El cliente no te representa
El cine ha sido uno de los instrumentos m¨¢s eficaces, en manos de una cultura patriarcal, para construir un cierto mito purificador en torno a la prostituci¨®n
ALANIS
Direcci¨®n: Anah¨ª Berneri.
Int¨¦rpretes: Sof¨ªa HGala Castiglione, Dante Della Paolera, Dana Basso, Silvina Sabater.
G¨¦nero: drama. Argentina, 2017
Duraci¨®n: 82 minutos.
El cine ha sido uno de los instrumentos m¨¢s eficaces, en manos de una cultura patriarcal, para construir un cierto mito purificador en torno a la prostituci¨®n. El burdel como limbo ed¨¦nico del deseo o como espacio para la solidaridad femenina, la prostituta como alma noble y pura, capacitada para la comprensi¨®n del estado de falta del cliente que requiere sus servicios, son solo algunos de los t¨®picos explotados, una y otra vez, por un imaginario cinematogr¨¢fico en el fondo nada inocente. Lo que casi siempre ha sido exiliado del plano, de manera interesada, es el factor de explotaci¨®n subyacente en la representaci¨®n de ese universo: un elemento narrativo que s¨®lo es convocado cuando el relato en cuesti¨®n decide jugar al sensacionalismo con, por lo general, fines m¨¢s efectistas que responsables. Tambi¨¦n ha sido omitido con insistencia el imperativo de supervivencia que la mayor¨ªa de las veces motiva, cuando no impone, la elecci¨®n de ese camino profesional. M¨¢s all¨¢ de sus virtudes, pel¨ªculas como Las noches de Cabiria (1957), Irma la Dulce (1963) o Poderosa Afrodita (1995) han hecho bastante da?o en el imaginario colectivo: el sustrato de todas ellas es la aliviadora fantas¨ªa rom¨¢ntica masculina de la prostituta de buen coraz¨®n. Las primeras im¨¢genes de Alanis, que captan la cotidianidad de un piso compartido por dos trabajadoras del sexo y el hijo de un a?o y medio de una de ellas, dejan claro que, en su quinto largometraje, la directora argentina Anah¨ª Berneri no est¨¢ dispuesta a prolongar el espejismo.
Sof¨ªa Gala Castiglione, con su propio hijo lactante agarrado a sus pechos, es Alanis en esta pel¨ªcula consciente de ser, ante todo, un retrato de personaje antes que una denuncia o un discurso de concienciaci¨®n social. Anah¨ª Berneri no quiere moralizar, ni adoctrinar, sino ser fiel a la mirada de su personaje y a sus circunstancias ¨Cfragmentarias, casi siempre fuera de campo- a sabiendas de que el resto vendr¨¢ por a?adidura. Y ah¨ª est¨¢, por ejemplo, esa clim¨¢tica escena de sexo donde la respiraci¨®n cocain¨®mana del cliente, el intercambio ritual de insultos y la mirada de ella ante el espejo lo dicen todo. O la verdad que transpira la provisionalidad de ese refugio en la tienda de una amiga. O el contraste entre la relativamente acogedora precariedad de ese piso asediado por agentes municipales y la feroz lucha por el territorio en las calles. Una pel¨ªcula necesaria e irreprochable.
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