El blues como resistencia vital

Con su sonrisa anciana, Charlie Musselwhite (Kosciusko, 1944) abre su malet¨ªn repleto de arm¨®nicas y reconoce que no sabe cu¨¢ntas tiene. La luz del sol, esa luz que ¡°s¨®lo tiene Espa?a¡± en palabras de Ben Harper (Pomona, 1969), entra de pleno por la ventana y hace relucir los instrumentos como si fueran piedras preciosas, o cuchillos bien afilados. Es una simple r¨¢faga, pero suficientemente intensa para otorgar a las arm¨®nicas un breve brillo solemne dentro de ese malet¨ªn de cuero decorado con pegatinas de sellos discogr¨¢ficos y s¨ªmbolos del blues. ¡°Son sus armas¡±, dice con otra sonrisa kilom¨¦trica Harper, sentado sobre un sof¨¢. Despu¨¦s de cerrar el malet¨ªn, Musselwhite da pasitos por la habitaci¨®n del hotel, como si fuera un viejo capo que controla la situaci¨®n y tiene un plan. Harper le observa con ojos de admiraci¨®n. Musselwhite es historia viva del blues, pero tambi¨¦n es uno de esos socios que gusta tener cerca. En apenas dos minutos, ambos dan muestras de formar una pareja imbatible.

Las armas a las que se refiere Harper son las mismas arm¨®nicas que Musselwhite, que arrastra algo de sordera y cojera, sopla a sus 78 a?os como si fuera a¨²n un chaval en No Mercy in this Land (PIAS), el disco que se acaba de publicar y que supone la segunda alianza de ambos tras el notable Get Up!, publicado en 2013 y que sorprendi¨® a la cr¨ªtica por la simbiosis entre estos dos apasionados musicales. ¡°Este nuevo ¨¢lbum es mi mejor disco hasta la fecha¡±, asegura Harper, quien, con su voz acaramelada y su formidable destreza instrumental en obras como Welcome to the Cruel World, Burn to Shine y Diamonds on the Inside, se erigi¨® a finales de los noventa y principios del siglo XXI como un puntal del rhythm and blues aderezado con sabrosas dosis de rock, soul y folk. ¡°Este disco es la cumbre de una monta?a. Es una biblia¡±, sentencia Harper, que, ataviado con un sombrero,se pone m¨¢s serio para definir la importancia de este nuevo ¨¢lbum que supura blues de vieja escuela como aquellos discos de mediados del siglo pasado. Aunque el m¨²sico matiza: ¡°Es blues contempor¨¢neo. Tenemos un pie en la tradici¨®n y otro en el presente¡±.

Musselwhite, ya sentado, apenas se inmuta cuando escucha las palabras de su compa?ero, aunque mueve ligeramente la cabeza en se?al de aprobaci¨®n. No le gusta la nostalgia y tambi¨¦n apunta al valor ¡°actual¡± de este disco. Dentro del mundo del blues, ese que se extingue cada a?o un poco m¨¢s, la hoja de m¨¦ritos del armonicista es intachable. Criado en Memphis, se contagi¨® del ritmo endiablado de Jerry Lee Lewis y Elvis Presley, pero fue en Chicago, meca del blues el¨¦ctrico con un sello imponente como Chess Records, donde toc¨® entre otros pioneros con Muddy Waters, Howlin' Wolf, Buddy Guy y Sonny Boy Williamson, quien fuera su mayor influencia a la arm¨®nica, ese ¡°arma¡± sonora. En Chicago hizo amistad con John Lee Hooker, que se encarg¨® de presentarles y les sugiri¨® trabajar juntos. Con una placidez contagiosa, Musselwhite reconoce que no le gusta que le llamen leyenda del blues, algo habitual desde que se uni¨® con Harper y colabor¨® tambi¨¦n con otras figuras como Tom Waits, Eric Clapton o Bonnie Riatt. ¡°Soy solo un m¨²sico. Soy un simple t¨ªo que naci¨® en Mississippi¡±, apunta con una sonrisa.

Es la ¨²ltima entrevista de una maratoniana jornada de promoci¨®n. Sus rostros reflejan cansancio y ambos andan apurando los minutos antes de salir corriendo para el aeropuerto. Pero la pareja es todo amabilidad. Musselwhite se detiene en reflexionar sobre el blues. Su experiencia le permite verlo con una perspectiva hist¨®rica. Su visi¨®n humana es mejor que cualquier manual de biblioteca. ¡°El blues est¨¢ en el comienzo de una naci¨®n como Estados Unidos. El blues es una comunidad, una filosof¨ªa vital que condujo los relatos de todo un pa¨ªs en construcci¨®n¡±, cuenta. ¡°El blues es un sentimiento y, como tal, es una m¨²sica que se ha hecho universal. Nuestro trabajo en este disco y en el anterior se debe a ser fieles a ese prop¨®sito sentimental¡±, a?ade. Entonces, sin esperar m¨¢s de dos segundos, Harper es ahora quien asiente con la cabeza y a?ade con la mirada iluminada: ¡°El blues es por tanto una celebraci¨®n y de ah¨ª tambi¨¦n este ¨¢lbum¡±.

Una celebraci¨®n que, sin embargo, queda empa?ada por la actual situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs donde nacieron Robert Johnson y Charlie Patton, cuyos relatos de carretera alimentaron el valor cultural de este g¨¦nero que defini¨® los problemas e injusticias que sufri¨® la poblaci¨®n afroamericana en Estados Unidos. Hoy, el mismo pa¨ªs se enfrenta a cruzadas similares cuando su presidente, Donald Trump, ha mostrado p¨²blicamente su xenofobia y su clasismo demoledor. ¡°Es est¨²pido¡±, asegura sobre Musselwhite sobre Trump. El armonicista traza un perfil de su pa¨ªs, empobrecido y atemorizado, donde a trav¨¦s de la televisi¨®n se han creado ¡°muchos odios¡± mientras Harper sentencia: ¡°Estados Unidos ya no es divertido¡±.

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Artista: Ben Harper y Charlie Musselwhite.

Sello: Anti/Epitaph (2018)

Formato: MP3, CD y vinilo

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