Guillermo del Toro, el amante de los monstruos
El director mexicano, ganador del Oscar, es un producto de su infancia y adolescencia


Era un ni?o de ojos azules, muy rubio y muy delgado. No se parec¨ªa en nada f¨ªsicamente a sus amigos en su ciudad natal, Guadalajara (Jalisco), donde naci¨® el 9 de octubre de 1964. ¡°Era como ario. Y enclenque¡±, recuerda. Pero eso no marc¨® la infancia de aquel cr¨ªo, hoy convertido en Guillermo del Toro, grande del cine mundial. A aquel ni?o le cambi¨® la vida la loter¨ªa que le toc¨® a su padre a sus cuatro a?os. Federico del Toro, estricto cat¨®lico, se dedicaba con ¨¦xito a la compraventa de coches, pero dej¨® el colegio de cr¨ªo, con lo que cuando le lleg¨® aquel premio, decidi¨® comprar toda una biblioteca. ¡°Estaban todos los cl¨¢sicos infantiles, aunque tambi¨¦n La enciclopedia de la medicina familiar y los 10 vol¨²menes de C¨®mo mirar el arte¡±. El cineasta aprendi¨® much¨ªsimo de pintura, del cuerpo humano¡ y se convirti¨® en un ¡°hipocondriaco prematuro por culpa de aquella enciclopedia¡±.
Del Toro es un claro producto de su infancia y adolescencia. Hasta que cumpli¨® 20 a?os ley¨® un libro cada dos d¨ªas. Compraba c¨®mics de terror impulsivamente e ilustraba sus primeros relatos. Sus obsesiones eran la criatura de la pel¨ªcula La mujer y el monstruo (en su t¨ªtulo para Espa?a, en Hispanoam¨¦rica se la conoce como El monstruo de la laguna negra), el fantasma de la ¨®pera, seg¨²n la recreaci¨®n de Lon Chaney, y la criatura de Frankenstein. Con ocho a?os empez¨® a rodar cortometrajes, gracias a la otra influencia familiar, su madre, la actriz Guadalupe G¨®mez.
Estudi¨® en el Centro de Investigaci¨®n y Estudios Cinematogr¨¢ficos, en Guadalajara. Y estuvo una d¨¦cada volcado en el maquillaje, para lo que cre¨® su propia compa?¨ªa de efectos, Necropia, antes de ser productor ejecutivo de un filme a los 21 a?os. ¡°Con 20 a?os conoc¨ª al realizador Jaime Humberto Hermosillo, que me apadrin¨®. ?l me ense?¨® esta frase: ¡®Si no hay carretera, la construyes¡±. Y as¨ª ha hecho siempre. De Hermosillo tambi¨¦n aprendi¨® la importancia de apoyar a los j¨®venes; de ah¨ª que Del Toro sea el padrino de muchos cineastas actuales: de su mano empez¨®, por ejemplo, Juan Antonio Bayona.
A inicios de los ochenta, coinciden en un despacho Del Toro y un tal Alfonso Cuar¨®n, que acababa de debutar como director de televisi¨®n en un episodio de Hora marcada, en el que adaptaba un cuento de Stephen King para esta serie de terror. Mientras esperaba al productor, un tipo le mir¨® desde el otro lado del despacho. ¡°Supe inmediatamente qui¨¦n era, porque hab¨ªa o¨ªdo much¨ªsimo hablar de ¨¦l. Era el artista de efectos especiales de maquillaje de Guadalajara que hab¨ªa estudiado con Dick Smith¡±, recuerda Cuar¨®n. ¡°Todo el mundo lo describ¨ªa como listo, divertido y muy, muy raro¡±. Empezaron a hablar de King, de cu¨¢nto les gustaba, hasta que Del Toro le dijo: ¡°Si la historia es tan buena, ?por qu¨¦ has hecho un cap¨ªtulo tan malo?¡±. Y lo diseccion¨® de tal manera que Cuar¨®n se rindi¨® a la evidencia y surgi¨® la amistad. Curiosamente, Del Toro acab¨® dirigiendo tambi¨¦n episodios de esa serie ¡ª¡°igual de malos¡±, confiesa¡ª antes de hacer publicidad (como un delirante anuncio de 1991 para Alka-Seltzer, en el que encarna a un ejecutivo que, tras sufrir dolores estomacales en medio de una reuni¨®n, se transforma en un hombre lobo) y debutar en un largo con Cronos, una vuelta de tuerca al vampirismo con Federico Luppi como protagonista.
Al otro v¨¦rtice del tri¨¢ngulo de los tres amigos, Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, lo conoci¨® m¨¢s tarde: en 2000. Del Toro le aconsej¨® sobre el montaje de Amores perros. Cuando el director de El renacido se rindi¨® ante esa tarea, Del Toro le propuso encerrarse un fin de semana en su casa, la de I?¨¢rritu, con la nevera bien llena, para ver qu¨¦ pod¨ªa hacer con aquella pel¨ªcula. El lunes abri¨® la puerta con el montaje definitivo de Amores perros.
A finales de los noventa, el mexicano pas¨® dos malos tragos dificil¨ªsimos. En 1997 trabaj¨® con los hermanos Weinstein en su segunda pel¨ªcula, Mimic, y los productores le hicieron la vida imposible. ¡°Fue mi primera experiencia en Hollywood y casi acaba siendo la ¨²ltima¡±, recordaba d¨¦cadas despu¨¦s. Del Toro adem¨¢s invirti¨® todo su dinero en el desarrollo del proyecto; as¨ª que estaba realmente sin blanca cuando al a?o siguiente le llamaron desde su casa en Guadalajara: hab¨ªan secuestrado a su padre y ped¨ªan de rescate un mill¨®n de d¨®lares. Nadie de la familia pose¨ªa tal cantidad. Y entonces apareci¨® otro amigo, James Cameron, al que Del Toro hab¨ªa conocido en el rodaje de Cronos. Cameron puso esa cantidad y contrat¨® un negociador, y 72 d¨ªas despu¨¦s de ser secuestrado, Federico del Toro volvi¨® a su hogar. Pero su hijo nunca m¨¢s volvi¨® a vivir en M¨¦xico. Lo que no quiere decir que su pa¨ªs natal no siga dentro de ¨¦l, como demostr¨® al producir El libro de la vida (2014), una pel¨ªcula animada precursora de Coco.
Del Toro es omn¨ªvoro en su cultura y su alimentaci¨®n. Pantagru¨¦lico, hom¨¦rico, cin¨¦fago¡ No deja de trabajar, coleccionar¡ ¡°Este a?o me lo voy a tomar de sab¨¢tico¡±, dec¨ªa en octubre en Sitges. ¡°Quiero viajar, dedicar m¨¢s tiempo a mis dos hijas¡±. Pero el descanso es de la direcci¨®n de ficci¨®n. Porque est¨¢ realizando un documental sobre Michael Mann y adem¨¢s produce varias series. Los d¨ªas de Del Toro son tan grandes como ¨¦l: con espacio para la escritura, el dibujo, la producci¨®n¡ Vive entre Toronto y Los ?ngeles, donde est¨¢ localizada Bleak House, una casa de aire g¨®tico pegada a su residencia en la que aloja su gigantesca colecci¨®n de objetos curiosos, libros, juguetes, tebeos¡ Cuando vivi¨® en Madrid, durante el rodaje de El espinazo del diablo, al lado del Retiro, viajaba con sus 5.000 c¨®mics favoritos. Hoy todo se conserva en Bleak House.
En su carrera ha defendido con fiereza su trabajo. Por eso abandon¨®, por ejemplo, la direcci¨®n de El hobbit. Crea bajo el lema: ¡°Una pel¨ªcula para los estudios, otra para m¨ª¡±. La forma del agua la rod¨® bajo m¨ªnimos, con muy poco dinero, como una obra suya, antes de que la adquiriera Fox. ¡°Ha sido uno de los tres peores rodajes de mi vida¡±, confesaba en Sitges. ¡°Otra cosa es el resultado¡±. El domingo los Oscar oficializaron el reconocimiento mundial a su talento, y le dieron la raz¨®n.
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