fueron propiedad del nieto del escritor, el m¨¦dico Fran?ois ?mile-Zola, hasta su muerte en 1989. Ahora su viuda ha decidido prescindir de ellas, arrojando luz sobre esta afici¨®n mal conocida, descubierta de forma tard¨ªa a finales de los setenta.
En realidad, las im¨¢genes de Zola no estaban pensadas para ser publicadas, sino que eran de uso personal. Daban cuenta de su m¨¢s estricta intimidad, hasta el punto de revelar la doble vida que el escritor mantuvo durante los a?os previos a su muerte prematura en 1902, al inhalar gases t¨®xicos procedentes de una chimenea atascada. Zola divid¨ªa su tiempo entre su casa en M¨¦dan, al noroeste de Par¨ªs, donde resid¨ªa con su esposa, Alexandrine Meley, y su segunda residencia en Verneuil-sur-Seine, solo unos cinco kil¨®metros al norte, donde viv¨ªa su amante, una vendedora de lencer¨ªa llamada Jeanne Rozerot, a la que conoci¨® cuando ten¨ªa 20 a?os. Con ella concibi¨® dos hijos ileg¨ªtimos, Jacques y Denise, a los que mantuvo en secreto durante bastante tiempo. Sin embargo, Zola los fotografi¨® en repetidas ocasiones, como dejando una constancia simb¨®lica de su existencia. El Museo de Orsay adquiri¨® en la subasta del lunes un delicado ¨¢lbum que el escritor dedic¨® en esa ¨¦poca a sus dos herederos.
M¨¢s all¨¢ de su entorno familiar, Zola tambi¨¦n retrat¨® el Par¨ªs de los a?os 1890 ?¨Cpor ejemplo, dej¨® constancia de la construcci¨®n de la Torre Eiffel¨C? y su exilio en Londres tras el esc¨¢ndalo provocado por el caso Dreyfus, adem¨¢s de paisajes mar¨ªtimos y escenas de calle, marcadas por la modernidad de su mirada, que parece emular la de un pionero como Eug¨¨ne Atget y que desprende incluso un naturalismo similar al de sus novelas. Grandes literatos del siglo XIX, como Baudelaire, consideraron que esta nueva t¨¦cnica, que todav¨ªa no era considerada un arte, era burda y casi sacr¨ªlega, ya que copiaba la realidad con excesiva fidelidad, obstaculizando as¨ª el trabajo de imaginaci¨®n del artista.
No era el caso de Zola, que tal vez viera en la fotograf¨ªa una forma de representar visualmente todos sus preceptos literarios. Sus notas reflejan una curiosidad insaciable respecto al marco fotogr¨¢fico, los tiempos de exposici¨®n y la calidad del papel, pero tambi¨¦n los juegos con la luz, una de sus obsesiones como escritor: en sus novelas, la descripci¨®n de la luz resulta omnipresente, algo que sus estudiosos han atribuido a su formaci¨®n de juventud como pintor. ¡°Uno no puede afirmar que ha visto algo si no ha tomado una fotograf¨ªa, ya que esta revela detalles que, de otra manera, no podr¨ªan ser discernidos¡±, dej¨® escrito antes de morir.
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