El universo provocador de Jan Fabre irrumpe en la Cartuja de Sevilla
Una retrospectiva re¨²ne las 'performances' m¨¢s audaces del artista y creador teatral belga
Lo primero que se encuentra el visitante de esta exposici¨®n es un laberinto de mesas con utensilios diversos: navajas, cuchillos, punzones, un martillo, destornilladores, sierras, una cadena, palancas. Son las herramientas que utilizaba Jan Fabre (Amberes, 1958) en su juventud para desvalijar viviendas, comercios y contenedores de mercanc¨ªas en los muelles de su ciudad. Por entonces el hoy c¨¦lebre artista, creador de la famosa obra teatral de 24 horas Monte Olimpo, era un estudiante curtido en bandas callejeras que robaba para comprar materiales para sus primeras creaciones.
Corr¨ªan los a?os setenta. A?os locos en los que museos y galer¨ªas pugnaban por las performances m¨¢s provocadoras. Fabre enseguida dio muestras de su desbordante imaginaci¨®n y radicalidad. Un ejemplo es su Performance del dinero (1979): se comi¨® el dinero de las entradas, se lo puso en las orejas, los zapatos, lo rompi¨®, lo cort¨®, hizo collages y lo quem¨® para hacer dibujos con las cenizas. Los espectadores se enfadaron tanto que le dieron una paliza. Pero la prensa se excit¨® tanto que le pidieron que la repitiera. Acept¨® hacerla otra vez al a?o siguiente: empez¨® tambi¨¦n jugueteando con los billetes, pero en vez de destruirlos se los guard¨® en el bolsillo y se puso a hacer otras cosas. El public¨® enfureci¨® de nuevo y volvi¨® a pegarle.
A¨²n no se sab¨ªa que Fabre solo ejecuta sus performances una vez. En 1982 lo explicaba en su diario: ¡°Ni un solo galerista o coleccionista puede comprar o vender una performance. ?Hay algo m¨¢s bello que saber que nadie puede poseerte?¡±. Hay otras razones: ¡°Me dejan el cuerpo lleno de cicatrices. Por eso no puedo repetirlas¡±, confiesa entre risas en una conversaci¨®n con EL PA?S.
La inspiraci¨®n de la noche
El tiempo siempre ha sido esencial en la obra de Jan Fabre. Muchas de sus performances duran d¨ªas. Su obra teatral Monte Olimpo, que se pudo ver en enero en Madrid y hace dos a?os en Sevilla, se alarga 24 horas. "Cuando atraviesas la noche, el tiempo cambia de lo profano a lo sagrado", justifica el artista. Sabe de lo que habla. Tiene insomnio. Durante sus desvelos, casi siempre escribe. As¨ª fue componiendo sus Diarios nocturnos, publicados recientemente en espa?ol por la editorial Casimiro. El actor Israel Elejalde ley¨® extractos durante la inauguraci¨®n de Estigmas en Sevilla y dej¨® pasmado al p¨²blico. Eran los pensamientos de una de las mentes m¨¢s libres del arte contempor¨¢neo.
Estamos en el monasterio de la Cartuja de Sevilla, sede del Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo, durante la inauguraci¨®n el jueves pasado de la exposici¨®n Estigmas, una gran retrospectiva que recoge los principales trabajos de Fabre en el campo de la performance desde 1976 hasta 2017. La muestra, que ya ha podido verse en Roma, Lyon, Amberes y Viena, re¨²ne cerca de 800 objetos, v¨ªdeos, dibujos, maquetas, fotograf¨ªas, elementos de vestuario y materiales de archivo.
?El t¨ªtulo Estigmas tiene que ver con sus cicatrices? ¡°Por supuesto. Puede decirse que el hilo argumental de todo mi trabajo es la investigaci¨®n sobre el cuerpo. El cuerpo como sujeto y objeto del arte¡±, responde. El artista recuerda una visita que hizo a una exposici¨®n de maestros flamencos an¨®nimos en la que hab¨ªa cuadros sobre el tema de los estigmas y la flagelaci¨®n: ¡°As¨ª empec¨¦ a hacer dibujos con mi sangre¡±.
Admiraci¨®n. Rechazo. Asombro. Extra?eza. Desconcierto. Esta exposici¨®n puede provocar todo tipo de sensaciones menos la indiferencia. Tras las primeras mesas de herramientas para hurtos se despliega un universo que hechiza. Sus dibujos con sangre. Sus trajes extravagantes. Sus transformaciones en personajes como el bailar¨ªn Fred Astaire, el m¨²sico Jim Morrison o el delincuente franc¨¦s Jacques Mesrine. Su pasi¨®n por la entomolog¨ªa, que le llev¨® a ser el primer artista residente en el Museo de Historia Natural de Londres, donde disfraz¨® a varios cient¨ªficos de los insectos que investigaban. Su performance con Marina Abramovich. Su permanente cuestionamiento del concepto y la historia del arte.
Aunque parezca mentira, esta ingente colecci¨®n es solo la punta del iceberg de la producci¨®n art¨ªstica de Fabre. ¡°Pienso en mi obra como si fuera una mariposa. En el cuerpo est¨¢n mis performances. Y en las alas est¨¢n mis trabajos en las artes visuales y el teatro¡±, describe. Es decir, que de la performance emana todo lo dem¨¢s. "Influye en c¨®mo trabajo con mis actores y bailarines, por ejemplo. Tambi¨¦n en mi dramaturgia. Fui uno de los primeros directores que introdujeron el tiempo real en el teatro", recuerda.
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