Hasta d¨®nde estar¨ªa dispuesto a llegar para salvar a un animal

Han pasado 30 a?os desde que el bi¨®logo colombiano Fernando Trujillo lleg¨® al Amazonas. "Viaj¨¦ con una visi¨®n muy rom¨¢ntica: conocer y salvar a los delfines rosados. Luego me di cuenta de que era la mejor excusa para salvar la cuenca de uno de los r¨ªos m¨¢s biodiversos del mundo", dice al otro lado del tel¨¦fono, en un punto de la Orinoqu¨ªa donde hay cobertura. Su trabajo de conservaci¨®n se exhibe en las salas de cine colombianas del 15 al 18 de febrero en la pel¨ªcula R¨ªo abajo del director estadounidense Mark Grieco. "Un documental que se plantea hasta d¨®nde estamos dispuestos a llegar para salvar a un animal", explica.

Trujillo se hace la pregunta desde el rigor cient¨ªfico. La cuenca del Amazonas donde trabaja no es ese para¨ªso pr¨ªstino habitado por ind¨ªgenas que est¨¢ en el imaginario colectivo. "Es una regi¨®n que comparten varios pa¨ªses, donde habitan m¨¢s de 30 millones de personas, de las cuales solo 3,4 millones son ind¨ªgenas", dice el bi¨®logo colombiano, conocido como Omacha entre los locales: el hombre que en su vida previa fue un delf¨ªn.

"El resto son ciudadanos brasile?os, colombianos o peruanos que trabajan en la agricultura, en campos de soja, explotaciones ganaderas, la pesca y las centrales hidroel¨¦ctricas". Las industrias responsables de la degradaci¨®n de este ecosistema. "El ¨¢rea deforestada en el Amazonas supera los 870.000 kil¨®metros cuadrados". Un territorio m¨¢s extenso que Espa?a o Francia.

En estas circunstancias, Trujillo estudia y protege a los delfines al mismo tiempo que busca alternativas econ¨®micas para los pobladores de esta regi¨®n. Hasta septiembre de 2017, los pescadores colombianos del Amazonas basaban su negocio en la mota, un pez carro?ero que pescaban usando delfines rosados de cebo. La pr¨¢ctica contribuy¨® a que este mam¨ªfero, amenazado por otras pr¨¢cticas econ¨®micas, vaya a pasar a la categor¨ªa de "cr¨ªticamente amenazado", la anterior a la extinci¨®n, el pr¨®ximo marzo.

Adem¨¢s, este tipo de pesca puso durante a?os en los mercados colombianos un pez con altos niveles de mercurio, el elemento qu¨ªmico que se usa en la miner¨ªa para extraer oro, seg¨²n una investigaci¨®n de la Fundaci¨®n Omacha que lidera el bi¨®logo.

"Analizamos el impacto que tiene la miner¨ªa ilegal sobre los peces del Amazonas, lo denunciamos en televisi¨®n y acab¨¦ amenazado de muerte por muchos comerciantes. Lo peor fue cuando el Gobierno inici¨® una campa?a para que se consumiera este tipo de pez por la presi¨®n de las empresas pesqueras", recuerda Trujillo. "Aquello fue una batalla perdida".

Al otro lado de la interrogaci¨®n que plantea el documental est¨¢ Richard Rassmusen, una s¨²per estrella de la televisi¨®n en Brasil que se dedica a la divulgaci¨®n en un programa de National Geographic. El presentador y bi¨®logo, el otro protagonista de la pel¨ªcula, lleva su lucha por la protecci¨®n del delf¨ªn rosado a unos l¨ªmites ¨¦ticamente cuestionables, seg¨²n su par colombiano.

Richard Rassmusen busc¨® un atajo para crear conciencia. Con la ayuda de dos asociaciones brasile?as pag¨® a una peque?a comunidad de pescadores para que mataran delante de una c¨¢mara un delf¨ªn rosado, lo descuartizaran y lo usaran como cebo. Las im¨¢genes se emitieron en un programa de m¨¢xima audiencia en la televisi¨®n de Brasil. El Gobierno actu¨® inmediatamente prohibiendo la pesca de este pez carro?ero. Las consecuencias para los humildes habitantes de esta regi¨®n, olvidados por el Estado, fueron demoledoras.

A Rassmusen le cost¨® una noche de trabajo. A Trujillo m¨¢s de 30 a?os de investigaciones. "?Hay que matar a un delf¨ªn para salvar a otro? Yo creo que no", dice el bi¨®logo colombiano con un premio Whitley Gold por su contribuci¨®n a la conservaci¨®n. "Los discursos de los gobiernos no son coherentes. La agenda econ¨®mica jala m¨¢s que la medioambiental. ?En qu¨¦ momento vamos a desacelerar el consumo?".