Gael Garc¨ªa Bernal presenta ¡®Museo¡¯ en la Berlinale
La cinta de Alonso Ruizpalacios retrata el robo al museo de Antropolog¨ªa la Navidad de 1985
En 1956 el Gobierno de M¨¦xico retir¨® de los cines Rififi. El cl¨¢sico de Jules Dassin preocup¨® a la Administraci¨®n del presidente Adolfo Ruiz Cortines. La legendaria secuencia del robo a una joyer¨ªa, de 32 minutos de duraci¨®n sin di¨¢logos ni m¨²sica, motiv¨® a muchos ladrones locales. La capital de M¨¦xico comenz¨® a registrar robos con el mismo modus operandi utilizado por la banda de la pel¨ªcula. 63 a?os despu¨¦s, otro mexicano vuelve a inspirarse en el cl¨¢sico de Dassin sobre la delincuencia y la condici¨®n humana. ?Su nombre? Alonso Ruizpalacios, director de Museo, la pel¨ªcula mexicana estrenada en Berl¨ªn.
La Berlinale fue testigo este jueves de una ¡°r¨¦plica¡± de uno de los golpes m¨¢s sonados en la historia de M¨¦xico. Gael Garc¨ªa Bernal y Leonardo Ortizgris interpretan a Juan y Wilson, los nombres ficticios de Carlos Perches Trevi?o y Ram¨®n Sardina Garc¨ªa, los dos estudiantes de la carrera de Veterinaria que tuvieron la osad¨ªa de robar 143 piezas del Museo de Antropolog¨ªa la madrugada de Navidad de 1985. El golpe fue un esc¨¢ndalo may¨²sculo en un pa¨ªs que sinti¨® herido su orgullo despu¨¦s de que los mandatos de los presidentes Luis Echeverr¨ªa y Jos¨¦ L¨®pez Portillo alimentaran el nacionalismo con una idolatr¨ªa al mundo prehisp¨¢nico. Las familias de Perches y Sardina dieron la espalda al proyecto y se negaron a colaborar con la pel¨ªcula.
Ruizpalacios, quien gan¨® el premio a mejor ¨®pera prima en el mismo festival por G¨¹eros, reconoce haber estudiado detalladamente la legendaria secuencia de Dassin. Uno de los mejores momentos de la cinta, uno de los estrenos mexicanos m¨¢s esperados en 2018, es precisamente la escena del robo en la sala maya. La producci¨®n recre¨® el museo m¨¢s visitado de la Ciudad de M¨¦xico en uno de los foros de los Estudios Churubusco. Eso permiti¨® el control total de los elementos, entre ellas centenares de r¨¦plicas de las piezas sustra¨ªdas. El resultado final es un intenso retrato de la creatividad puesta a la orden de las peores intenciones.
Museo hace un retrato impecable de los a?os ochenta mexicanos. La atm¨®sfera no solo se logra por el excepcional dise?o de producci¨®n de Sandra Cabriada. Tambi¨¦n se consigue por la textura que logr¨® Ruizpalacios al filmarla en 35 mil¨ªmetros en los tiempos digitales. La obra revive aquella d¨¦cada en la que los tecn¨®cratas se obsesionaron con acelerar el proceso modernizador del pa¨ªs. Este impulso se dio mientras algunos se afianzaban a la herencia milenaria que los antiguos mexicanos forjaron antes de la Conquista. Juan, el protagonista encarnado por Garc¨ªa Bernal, es uno de ellos. Es un mexicano de Ciudad Sat¨¦lite, un suburbio de clase media a las afueras de la capital, quien se niega a utilizar palabras en ingl¨¦s para evitar caer en las tentaciones del imperialismo yanqui. Adem¨¢s, odia profundamente la Navidad a pesar de que la tradici¨®n familiar lo obliga a disfrazarse de Santa Claus.
Gael Garc¨ªa interpreta nuevamente al gandalla adorable cuya fuerza destructora arrastra a su amigo Wilson a cometer un atraco sin una motivaci¨®n clara. Un d¨ªa ¡ªal menos as¨ª lo imaginaron Ruizpalacios y su coguionista Manuel Alcal¨¢¡ª los j¨®venes se decidieron a hacer algo que acabara con el tedio de sus vidas clasemedieras mientras hablaban de Bowie, fumaban mota y conduc¨ªan por los circuitos de Sat¨¦lite. El aburrimiento como m¨®vil del mayor crimen cultural.
Tras el golpe, Ruizpalacios y Alcal¨¢ llevan a sus personajes a un disparatado viaje para deshacerse del centenar de piezas extra¨ªdas de Antropolog¨ªa, entre ellas la m¨¢scara mortuoria de jade del rey maya Pakal. El recorrido lleva a los personajes a Palenque, Chiapas, y a los bajos fondos de Acapulco. All¨ª, Juan tiene la oportunidad de conocer a una de sus deidades carnales, Sherezada, una vedette ficticia inspirada en Princesa Yamal.
A pesar de que la trama apunta al filme noir, Ruizpalacios hace un esfuerzo por romper el cors¨¦ que implica el g¨¦nero. Dos secuencias cambian el ritmo que toma la narrativa del atraco. Una de ellas es una pintura viviente en el asalto a Antropolog¨ªa. La segunda es una pelea que deriva en farsa cuando comienza a precipitarse la ca¨ªda de los personajes en la espiral de sus malas decisiones.
Museo sigue fielmente la estela iniciada por G¨¹eros, una ¨®pera prima que agrad¨® en varios festivales y arras¨® en los Ariel, los premios de la Academia mexicana. La segunda cinta de Ruizpalacios es tambi¨¦n una exploraci¨®n de los laberintos melanc¨®licos de la juventud mexicana. Con esta obra, se afianza como una de las bocanadas de aire fresco del cine local, que en muchas ocasiones se pierde en divagaciones egoc¨¦ntricas. El director prefiere dejarse llevar por el impulso de narrar, un reflejo vital en el cine. Una pasi¨®n que no teme haber robado de Dassin o de otras leyendas del cine.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.