En el laberinto de Olafur Eliasson, artista sensorial
El c¨¦lebre creador escandinavo expone en la galer¨ªa de Elvira Gonz¨¢lez de Madrid
Puede que este comienzo de siglo se estudie en las escuelas de arte como aquel en que varios creadores buscaron una nueva dimensi¨®n sensorial. Dentro de ese apartado brillar¨¢ con fuerza el nombre de Olafur Eliasson (Copenhague, 1967), como tambi¨¦n aparecer¨¢n los de Anish Kapoor, Yayoi Kusama, Lygia Pape, Christo, Doris Salcedo...
Se trata de artistas que dominan el gran formato, adheridos a la espectacularidad de los espacios sin medida y la b¨²squeda interactiva de un p¨²blico que a veces se acerca a cifras millonarias. Eliasson lo logr¨® en proyectos anteriores, como cuando salt¨® a la fama mundial despu¨¦s de haber ideado un sol magn¨¦tico y envolvente, hecho de reflejos y bombillas, en la Tate Modern de Londres.
Lo titul¨® The Weather Project y congreg¨® a la vera de su luz, sus brumas y sus sombras a multitudes de curiosos que pasaron a darse un ba?o de sana radiaci¨®n en la sala de la turbina. M¨¢s tarde instaur¨® unas cataratas en el East River de Manhattan, con similar impacto. Su obra indaga en la reproducci¨®n de la naturaleza con ¨¢nimo de avivar una gigantesca convocatoria: ¡°Busco abrazar al p¨²blico con una dimensi¨®n hospitalaria¡±.
Sin desechar cierta vigencia de la utop¨ªa: ¡°Si no tanto, una aproximaci¨®n a un mundo m¨¢s id¨ªlico. No se trata de mostrar sarcasmo, tampoco ser na¨ªf. Pero s¨ª, honestos. Ya que tenemos el privilegio de ser artistas, no debemos avergonzarnos de perseguir la emoci¨®n y encauzarla a trav¨¦s de un lenguaje propio. Abrirnos con nuestra obra a una sensaci¨®n de inclusi¨®n, no de rechazo y sin miedo al desacuerdo. Porque tambi¨¦n es cierto que sin desacuerdo, es m¨¢s dif¨ªcil lograr ¨¦xito¡±.
Aunque en las grandes dimensiones queda expuesto a la diatriba, tambi¨¦n le gusta jugar y buscar a menor escala, entre cuatro paredes. Y volver loco al visitante, en el mejor de los sentidos. Es lo que consigue con su Eco Activity, una obra creada para la galer¨ªa de Elvira Gonz¨¢lez, en Madrid.
Eliasson ha instalado en dicho lugar algunos espejos y un pu?ado de anillos de colores. Dice que intenta afianzar el espacio y simular una experiencia no estresante. Pero cuando el cuerpo se adentra all¨ª, pierde el pie, reflejado en una secuencia de fragmentos y geometr¨ªas desconcertantes. Dudas de d¨®nde te encuentras y, de alguna manera, te rompes. La espalda te vigila. Una extra?a galer¨ªa de t¨²neles te acecha.
La aparente inocencia de Eliasson arroja quien se acerca hacia un cristalino laberinto de desencuentros. ¡°Llegamos a un lugar cualquiera y lo m¨¢s importante no es plantearnos de d¨®nde venimos. Eso es una certeza. Sino, ad¨®nde vamos despu¨¦s¡±, comenta Eliasson, en un rinc¨®n a salvo de su Eco Activity. ¡°Aqu¨ª, la experiencia del pasado, es decir, de d¨®nde llegamos, se repite en blanco y negro. Y la del futuro, en color, dentro de un agujero con anillos infinitos¡±.
Mientras transitas de un lugar a otro, resulta dif¨ªcil saber d¨®nde est¨¢s exactamente. ¡°Ah¨ª s¨ª busco un elemento desestabilizador. El encuentro con el extra?o, con el otro¡±, comenta. As¨ª ahonda Eliasson en otra sensaci¨®n, la de perderse. ¡°Porque calibra nuestros sentidos¡±, dice. En ese aspecto, el artista recomienda adentrarse en la oscuridad. ¡°Es lo m¨¢s parecido a navegar. Primero, el instinto te conduce a pisar el suelo, despu¨¦s agudizas el o¨ªdo. Das la vuelta a tus prioridades¡±.
En su caso, al llegar a Madrid, estaban claras. La ma?ana en que se inaugur¨® su exposici¨®n, acudi¨® a una cita de altura: ¡°Fui al Prado, para ver Las Meninas con mi hija de 12 a?os. Ella misma me consol¨® haciendo una comparaci¨®n con esta obra m¨ªa, que se inspira muy directamente en Vel¨¢zquez. Me dijo que el cuadro era m¨¢s bonito, pero mi pieza m¨¢s divertida. Se gan¨® un helado¡±.
Tuvo una ma?ana atareada. Despu¨¦s, se acerc¨® a ver Palimpsesto, la obra que tiene expuesta Doris Salcedo en el Palacio de Cristal del Buen Retiro. Ese homenaje a los ahogados en el Estrecho le ha conmocionado. ¡°Es su mejor obra¡±, cree Eliasson. Ambos conviven estos d¨ªas en Madrid, pasado el aluvi¨®n de Arco.
Babelia
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