Dos poetas entre el cielo de Hawking y la tierra de la desigualdad
El ibicenco Ben Clark y la argentina Luciana Reif recogen el Premio Loewe de poes¨ªa en Madrid
Dos golpes de eso tan ajeno a la poes¨ªa como la actualidad, acompa?aron la entrega de los Premios Loewe de este a?o. Ben Clark (Ibiza, 1984) lament¨® ayer la muerte de Stephen Hawking, sin duda uno de los guardianes que encajar¨ªan en su poemario galardonado, La polic¨ªa celeste. Luiciana Reif (Lanus, Argentina, 1990), en cambio, acompa?a con el zarpazo de Un hogar fuera de m¨ª, la imparable ola de protestas por la igualdad de derechos de la mujer que tuvo lugar la pasada semana en buena parte del mundo.
El primero trata de aunar las esquivas coordenadas que hacen falta para explicar el pellizco que uno siente en la piel cuando contempla el universo: desde las profundidades del oc¨¦ano a los espejismos del firmamento. Reif, por su parte, en el apartado joven, cultiva una poes¨ªa rabiosa y directa, nada divagante, m¨¢s pegada a la tierra y sus deformidades.
De todo eso hubo prueba ayer en el Hotel Palace de Madrid con los dos poemas que eligieron leer. Ambos se encuentran incluidos en los vol¨²menes que publica Visor, como siempre, desde que se creara el premio hace 30 a?os. Mi hijo, el poeta, son¨® en la voz de Clark como un sereno cisma de la memoria y un homenaje de evocaci¨®n a su progenitor. Luciana, a sus 28 a?os, lo acompa?¨® en la inspiraci¨®n paterna con Hombres como mi padre. Pero sus versos silbaban como una tunda de dardos disconformes con el mundo que le rodea y con ciertos h¨¢bitos a desechar en el orden de la casa. Su libro es un certero ajuste de cuentas que denuncia quien se escaquea a la hora, como poco, de fregar los platos.
¡°Como dec¨ªa Stephen Hawking, debemos fijar m¨¢s la mirada en las estrellas que en los pies. Para alejarla de las pantallas, para elevarnos en esos terrenos eternos de la poes¨ªa", asegur¨® Ben Clark
Que la distancia entre ambos, como poetas, es justo la que va de la velocidad de la luz a las entra?as de la tierra, queda claro al degustarlos. Ambos resultan brillantes, en sus dispares encrucijadas. Clark rindi¨® homenaje a Hawking, despu¨¦s de ser presentado por Ignacio Elguera: ¡°Como ¨¦l dec¨ªa, debemos fijar m¨¢s la mirada en las estrellas que en los pies. Para alejarla de las pantallas, para elevarnos en esos terrenos eternos de la poes¨ªa, como el tiempo, la muerte o el ¨²nico remedio que existe: el amor¡±, asegur¨® Clark.
Reif no necesita escalar m¨¢s que a la cordillera de su almohada para reivindicar ese sentimiento en el rostro de su amado. Aunque la prueba resulte inquietante, tal como muestra el poema Otra vez, un chico en mi cama. Tambi¨¦n busca complicidad en el pr¨®jimo desconocido: ¡°Necesitamos aprender a amar m¨¢s all¨¢ de nosotros mismos. En lo colectivo. La poes¨ªa nos ense?a todo esto¡±, afirm¨® al recibir el premio.
Fue despu¨¦s de escuchar las palabras de su compa?era de generaci¨®n, Elvira Sastre, 25 a?os: ¡°Me gusta lo que escribe en su dedicatoria. A todas las mujeres que se atreven a cambiar el curso de la historia con el trazo de su biograf¨ªa, dice. Entiendo que algunas como ella s¨ª lo est¨¢n logrando. Estamos aqu¨ª, aunque la historia trate de cubrirnos¡±, afirm¨® la joven poeta segoviana.
Mientras, para acompa?ar, queda la b¨²squeda de la belleza. Tanto Sheila Loewe como su padre, Enrique, creador e impulsores ambos de un premio que en esta edici¨®n recibi¨® 706 manuscritos de 31 pa¨ªses, ten¨ªan algo m¨¢s que celebrar en la entrega de ayer. Tres d¨¦cadas de un galard¨®n que se ha convertido en el m¨¢s prestigioso dentro de los que se reparten como iniciativa privada en lengua espa?ola. ¡°He pensado mucho ¨²ltimamente y he llegado a esta conclusi¨®n: La poes¨ªa me ha cambiado a m¨ª y a nuestra empresa¡±, asegur¨® el patriarca. ¡°Nos dedicamos al lujo. Eso implica refinamiento, belleza. La poes¨ªa nos ha aportado sensibilidad, otra mirada, rigor en esa b¨²squeda constante de dicho ideal¡±.
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