Londres celebra a Monet como el artista que intent¨® pintar el aire
La dedica una exposici¨®n hist¨®rica a la relaci¨®n del impresionista con la arquitectura. La muestra re¨²ne gran cantidad de piezas de colecciones privadas
Durante los primeros balbuceos de la revoluci¨®n impresionista por ¨¦l abanderada, pudo ser considerado como un lun¨¢tico por los cr¨ªticos parisienses. Pero a su muerte, el 5 de diciembre de 1926 en su jard¨ªn de Giverny, Claude Monet era ya el artista m¨¢s venerado por los franceses y un verdadero campe¨®n del naciente mercado.
Nada parece haber cambiado mucho desde entonces. El inter¨¦s del coleccionismo por aquel grupo de pintores prodigiosos permanece intacto y su obra se revisa anualmente en centenares de exposiciones por todo el mundo. Tambi¨¦n el a?o pasado, cuando tres muestras impresionistas ocuparon los primeros lugares entre las m¨¢s visitadas seg¨²n The Art Newspaper. Y entre tanta hip¨¦rbole, Monet merece un lugar especial; la ¨²ltima antol¨®gica a ¨¦l consagrada en Londres se celebr¨® en la Royal Academy hace dos d¨¦cadas y sum¨® 813.000 visitantes. Esa ciudad acoge esta vez otra exposici¨®n que promete marcar ¨¦poca al investigar la importancia de la arquitectura en su obra. Es en la National Gallery y se podr¨¢ ver del 9 de abril hasta el 29 de julio.
En la fachada del edificio de Trafalgar Square, las banderolas exhiben, en un extra?o d¨ªa soleado, fragmentos del Gran Canal pintado por Monet en 1908, una de las 75 obras incluida en la exposici¨®n. Gabriele Finaldi, director del museo, se mostraba ayer, durante la presentaci¨®n a la prensa, convencido de la importancia de esta muestra de uno de los artistas m¨¢s admirados por los ingleses. ¡°Los jardines, los campos o, como ahora vemos, los edificios, son un pretexto para su obsesi¨®n por experimentar¡±, explica Finaldi, que aclara que la mayor dificultad para organizar esta exposici¨®n ha sido localizar las obras que se encuentran en colecciones privadas. ¡°Empezamos hace tres a?os, al poco de dejar de ser director adjunto del Prado¡±, explica Finaldi, ¡°y una vez localizadas estas, todo ha sido f¨¢cil porque a los coleccionistas les gusta colaborar con este museo¡±.
Richard Thomson, catedr¨¢tico de la Universidad de Edimburgo y uno de los mayores expertos mundiales en Monet, coincide con Finaldi en considerar que la gran aspiraci¨®n del artista fue una tan sublime como atrapar el aire. As¨ª lo atestiguan unas palabras recogidas en una entrevista publicada en 1895: ¡°Otros pintores pintan un puente, una casa, un barco... Yo quiero pintar el aire que envuelve el puente, la casa, el barco; la belleza de la luz en la que se encuentran¡±.
Y a eso tambi¨¦n se enfoca el montaje. Concebido para ensalzar la locura del color de la paleta del artista y mostrar una sociedad en r¨¢pido proceso de cambio a trav¨¦s de sus edificios, el recorrido est¨¢ dividido en tres grandes ¨¢reas ¡ªLa aldea y lo pintoresco, La ciudad y lo moderno y El monumento y lo misterioso¡ª y enmarcado entre sus inicios a mediados de la d¨¦cada de 1860 y 1912, a?o en que expone sus series dedicadas a la ciudad de Venecia.
Al primer golpe de vista, la poderosa asociaci¨®n de Monet con la naturaleza parece emborronar la apreciaci¨®n de las formas arquitect¨®nicas que protagonizan estos cuadros. Pero en la contemplaci¨®n m¨¢s detenida se observa que la arquitectura suplanta los campos para mostrar la admiraci¨®n que el artista siente por las transformaciones radicales de la ciudad entre finales del XIX y comienzos del XX. El comisario se?ala c¨®mo el artista plasma su admiraci¨®n por la grandeza de un monumento hist¨®rico (San Giorgio Maggiore, 1908), su disfrute ante la vitalidad de las calles abarrotadas de una ciudad (El Pont Neuf, 1871) o la soledad de un chamizo en un acantilado (La caba?a del aduanero, 1888).
Una de las novedades que m¨¢s impactan al entonces joven Monet son los ferrocarriles. Ejemplo de ello es La estaci¨®n de Saint-Lazare (1877), uno de los cuadros esenciales de la colecci¨®n permanente de la National Gallery que se incluye en la exposici¨®n. Ubicada junto al domicilio parisino de Monet (siempre pintaba lugares pr¨®ximos a su vivienda, se?ala Finaldi) y realizada en puro acero y vidrio, para el artista simbolizaba el mejor ejemplo del progreso de la Belle ?poque. En las 12 versiones que realiza a diferentes horas del d¨ªa, recoge el movimiento de los viajeros con el mismo inter¨¦s con el que plasma el trabajo de las m¨¢quinas, el vapor de los trenes y la transformaci¨®n de la arquitectura iluminada por el sol.
Desde Saint-Lazare
Partiendo metaf¨®ricamente de la estaci¨®n parisina de Saint-Lazare, la cita londinense presta especial atenci¨®n a las series de Monet. Hay cinco cuadros de escenas holandesas de los viajes que efectu¨® a principios de la d¨¦cada de 1870, 10 pinturas de Argenteuil y los barrios de Par¨ªs de mediados de 1870, siete representaciones de la catedral de Ruan ejecutadas entre 1892 y 1895, ocho ¨®leos de Londres pintados entre 1899 y 1904, y nueve lienzos con paisajes de Venecia realizados en 1908, situados en la ¨²ltima sala de la exposici¨®n.
Monet inici¨® el conjunto a Londres en el oto?o de 1899 durante un viaje emprendido con su esposa para visitar a su hijo Michel. All¨ª se dedic¨® a plasmar desde diferentes ¨¢ngulos y a distintas horas la espesa niebla que envuelve al parlamento brit¨¢nico visto desde el T¨¢mesis. A lo largo de otras dos estancias posteriores, llega a pintar hasta 37 veces el mismo paisaje arquitect¨®nico hasta conseguir la casi total disoluci¨®n de las formas del edificio. La exposici¨®n de estos cuadros en la galer¨ªa de su marchante Durand-Ruel en Par¨ªs, en 1904 supuso su primer gran ¨¦xito ante los coleccionistas y ante una cr¨ªtica que hasta entonces le hab¨ªa considerado un lun¨¢tico.
Y el resto es historia de la inagotable fascinaci¨®n del p¨²blico por el genio impresionista.
El arte no entiende de Brexit
A la vista de la siempre interesante oferta de exposiciones en Londres, vibrante tambi¨¦n estos d¨ªas, puede concluirse sin temor a la equivocaci¨®n que los museos de la ciudad han decidido ignorar las marejadas geopol¨ªticas derivadas del Brexit. Ninguna de las instituciones emblem¨¢ticas parece decidida a dar la espalda a Europa.
Adem¨¢s de la espectacular exposici¨®n que la National Gallery dedica a Monet, la Tate Britain brinda su muestra de primavera a los impresionistas que huyeron a Gran Breta?a a causa de la guerra: Impresionistas en Londres. Artistas franceses en el exilio (1870-1904).
En la Tate Modern, donde se acaba de despedir la obra del italiano Amedeo Modigliani, la estrella de la temporada es Pablo Picasso con 1932. Amor, fama, tragedia, muestra que lleg¨® procedente de Par¨ªs.
Por ¨²ltimo, en la misma National Gallery hasta el 21 de mayo se puede ver una peque?a exposici¨®n, de esas que llaman de gabinete, en la que por vez primera se confrontan los dos ¨²nicos autorretratos conocidos de Bartolom¨¦ Esteban Murillo. La ocasi¨®n llega con el 400? aniversario del pintor.
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