Am¨¦rica tambi¨¦n reclama el espa?ol
El plan del Gobierno de incluir la promoci¨®n del idioma en la Marca Espa?a subleva a las Academias hispanas, que consideran la idea un desprecio al car¨¢cter global de la lengua
Hizo el primer anuncio el propio Mariano Rajoy. El 24 de enero, el presidente present¨® en el Museo Reina Sof¨ªa una nueva prioridad del Gobierno: el espa?ol como lengua global. La pasada semana, el ministro de Cultura, ??igo M¨¦ndez de Vigo, ofrec¨ªa m¨¢s detalles en el Congreso: ¡°2019 ser¨¢ declarado a?o del espa?ol. La iniciativa [de la que no detall¨® propuestas concretas] quedar¨¢ englobada dentro de la Marca Espa?a¡±, a la que tambi¨¦n hab¨ªa aludido el jefe del Ejecutivo en su intervenci¨®n. Ambos anuncios han generado notable malestar en los ¨¢mbitos ling¨¹¨ªsticos latinoamericanos, que entienden que supone un desprecio al resto de los pa¨ªses hispanohablantes, a sus Academias de la Lengua y al propio car¨¢cter global del idioma.
Tambi¨¦n los grupos pol¨ªticos, salvo el PP, criticaron la propuesta en el Congreso. Quien m¨¢s beligerante se mostr¨® fue Ciudadanos, que la cree vac¨ªa. Los nacionalistas vascos y catalanes la desecharon como un nuevo ataque a sus ¨¢mbitos idiom¨¢ticos; Podemos la consider¨® demasiado econ¨®mica y el PSOE censur¨® su falta de solvencia presupuestaria.
La preocupaci¨®n en los organismos americanos de defensa del espa?ol se debe, sobre todo, a que consideran el que plan menosprecia la estrategia panhisp¨¢nica, dos d¨¦cadas de diplomacia cultural, dedicadas a aunar los esfuerzos de todos los pa¨ªses en torno al idioma. V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha impuls¨® este rumbo mientras fue director de la Real Academia Espa?ola (RAE), entre 1998 y 2010.
Desde los noventa, las pol¨ªticas y las normas ling¨¹¨ªsticas, incluido el contenido de los diccionarios, gram¨¢ticas y ortograf¨ªas, est¨¢n sometidas a un amplio consenso. La RAE lo ha logrado junto a la Asociaci¨®n de Academias del Espa?ol (Asale), que representa a 23 pa¨ªses y tiene su sede en la instituci¨®n madre en Madrid. Son ellas tambi¨¦n las que organizan junto al Instituto Cervantes, los congresos internacionales del espa?ol, que re¨²nen a expertos para debatir con amplitud los problemas y avances de una lengua en su predominio global.
M¨¦ndez de Vigo no es ajeno a estas pol¨ªticas. Antes de presentar su plan en el Congreso, fue advertido en una comida por los directores de la RAE y el Cervantes, Dar¨ªo Villanueva y Juan Manuel Bonet, respectivamente, as¨ª como por un alto cargo de Exteriores, ministerio al que est¨¢ adscrito el instituto, de que su plan no gustar¨ªa. M¨¦ndez de Vigo los escuch¨®, pero sigui¨® adelante.
Fuentes del Ministerio de Cultura respondieron ayer a EL PA?S que no les constan oficialmente estos desacuerdos y declinaron hacer m¨¢s comentarios. Ni Villanueva ni Bonet quisieron pronunciarse. El acad¨¦mico Jos¨¦ Antonio Pascual, director del Nuevo diccionario hist¨®rico del espa?ol, considera la iniciativa como ¡°una operaci¨®n de marketing¡±. ¡°Y las operaciones de marketing son buenas si van acompa?adas de dinero¡±, ironiza.
El venezolano Francisco Javier P¨¦rez, secretario general de la Asale, se opone con rotundidad: ¡°Aunque no puedo especular sobre los motivos que han llevado a esta conceptualizaci¨®n de la lengua dentro de la Marca Espa?a, me parece que ha sido un error hacerlo como se ha hecho. Propondr¨ªa una rectificaci¨®n, en el terreno estrictamente ling¨¹¨ªstico: que se hable, m¨¢s bien, de una Marca Panhisp¨¢nica, compartida por las 23 naciones o territorios en los que se desarrolla el espa?ol¡±.
Marca Espa?a se define en su web como ¡°una pol¨ªtica de Estado que tiene como objetivo mejorar la imagen del pa¨ªs en el extranjero y entre los propios espa?oles¡±. A su frente se halla el alto comisionado Carlos Espinosa de los Monteros, cuya oficina depende jer¨¢rquicamente de Presidencia y org¨¢nicamente de Asuntos Exteriores.
P¨¦rez cree que la aparente intenci¨®n de centralizar nuevamente el dominio de la lengua com¨²n desde Espa?a resulta, ¡°como m¨ªnimo, preocupante¡±. Los asociados, entre los que se encuentra la RAE, ¡°no pueden ver con buenos ojos esta vuelta al pasado¡±. Opinan que en el Gobierno existe un desconocimiento de lo que ha aportado el panhispanismo: ¡°No se ha tomado en cuenta lo que significa dicha pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica como ideolog¨ªa y metodolog¨ªa para comprender lo que es hoy el espa?ol y su estudio descriptivo. Esta estrategia se sustenta sobre la idea de que no puede reconocerse un solo centro de dominio ling¨¹¨ªstico desde donde se irradien mandatos y normas que regulen el uso del idioma, sino que debe regirse por un policentrismo¡±.
¡°Desacertado¡±
Jos¨¦ Luis Moure, presidente de la Academia argentina, tambi¨¦n desaprueba el nuevo rumbo: ¡°Nadie debe dudar de las buenas intenciones del proyecto, pero integrar la lengua com¨²n a una Marca Espa?a sin haber considerado que 22 naciones, cuyos hablantes constituyen una abrumadora mayor¨ªa, son accionistas activos de una sociedad igualitaria, a quienes no se ha dado participaci¨®n alguna en aquella construcci¨®n, parece, por decir lo menos, desacertado e inconveniente¡±. A su entender, la unidad del espa?ol es la manifestaci¨®n de una voluntad colectiva, ¡°la convicci¨®n de seguir perteneciendo a un mundo cultural que se considera deseable. No es bueno poner a prueba esa durable armon¨ªa. Y el mejor liderazgo es el que no se nota¡±.
M¨¦xico y Colombia han sido dos pa¨ªses en los que la ense?anza y expansi¨®n del espa?ol se ha considerado pol¨ªtica de Estado. La Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), una de las mayores del mundo, ha liderado alianzas ling¨¹¨ªsticas con Espa?a a trav¨¦s del Cervantes, como, por ejemplo, el actual certificado internacional para evaluaci¨®n de la lengua, el Siele. Andr¨¦s Ord¨®?ez, representante de la instituci¨®n en Madrid, si bien recalca que no habla en nombre de la UNAM, es un gran defensor del panhispanismo. ¡°Somos una civilizaci¨®n panhisp¨¢nica que ocupa su lugar en la modernidad. Nuestra asociaci¨®n con las instituciones espa?olas prima el sentido de la integraci¨®n para pol¨ªticas comunes¡±, resalta.
Es lo que sostiene tambi¨¦n Carmen Mill¨¢n, la directora del prestigioso Instituto Caro y Cuervo en Colombia: ¡°En nuestro pa¨ªs, hablamos espa?ol 48 millones de personas. Aunque nuestras cifras no son comparables a las de M¨¦xico [120 millones de hablantes], s¨ª son superiores a las de Espa?a [47 millones]. Pero no se trata de marcar rivalidades, sino de sentir pertenencias a una lengua com¨²n, de un di¨¢logo que se desarrolla en el interior de una misma lengua, como lo expres¨® Octavio Paz en su discurso de aceptaci¨®n del Nobel de Literatura, que titul¨® En busca del presente¡±. Un tiempo que no necesita m¨¢s fricciones. Sobre todo entre los que en lo b¨¢sico, se muestran de acuerdo.
?Y en qu¨¦ lugar queda el Instituto Cervantes?
No ha sentado bien en el Instituto Cervantes el anuncio de la incorporaci¨®n a la Marca Espa?a de las pol¨ªticas del idioma. Dentro del Estado, la batalla por su control viene de lejos. Una de las claves para entender la iniciativa de M¨¦ndez de Vigo es crear un ¨¢mbito de poder, bajo el manto de Presidencia del Gobierno ¡ªa la que est¨¢ adscrita Marca Espa?a¡ª, que le d¨¦ m¨¢s autonom¨ªa en su dominio del Cervantes. Este depende de Asuntos Exteriores. Los ministros de Cultura del PP y el PSOE han tratado sin ¨¦xito de atraerlo a su ¨®rbita y para ello no han dudado en dar constantes batallas dentro del Gobierno. Pero la intenci¨®n de M¨¦ndez de Vigo tambi¨¦n ha chocado con otra puerta cerrada, adem¨¢s de las objeciones de Exteriores: la del ministerio de Hacienda. Crist¨®bal Montoro se ha negado
a dar una estructura propia a esta iniciativa del espa?ol como lengua global. M¨¦ndez de Vigo tuvo que conformarse con adscribirla a Marca Espa?a y de ah¨ª, el tropez¨®n. Sin presupuesto, adem¨¢s. Por eso, en parte, todos los grupos la han recibido como mero barniz pol¨ªtico, carente de contenido. Y, por ahora, de dinero.
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