?Demasiado incluso para un culebr¨®n?
Las quejas de los espectadores respecto a las tramas y personajes de series tan longevas como 'Coronation Street' o 'EastEnders' influyen en el devenir de estos melodramas brit¨¢nicos
M¨²ltiples asesinatos, secuestros, abusos sexuales, estafas a los vecinos¡. Incluso para los m¨¢s acostumbrados a los excesos de los culebrones el c¨²mulo de maldades concentrado en un solo personaje de Coronation Street est¨¢ resultando tan excesivo que la cadena brit¨¢nica ITV se plantea un cambio de rumbo en sus guiones. La telenovela m¨¢s longeva de la historia de la televisi¨®n, con m¨¢s de 57 a?os de singladura, se ha tornado ¡°demasiado oscura¡± a decir del alud de quejas emitidas por los espectadores en los ¨²ltimos tiempos.
El problema que se le plantea a los responsables de Corrie ¨Cel popular sobrenombre del programa- es seguir dilatando las tramas despu¨¦s de tantas d¨¦cadas de emisi¨®n, y a raz¨®n actualmente de seis entregas por semana. Los protagonistas que comparten direcci¨®n en la calle Coronation Street, en una poblaci¨®n ficticia del norte de Inglaterra, ya han afrontado todo tipo de situaciones m¨¢s o menos veros¨ªmiles. Lo mismo que ocurre con Emmerdale, serial hermano del canal desde 1972, o con la competencia que plantea EastEnders desde la BBC, con casi 33 a?os a sus espaldas.
La f¨®rmula de la telenovela se resiente de las repeticiones y excesos pero, a¨²n as¨ª, sigue constituyendo todo un fen¨®meno televisivo en el Reino Unido por su longevidad y el seguimiento de un p¨²blico fiel. A los 7,8 millones de televidentes por episodio que Coronation Steet ha registrado como media en el ¨²ltimo a?o, se suman los 6,7 millones que no se pierden las andanzas de los habitantes de un pueblo de Yorkshire servidas por Emmerdale y los 7,1 millones que estuvieron pendientes de los vecinos de un barrio del East End de Londres, los eastenders del serial de la radiotelevisi¨®n p¨²blica.
Las tres propuestas tienen en com¨²n, adem¨¢s de los c¨®digos propios de la telenovela, a unos personajes procedentes de las clases trabajadoras que contrastan con el lujo y los continuos cambios de vestuario de las legendarias series estadounidenses en las que en su d¨ªa se inspiraron. El protagonismo es siempre coral e integra un reparto diverso en cuanto a edad y g¨¦nero (mucho menos en cuestiones de raza o religi¨®n: Corrie no introdujo a una familia musulmana hasta hace dos a?os), a gentes que se re¨²nen en el pub para comentar sus problemas de trabajo, amor¨ªos o deudas, con los que el espectador puede identificarse.
Los roces con la justicia de algunos personajes tambi¨¦n forman parte tradicionalmente del repertorio de estas series brit¨¢nicas, aunque llevados al extremo no han sido siempre bien acogidos. Hace ahora siete a?os, una de las protagonistas de Eastenders secuestr¨® a un beb¨¦ despu¨¦s de la muerte del suyo, en una trama que deb¨ªa prolongarse a lo largo de toda la temporada pero que las protestas de muchos espectadores y de organizaciones caritativas acabaron zanjando mucho antes. Tampoco gust¨® nada a los telespectadores el recurso de los guionistas de Emmerdale, en 1993, de liquidar a los personajes menos exitosos en aquel momento ideando un accidente en el que un avi¨®n se estrellaba contra el pueblo (entonces acababa de cumplirse el quinto aniversario de la tragedia real de Lockerbie, en la que se inspiraron).
En la presente temporada, las iras de la audiencia se han concentrado en el mafioso de Corrie, Pat Phelan (interpretado por Connor McIntyre), un viejo conocido de la serie que desde su reaparici¨®n hace dos a?os ha cometido una cadena interminable de delitos. El pasado oto?o fue proclamado el mejor malvado de la era televisiva por los lectores de la revista Radio Times pero, tras incurrir en un doble asesinato, ahora el 94% pide su cabeza. Las casas de apuestas vaticinan que el canal ITV les conceder¨¢ ese deseo en aras de la longevidad de una serie que no se conforma con haber batido ya todos los r¨¦cords.
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