¡°Estados Unidos festeja la riqueza y esconde a los sin techo¡±
Sean Baker retrata con ternura a los habitantes de los moteles m¨¢s cutres que rodean a Disney World en 'The Florida Project'
La carrera de Sean Baker es la de un enorme corredor de fondo. A sus 46 a?os -aparenta como poco diez menos-, el cineasta, nacido en Nueva Jersey, criado profesionalmente en Nueva York y habitante actual de Los ?ngeles, ha llegado a su sexto largometraje, The Florida Project, con apoyo cr¨ªtico y ruido de festivales, pero poco m¨¢s. Su anterior largometraje, Tangerine (2015), lo film¨® con un iPhone (en realidad, con tres), y ese fue el verdadero inicio de su fama, lo que provoc¨® que en el pasado festival de Cannes The Florida Project fuera una de las pel¨ªculas m¨¢s esperadas. El resultado super¨® las expectativas, con un crudo retrato de la pobreza que rodea el parque Disney World en Florida, de los ni?os que viven en los moteles coloridos -hoy, restos decadentes de un magn¨ªfico pasado pop-, sumideros de los que asoman marginados, drogadictos, gente que se gana la vida vendiendo perfumes falsificados... y la bondad humana.
El sistema capitalista ense?a todas sus caras en The Florida Project, pero la Academia de Hollywood solo ha considerado destacable la interpretaci¨®n de Willem Dafoe, como encargado del motel Magic Castle, un hospedaje real en el que film¨® Baker, a apenas dos kil¨®metros del parque tem¨¢tico. Esta entrevista se realiz¨® apenas tres horas despu¨¦s de la lectura de la lista de candidatos a los Oscar, en la que parec¨ªa que el filme podr¨ªa haber entrado en m¨¢s candidaturas. "En realidad", dice Baker mirando a las aspirantes a mejor pel¨ªcula, "dentro de este listado no me sentir¨ªa muy c¨®modo, aunque reconozco que hay tres o cuatro que me gustan mucho", antes de agradecer a Moonlight, la ganadora del a?o pasado, "la puerta que ha abierto para el resto del cine indie... y m¨¢s si va de pobres en Florida", como ocurre en su caso y en el drama de Barry Jenkins. "En ambos casos somos muy respetuosos con los ni?os", cuenta Baker, "y yo adem¨¢s he apostado por poner la c¨¢mara a la altura de los ojos de los ni?os. Ellos son mis protagonistas". Pero es que Baker siempre ha sentido afecto por sus personajes. "No estoy interesado en contar historias de gente que no ame de alguna manera, aunque incluso sean desagradables". ?Y estaba claro que iba a rodar con ni?os? "Siempre supe que ser¨ªa una historia de ni?os, ya que la infancia es universal. Los ni?os solo quieren ser ni?os y por ello juegan, imaginan".
Baker entra a fondo en la cr¨ªtica social, porque, como confirma m¨¢s tarde, se siente heredero en su obra del Neorrealismo italiano y del cine social brit¨¢nico con Ken Loach: "En Estados Unidos hay una enorme divisi¨®n de clases, y la gente no conoce o ignora a los sin techo. Es injusto, porque es muy f¨¢cil caer en la pobreza, en econom¨ªas paralelas como las drogas o el sexo pagado. Y con un multimillonario como presidente. Se festeja la riqueza, se esconde a los sin hogar...". Sin embargo, no cree en usar el cine como mensajero. "No creo en los extremos, como escribir solo para m¨ª o hacer cine exclusivamente para el espectador. Busco el equilibrio. Hay gente que me dice que ama mi pel¨ªcula por encima de todas las cosas... Aj¨¢. Hay gente que odia mis filmes como a ning¨²n otro... Pues aj¨¢ tambi¨¦n".
El cineasta habla con cari?o de sus actores, del prodigio de Willem Dafoe, que lleg¨® al rodaje incluso una semana antes para empaparse del ambiente, de esa ni?a brillante que es Brooklynn Prince, de las localizaciones que le dieron todo el colorido necesario -"Rod¨¦ en celuloide por est¨¦tica y por defender el arte en el que me crie. He querido pasar por el proceso fotoqu¨ªmico para obtener los colores que quer¨ªa. Pero vamos, que la gente ruede con lo pueda o lo que quiera"- y de que cambi¨® toda la pel¨ªcula en el montaje, "gracias a que no hay cambios radicales de vestuario": ah¨ª encontr¨® el ritmo interno de su trabajo.
En The Florida Project hay un gui?o a Tangerine, porque una secuencia se film¨® con un iPhone. "Hicimos de la necesidad, virtud, y solo despu¨¦s, en montaje, comprend¨ª el homenaje". ?Y c¨®mo lleva que el iPhone de Tangerine ya est¨¦ en el Museo de la Academia de Hollywood, y ¨¦l no sea ni acad¨¦mico. "Te cuento un secreto. En realidad usamos tres m¨®viles. Uno lo desechamos porque la ¨®ptica no daba la misma calidad que los otros dos. Y uno s¨ª, est¨¢ en el museo nuevo, que es maravilloso, pero otro me lo he guardado yo".
Babelia
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