Intruso de oreja
Alex Reynolds indaga en la asincron¨ªa de cuerpos, ritmos y recuerdos para pensar sobre la idea convivencia
Hay algo en las obras de Alex Reynolds (Bilbao, 1978) que tiene que ver con el comp¨¢s musical, un ritmo interno basado en el juego de tiempos. Algo parecido al tempo de Un vals. As¨ª se titula la primera pieza que nos recibe en la galer¨ªa Estrany-de la Mota. Aparece justo al bajar la escalera, instalada en varios de sus escalones que la artista ha forrado de moqueta negra. En cuesti¨®n de segundos, el ruido de los zapatos se incorpora como un ente m¨¢s a la exposici¨®n. A la artista siempre le ha gustado interpelar al espectador nada m¨¢s entrar, darle la bienvenida e introducirle en cierta idea de ficci¨®n. Desde hace a?os, Reynolds explora y manipula los c¨®digos del lenguaje cinematogr¨¢fico sirvi¨¦ndose de soportes como el texto, el v¨ªdeo, la fotograf¨ªa y la performance. Eso la ha llevado a hacer pel¨ªculas sin c¨¢mara, a ensayar formas de narraci¨®n alternativas al guion y a jugar con la idea de exteriores. En ese organigrama conceptual, las interpretaciones en diferido se convierten, casi forzosamente, en parte de la obra.
Reynolds explora y manipula los c¨®digos del lenguaje cinematogr¨¢fico sirvi¨¦ndose de soportes como el texto, el v¨ªdeo, la fotograf¨ªa y la performance
Nuestros pasos bajando la escalera lo son. Se suman al sonido del v¨ªdeo que da t¨ªtulo a la muestra, Esta puerta, esta ventana, un ensayo que oscila entre el documental y la performance. O las dos cosas a la vez. O el tanteo de un largometraje de ficci¨®n mucho m¨¢s largo. Hay dos personajes y su primer encuentro tambi¨¦n es sonoro, como el nuestro. ?l toca la bater¨ªa y ella toca con el cuerpo. Aparecen golpes a un timbal y una voz que canturrea, y entre una cosa y otra, varios de los temas de los que Alex Reynolds nunca se despega: la confusi¨®n, la curiosidad, la distancia con el otro, la ilusi¨®n de hacerla desaparecer, los c¨ªrculos cerrados, lo que se intuye pero no se ve, o la imagen de alguien atento escuchando, como el espectador ante sus obras. Merodeos de un di¨¢logo inconcluso del que no puedes despegarte. Quiz¨¢s est¨¦ ah¨ª el poder de esta magn¨ªfica artista y de cada exposici¨®n que proyecta.
Del v¨ªdeo salen varias voces en off que punt¨²an el ritmo narrativo con recuerdos de una casa. Ella dice algo que traspasa: ¡°?Crees que podr¨ªamos, de vez en cuando, cambiar los ritmos?¡±. ?l dispara algo que afecta: ¡°?Me esperar¨¢s cuando haya problemas de esos que vienen y que arrasan un poco?¡±. Parecen venir del eco de alg¨²n hogar mental, un juego narrativo con el que Reynolds explora los l¨ªmites de la mirada, la empat¨ªa y su manipulaci¨®n. Anna Manubens lo llama earworn (gusano de oreja) en el bonito texto que acompa?a la muestra, esas canciones que parasitan en la cabeza y que ponen en crisis cualquier idea de convivencia. He ah¨ª el mensaje. Y ese s¨ª que es un zumbido estremecedor.
¡®Alex Reynolds. Esta puerta, esta ventana¡¯. Galer¨ªa Estrany-de la Mota. Barcelona. Hasta el 16 de febrero.
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