M¨²sica para una exposici¨®n sin cuadros
Un centro de arte contempor¨¢neo de R¨®terdam vac¨ªa sus salas para ofrecer conciertos con ocho int¨¦rpretes en movimiento
Vestidos con unas chaquetas blancas con un dibujo alusivo al instrumento que tocan, ocho m¨²sicos de seis nacionalidades, entre ellos el espa?ol Pau Marqu¨¨s i Oleo, cantan distintas armon¨ªas, tocan juntos y por separado y ocupan las dos salas que el centro de arte contempor¨¢neo Witte de With, de R¨®terdam, ha vaciado para su propuesta m¨¢s novedosa: una galer¨ªa dedicada a la m¨²sica, pero sin escenario ni patio de butacas. Solo int¨¦rpretes, composiciones cl¨¢sicas y actuales, y p¨²blico, en un intercambio de cuadros por melod¨ªas que se prolongar¨¢ hasta marzo.
Galer¨ªa de Arte para la M¨²sica (Kunsthalle for Music, seg¨²n el juego alem¨¢n e ingl¨¦s de palabras) es el t¨ªtulo del proyecto encargado por el centro holand¨¦s al compositor estadounidense Ari Benjamin Meyers para que llene de sonido un espacio dedicado a piezas tangibles. Son 38 composiciones interpretadas cuatro horas seguidas durante cuatro d¨ªas a la semana. Suena arriesgado, y lo es, porque el espectador no tiene agarradero: no hay sillas, los m¨²sicos pasan de una sala a otra, cantan, improvisan y son amables y dan las gracias, aunque no se inclinan para saludar como en los conciertos tradicionales. Solo unas cartelas en las paredes desnudas enumeran los t¨ªtulos a escuchar, que abarcan desde autores cl¨¢sicos como el franc¨¦s Erik Satie, la rusa de origen t¨¢rtaro Sofia Gubaidulina y el minimalista estadounidense Philip Glass, a la japonesa Yoko Ono o el grupo de vanguardia The Residents (Estados Unidos). Sin olvidar un rap que arranc¨® aplausos del p¨²blico durante la jornada inaugural, el 2 de febrero.
¡°Es una experiencia para todos, m¨²sicos y p¨²blico, que requiere disciplina y flexibilidad a la vez¡±, dice Pau Marqu¨¨s, que toca el violonchelo. "Aunque se han habilitado dos salas, interpreto tambi¨¦n una obra de Meyers en el ascensor. Cuando veo que alguien va de un piso a otro, entro con ellos. No hablamos, pero a veces te dicen cosas. Al principio del encuentro, uno de nosotros saca una nota de un sombrero negro depositado en el suelo. Puede salir cualquier nombre, desde Ravel a Amy Winehouse, sin m¨¢s referencia. Y ah¨ª improvisamos. Todos tenemos una idea m¨¢s o menos certera de lo que ellos compon¨ªan o cantaban. Esos momentos son muy emocionantes¡±, asegura.
La coreograf¨ªa, por as¨ª llamarla, es de Dominique Gonzalez-Foerster, artista visual francesa, que les dio unas pocas instrucciones sobre c¨®mo moverse y armonizar los pasajes cantados. Tambi¨¦n sobre c¨®mo transportar el violonchelo, viol¨ªn, saxo, guitarra el¨¦ctrica, bater¨ªa y un EWI (instrumento electr¨®nico de viento, en sus siglas en ingl¨¦s) que tocan. Y qu¨¦ hacer con el piano, que permanece en su sitio.
Los ocho m¨²sicos proceden de Finlandia, L¨ªbano, Islandia, B¨¦lgica, Estados Unidos y Espa?a. Los ensayos previos sirvieron para que ellos tambi¨¦n supieran c¨®mo reaccionar "ante un visitante preparado para escuchar a un conjunto de c¨¢mara, pero recibido por unos solistas que le invitan a participar de una manera mucho m¨¢s cercana¡ y tal vez algo desconcertante", asegura Rosa de Graaf, comisaria del proyecto. "La gente pregunta al principio d¨®nde es la funci¨®n, se acerca a las cartelas, hablan entre ellos, se sientan en suelo y luego se quedan hasta al final para no perderse nada. Es otro enfoque del canon musical cl¨¢sico, porque aqu¨ª se oye desde bandas sonoras de pel¨ªculas a piezas de artistas que mostraron inter¨¦s por la m¨²sica sin ser profesionales, Marcel Duchamp, entre ellos". Como apunta Marqu¨¨s, "es la m¨²sica liberada de sus convenciones para que cualquiera pueda disfrutarla de otro modo".
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