El Prado ¡®revela¡¯ sus secretos fotogr¨¢ficos
El museo est¨¢ realizando la catalogaci¨®n de las 15.000 fotograf¨ªas que atesora, ninguna de ellas expuesta en sus salas
El Museo del Prado no es una pinacoteca. Lo ser¨ªa en puridad si en sus fondos solo hubiese pintura. Pero c¨®mo obviar las esculturas que pueblan sus galer¨ªas o las 15.000 fotograf¨ªas que guarda el Gabinete de Dibujos, Estampas y Fotograf¨ªas. Ninguna de estas ¨²ltimas, expuesta. Ni en el museo ni, actualmente, en ninguna muestra temporal, s¨ª que hubo en Fortuny (1838-1874), que finaliz¨® el 18 de marzo. Los retratos de Isabel II no salen solo de los pinceles de los Madrazo, que claramente la idealizaban, tambi¨¦n de la c¨¢mara de Juan Laurent que la inmortaliz¨® en la d¨¦cada de los cincuenta del siglo XIX y dej¨® una imagen m¨¢s realista y menos dulcificada de la reina. Y los paisajes de Roma van mucho m¨¢s all¨¢ de los del jard¨ªn de la Villa Medici de Vel¨¢zquez. Vista del Ponte Rotto en Roma, atribuida a Giacomo Caneva y datada hacia 1850, es considerada una de las fotograf¨ªas m¨¢s antiguas que conserva el Prado, anterior, incluso, a lienzos que cuelgan en las salas dedicadas al siglo XIX como Do?a Juana la Loca (1877), de Francisco Pradilla y Ortiz o Fusilamiento de Torrijos y sus compa?eros en las playas de M¨¢laga(1888), de Antonio Gisbert.
Si los tizianos encargados por Felipe II y los rubens del gusto de Felipe IV hablan de sus respectivas ¨¦pocas, no lo hacen menos las hist¨®ricas fotograf¨ªas de 1937 que muestran c¨®mo sal¨ªan del museo los camiones cargados con lienzos hacia Valencia para proteger el patrimonio de los efectos devastadores de la Guerra Civil.
En el departamento en el que se conservan estas instant¨¢neas se est¨¢ llevando a cabo la catalogaci¨®n de los fondos fotogr¨¢ficos de esta mal llamada pinacoteca. Un trabajo realizado por Mario Fern¨¢ndez Albar¨¦s que ya ha llegado a su ecuador: hay unas 7.000 im¨¢genes documentadas.
No es una colecci¨®n cerrada, el museo sigue adquiriendo obra. Sus intereses son: fotograf¨ªas de los artistas, que muestran sus estudios, sus familias, con qui¨¦n se relacionan; las que retratan tanto el interior como el exterior del edificio, registros de c¨®mo ha ido variando la museograf¨ªa y el urbanismo de Madrid; y las de las obras de la instituci¨®n. El ¨¢rea atesora el archivo hist¨®rico de fotograf¨ªa, nada posterior a la Guerra Civil.
La labor de Fern¨¢ndez Albar¨¦s consiste en catalogar las piezas: ¡°Buscar qui¨¦n es el fot¨®grafo, cu¨¢ndo est¨¢ tomada, qu¨¦ representa, cu¨¢l es la t¨¦cnica... Si no tenemos esta informaci¨®n, investigamos en otras bases de datos, por ejemplo la del Museo d¡¯Osay, con una colecci¨®n mayor que la del Prado, que no es muy grande, compar¨¢ndola con los fondos fotogr¨¢ficos de otros museos de su categor¨ªa¡±. Este proyecto comenz¨® hace seis a?os y el experto considera que ha terminado la parte m¨¢s importante. Quedan las im¨¢genes que tienen una funci¨®n de documentaci¨®n, las fotograf¨ªas de las obras (nada desde?ables ya que gracias a algunas se conocen piezas hoy desaparecidas o partes que ya no se conservan como las que hizo Jane Clifford en 1863 al Tesoro del Delf¨ªn). Lo que resta es una labor m¨¢s sistem¨¢tica, las anteriores eran todas diferentes, m¨¢s complicadas de clasificar.
Como en pintura, tambi¨¦n en fotograf¨ªa el museo posee piezas de los principales maestros, uno de los m¨¢s importantes de la Espa?a del XIX fue Juan Laurent. Este franc¨¦s, cual Murillo con la sociedad de su momento, retrat¨® el pa¨ªs al que lleg¨® en 1843 y tuvo su mirada puesta, de una manera especial, en el Prado. Quer¨ªa inmortalizar todas las obras. Consigui¨® permiso para trabajar en el museo y tambi¨¦n tuvo una peque?a tienda para vender sus im¨¢genes. Ya comenzaban las tareas de difusi¨®n, de dar a conocer, este centro que naci¨® hace 198 a?os y durante un tiempo se llam¨® Museo Nacional de Pintura y Escultura (por tanto, nada de pinacoteca). Hacia 1900 se hizo cargo del establecimiento y de fotografiar las obras J. Lacoste.
El departamento est¨¢ situado en la ampliaci¨®n de Moneo. Es un espacio en el que artes como la arquitectura y la fotograf¨ªa, desaparecidas en otras ¨¢reas, toman relevancia. Fern¨¢ndez Albar¨¦s cuenta que el arquitecto est¨¢ orgulloso hasta del ¨²ltimo detalle, como las patas de las mesas inspiradas en las estriadas columnas cl¨¢sicas. Se hace visible la arquitectura invisible, que pasa desapercibida hasta que lo que parece una pared se abre y es un armario o las mesas se convierten en atriles. Una manera de aprovechar el espacio, uno de los bienes m¨¢s preciados tanto en el gabinete ¡ªcon m¨¢s de 8.859 dibujos (uno de ellos de Miguel ?ngel) y 5.860 estampas, adem¨¢s de las fotograf¨ªas¡ª como en el museo con 7.969 pinturas, 996 esculturas y 3.462 objetos de artes decorativas.
El ¨¢rea est¨¢ dividida en una zona para biblioteca, otra para el trabajo de los investigadores y una ¨²ltima de almacenaje y exposici¨®n, donde se realizan peque?as muestras para grupos que lo piden de la universidad, de expertos... Son muy espec¨ªficas y de muy corta duraci¨®n debido a la fragilidad del material.
Fern¨¢ndez Albar¨¦s quiere que quede clara esta opci¨®n que puede solicitar cualquiera y, as¨ª, mostrar piezas del museo que no se ven. En su af¨¢n de servicio p¨²blico asegura que aunque ahora solo hay colgadas en la web unas 600 instant¨¢neas poco a poco se publicar¨¢n m¨¢s.
El museo no tuvo fot¨®grafos en plantilla hasta mediados del siglo pasado, y hoy es inconcebible un acto o una pieza sin documentar hasta las entra?as ¡ªcasi literal¡ª ya que se usan t¨¦cnicas capaces de captar lo que el ojo no llega a ver. Eso s¨ª, los visitantes tienen prohibido usar la c¨¢mara. Nada de selfies con las majas para subir a redes sociales. Un problema menos para Facebook, as¨ª no tiene que censurar a la desnuda.
Un 360? del siglo XIX
Las panor¨¢micas de 360? que ahora cualquiera puede hacer con un m¨®vil para que el resto del mundo vea las maravillas que le rodean (esto no se hace cuando el entorno es anodino), no son nada que no hiciera el fot¨®grafo Juan Laurent entre 1882 y 1885 en la galer¨ªa central del Museo del Prado para mostrar las maravillas que le rodeaban. El horror vacui de murillos, tizianos, velazquez y goyas hacinados, cuanto m¨¢s juntos m¨¢s espacio para mostrar m¨¢s obras, fue retratado por el fot¨®grafo franc¨¦s en varias tomas que peg¨® y form¨® una imagen de unos 10 de largo. Dise?¨® un grafoscopio, un aparato que consta de una caja con una ventana que tiene dos rodillos dentro donde se enrolla la fotograf¨ªa y a trav¨¦s de una manivela se iba desplazando la fotograf¨ªa. Hoy se conserva en los almacenes a 19,2? y con una humedad relativa de 38,9% y de manera mec¨¢nica se mueve 10 cent¨ªmetros al d¨ªa.
Babelia
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